Dragoman

La vida sigue su curso lentamente en la ciudad de la flojera. Un barco venezolano descarga los tractores que mandó Chavez de regalo para su amigo Evo Morales y los marinos bolivarianos andan de uniforme por el centro y la playa tratando de engrupir a las bellezas locales, en cada puerto un amor, ¿por qué tendrán los marinos esa fama de Don Juan? mucho tiempo en la mar seguramente, después bajan a tierra y andan como burrito en primavera detrás de las minas. Mientras Evo recibe los regalos de su hermano mayor.

Bolivia es el país de las oportunidades perdidas, ya les llegará su momento, no hay que olvidar que Chile andaba igualito en los sesentas, yo lo recuerdo perfectamente. Nací en Santiago y mis recuerdos más antiguos son de esa ciudad, las calles empedradas de final de los cincuentas, tranvías, miles de citronetas y Fiat 600.

Chile era otro país entonces, un caos político inmenso con una derecha arrogante, un centro lleno de sinverguenzas y una izquierda de soñadores e incapaces, todos poetas, todos hablaban bonito. Las peñas, los discursos eran emocionantes. En 1970 la emoción llegó al gobierno y ahí quedó el desastre. Don Américo Zorrilla, un obrero gráfico, fue nombrado ministro de hacienda. En dos años de gestión dejó las bases para una inflación del 1000 por ciento que fué lo que en realidad botó a Allende.

Un amigo de Bolivia me contaba que las maderas finas de la selva se cortan, se mandan para Arica y se embarcan sin ningún tipo de tratamiento, al llegar al puerto de destino son tratadas con químicos a precio de oro (recuerden que en USA y otros países desarrollados la mano de obra se paga por hora), con lo que el precio final se triplica. Pero los productores bolivianos solo reciben un tercio o menos del precio final, no solo por el tratamiento sino por la pérdida que producen los parásitos en el camino. El país de las oportunidades perdidas, riquísimo en recursos naturales pero con cero capital e infraestructura ¿quien va a arriesgar su plata en un lugar donde las reglas cambian todos los días?.

Por eso Bolivia y Arica son naturalmente complementarias. Acá hay capitales, hay seguridad y -lo más importante- en Arica conocemos a los bolivianos, sabemos llevarnos bien con ellos, nos manejamos en Bolivia porque somos medio parientes. Durante el imperio otomano. o cuando Gran Bretaña conquistó India existían los dragomanes, que eran extranjeros que conocían a los locales y sabían como hacer negocios con ellos. Creo que en Arica tenemos las características perfectas para oficiar de dragomanes en Bolivia.