12 mayo 2009

Para sufrir nacimos


Nuevo mecánico, vamos a ver como me sale, ayer me las arreglé para hacer andar al green monster y lo llevé a tirones al taller Ronny Karl, donde lo estuvo viendo un nuevo mecánico. Lo de siempre, no me gusta hablar mal de mis colegas jefe, pero el mecánico anterior le dejó todo malo, no hay tradición más predecible que esa: todo mecánico parte por hablar pestes del mecánico anterior. Pero en fin, a primera vista me parece bueno aunque todavía no encuentra el problema y yo tengo US$ 4 menos en mi billetera, hoy lo llevaré  de nuevo para que hagamos un segundo intento.

Ayer en la mañana,  conversábamos en la cafetería de la universidad al calor de un café y unos sandwich de jamón con queso (lujo inalcanzable hace un par de meses) con Eduardo, mi amigazo de tantos años, y como pasa siempre -excepto cuando nos ponemos a pelar a alguien- nos pusimos filosóficos discutiendo el asunto de la meritocracia.

Yo siempre he creído que es los natural y correcto que los mejores se lleven los premios, y no me refiero a nada moral con eso de "los mejores" sino simplemente a los más efectivos: que los mejores ladrones se hagan millonarios y los mejores alumnos reciban toda clase de becas y beneficios, son dos caras de un mismo concepto meritocrático. 

Estando en buena parte de acuerdo, Eduardo me decía sin embargo que la meritocracia tiene un problema, porque los mejores se van juntando entre ellos, van acumulando toda la plata y el poder y dejando a todos los demás afuera. Yo no le veo problema y de una u otra manera siempre funciona así, incluso entre los mediocres y estúpidos también opera la meritocracia porque algunos son más efectivos que otros, que mejor ejemplo que la política.

Yo creo que el problema no es la meritocracia en si, que siempre funciona, sino los intentos por limitarla. Supongamos que en cualquier grupo humano que hace cierta actividad, por distintas causas algunos tendrán mejores resultados que otros, sin interferencia a la fuerza, lo normal es que se distribuyan en la curva de Bell unos pocos muy malos, una gran cantidad medianos y otros pocos muy buenos.  

En un sistema democrático, donde el poder político se reparte por el sistema de un hombre, un voto y el voto del mendigo vale lo mismo que el del millonario, es natural que los que toman el estado lo usen para beneficiar a su clientela, entonces se producen todas estas redistribuciones y beneficios anti meritocráticos. Se habla mucho de justicia, de jugar en una cancha pareja, pero ese es el pretexto, lo real es que los mediocres tratarán de sacarle a los mejores porla fuerza de su superioridad numérica.

Pero como la meritocracia siempre opera, incluso entre los mediocres, todo se transforma en un engaño, una retórica donde los políticos exitosos convencen a los mediocres que les quitarán a los ricos mientras se arreglan con ellos bajo cuerda. ¿Como esposible mantener a la gente engañada durante tanto tiempo? la explicación es facil, no actuamos racionalmente sino en base a resentimientos, queremos creer que los ricos serán explotados igual que una mujer fea quiere creer que es linda o un tonto quiere creer que es inteligente, es una necesidad psicológica. Y aunque sepamos que nos están engañando nos sentimos bien, felices cuando un político ataca a los ricos y sus lujos escandalosos, un resentimiento es mucho más poderoso que mil razones. 

Ah las cosas buenas no pueden durar, que diablos, si no es una cosa es otra. Razón tiene ese dicho "para sufrir nacimos" .

9 comentarios:

  1. Hay que repartir con el sentido de justicia de un buen padre y de una buena madre. Uno no le da más al hermano más dotado. las razones son mucho más complejas que "la plata"; "el vil biyuyo". Uno intenta repartir en partes lo más iguales posibles porque los quiere mucho a todos y a cada uno, o por lo menos eso intenta hacer.

    El estado debe obrar con "ese" amor de fondo. Ahora claro, van a salir con que todos en el gobierno son unos ladrones de m..., que se roban todo y el raspado es para todos por igual. Pero creo que no es en ese contexto en que hablo.

    Lo anterior, sin perjuicio de que los hermanos compiten entre sí e intentan prodigarse lo mejor para cada uno, no solo en dinero y bienes, pues lo que más intentan es tomar el mayor amor posible de la contraparte.

    Me refiero a lo que debiera ser, sin olvidarnos que todos los que hablamos no somos tanto mejor que los que criticamos. La ocasión hace al ladrón, dicen, y muchos de nosotros, que no estamos en los puestos donde se corta gruesa la lonja, no hemos echado mano a esas "vituallas" porque no se nos ha dado la ocasión.

    Y de hecho, los que más se la llevan criticando sin nunca hablar en términos de lo que debiera ser el mundo según lo ideal, por experiencia de varios casos que he conocido, son los primeros que se ceban "al toque" con las platas ajenas. Es casi una ley inversa; el que más se llena la boca, es el que más se desdice en sus actos en la práctica.

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  2. Según Herodoto, un pueblo babilonio resolvia lo de la meritocracia así: todos los años se juntaban los hombres alrededor de las mujeres casaderas y las remataban. Los ricos, rápidamente, se quedaban con las mas lindas y cuando ya nadie pagaba nada se invertía el proceso y el fondo acumulado se ofrecía, en cantidades crecientes, al que se llevara a las mujeres sobrantes. Las feítas se iban pues con los pobres que las aceptaban por la dote que acarreaban.

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  3. Hola Tomas,

    pero hay quien te dirá:

    "Hey! pero la meritocracia contiene una base genética, injusta perse. Es decir, que el mas inteligente no realiza mayor esfuerzo por superarse que el que nace estúpido y logra un nivel aceptable de sabiduría y experiencia. Cual de los dos debe entonces llevarse el crédito?"
    O como te diría el Recto Carlos Peña que en ocaciones es mejor .. "escoger a los que aparentan ser leales, aunque no sean los mejores"
    Según él, los mejores no comulgan con la lealtad, fidelidad, compromiso u honor. No lo necesitan!
    Respuestas tienen para todo estos .....!
    Salutti

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  4. Oye, sobre los mecánicos que le echan la culpa a los anteriores, son igualitos a los programadores que heredan un sistema computacional...

    ...y si son creyentes de la "programación orientada a objetos", ¡tanto peor! :-)

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  5. Sergio, el estado no es el papá de nadie hay demasiadas diferencia y muy groseras en esa analogía. La principal es que el papá trabaja y aporta SU plata para repartir, no le quita la plata a los hijos, eso, entre muchas otras cosas.

    Ulschmidt,excelente sistema que además incrementa la movilidad social, la más fea y con mejor dote para mi por favor. Me hiciste acordar del cuento ese "La Lotería de Babilonia" de Borges, muy bueno.

    Ruben, es un engaño super burdo, lo increíble es como la gente quiere creerlo y lo cree. Me recurda el libro "Adiós a Berlin" donde el autor, que cuenta sus aventuras en los comienzos del nazismo en Alemania, se asombra como la gente creía que las luchas libres arregladas (que en esos años ya existían) eran ciertas, "la gente es capaz de creer cualquier cosa" decía, y tenía razón.

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  6. Leus ¡en Tacna me tocó uno así! estaba supervisando un software de la municipalidad muy complejo (cambio de plataforma a todos los sistemas) y cuando hubo una crisis durante una migración de datos contrataron a un informático para que hiciera un diagnóstico, muy simpático pero era un talibán de la oop, lo que menos se necesitaba en esa situación con el sistema entrando en producción jaja "todo está malo, todo!"

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  7. ¡diseño en tres capas! ¡diseño en tres capas!

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  8. No debe ser tan malo ser rico, por algo todos quieren serlo. El problema está, en que es ser rico y que realmente te hace feliz.
    Lo que veo con cierta lástima, es esa predisposición de criticar al que tiene más, para justificar las miserias propias.

    Simple pero cierto.

    Vicente

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  9. ¿Y qué podría ser el estado?; ¿el hermano?, ¿el cafiche?, ¿el amante?, ¿el timador?, ¿la vieja cagûinera de la esquina?, ¿el Longhi?. Debes tener alguna metáfora más adecuada si dices que ser padre no es bueno...

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Yours sincerely, wasting away
Give me your answer, fill in a form
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Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"