Y entre salud y salud, fuí a dejar a mi compadre cantando a grito pelado "que se mueran los feos" con lo que seguramente despertamos a la mitad del barrio, de allí llamé a un radiotaxi para ir a buscar mi propio auto, pero el estúpido portero del condominio no lo dejó entrar, así es que tuve que salir caminando a encontrar uno, después de muchas vueltas encontré por fin el auto y llegué a mi casa a las 5:40 AM.
Lo único malo es que tenía clases a las 8 AM, así es que me acosté a reposar un ratito y a las 7 ya me estaba duchando para salir, me esperaba un largo día de clases, de 8:30 a 13:15 y en la tarde de 15:30 a 20:15. Conversando en el cumpleaños con el doctor Tapia me decía que ya no estamos en edad de hacer esas gracias, así es que por cualquier cosa nos veíamos en urgencias del hospital donde podíamos seguir conversando.
Bah, todavía puedo hacer esas gracias, me mantuve hasta la noche bien despierto y atento en clases, gracias a varios cafés sobrecargados, como en los viejos tiempos. Parece que estoy pasando por un período de muy buena suerte porque justo el curso de dirección estratégica coincide con el proyecto de diseño de estrategia en que estoy trabajando y ahora tengo una batería de herramientas y conceptos que ni tenía ni idea antes, además el profesor Nelson Stevenson es seco en el asunto, con enorme experiencia y muy entretenido de seguir, todo muy bien.
Creo que encontré algo interesante en el trabajo que estoy haciendo, al detectar fortalezas y habilidades en una empresa estatal notamos que una debilidad importante es la aversión al riesgo, y esto no es por algún defecto en la dirección superior sino todo lo contrario, los directivos superiores de empresas estatales deben tener aversión al riesgo, porque esa es su estrategia más racional.
Mirado desde afuera uno piensa: lo que pasa es que contratan a pura gente mediocre. No es así necesariamente y en el caso que yo estoy viendo es todo lo contrario, los directivos son brillantes y con mucha experiencia. ¿Por que tienen entonces tanta aversión al riesgo? por una razón muy simple, porque en empresas públicas el riesgo no tienen recompensa y las fallas pueden tener un enorme castigo. Entonces los directivos que se arriesgan duran poco en el sistema, los echan a los pocos errores y se van para la empresa privada, los más cautos permanecen, porque esa es la estrategia racional.
En una empresa privada un directivo que tiene que tomar decisiones estratégicas piensa así: si tomo la decisión A los objetivos son difíciles de conseguir, puede que me vaya mal pero si me va bien, el próximo año tenrdré 30 millones de pesos después de impuestos en mi cuenta corriente ¿vale la pena arriesgarse?.
En una empresa pública un directivo que tiene que tomar decisiones estratégicas piensa así: si tomo la decisión A los objetivos son difíciles de conseguir, puede que me vaya mal y si me va bien muy pocos lo van a notar y menos a agradecer, en cambio si tomo el camino seguro y sin riesgos nadie tendrá nada que reprocharme, es lo que se espera que haga y las quejas serán las que se hacen siempre al sitema público, ni me afectarán ¿vale la pena arriesgarse?.
Para mi fue una novedad darme cuenta de esto, es algo que, francamente hablando, nunca antes lo había notado. Las personas toman decisiones basadas en su interés propio y en lo que se espera de ellos, ningún gobierno alentará a sus funcionarios a arriesgarse y a equivocarse, porque los errores en política se pagan caro, lo que se espera de ellos es que jamás se arriesguen a menos que sea estrictamente necesario. Pero como en el riesgo está la ganancia, esta es una debilidad intrínseca de cualquier empresa estatal, que le pone una gran desventaja de entrada para competir con las privadas y no se trata de un defecto de su dirección sino todo lo contrario.