03 enero 2012

Historias de autos y mala suerte

Y empecé bien el año, me fui a cortar el pelo y me estoy preparando para mi cumpleaños 57 ¡que viejos están todos mis amigos! ah diablos esos si que son la generación perdida.

Leo en la Estrella una noticia horrible, una joven venía en la noche del 31 de diciembre, pocas horas antes del año nuevo manejando en su auto por la panamericana hacia Arica, detras venían en otro auto su marido y su hijo de 10 años. En la parte más alta de la cuesta Camarones el auto se fue por la quebrada hacia abajo cayendo más de mil metros hasta el fondo. Un accidente muy extraño porque esa parte se hace de subida, se debe haber desmayado en el volante, no se me ocurre otra explicación.

Yo estuve a punto de matarme en ese camino muchas veces en los casi 10 años que manejé entre Arica-Iquique-Arica. Para el que conoce el camino no es peligroso a menos que uno maneje cansado y con sueño y yo bajé esas cuestas durmiendo varias veces, no se como todavía estoy vivo. Una vez veníamos en un furgon Mitsubishi con un amigo manejando, se puso a echar carrera contra un taxi, al final quedamos colgando al borde de la quebrada de Tiliviche, la vimos muy de cerca.

Antes viajábamos al sur para las vacaciones con la Pilar, el último viaje debe haber sido en 1988 y llevábamos en el auto 200 litros de gasolina en bidones de plástico sobre el asiento trasero, era una bomba con ruedas con un olor a combustible insoportable. No volvería a hacer esa estupidez ni muerto, menos con el acelerador a fondo como hacía en esos años, cuando el Colt llegaba a los 140 sin problema.

Otra vez nos fuimos con el odioso Gonzalez de Iquique a Santiago sin parar. Cuando Gonzalez manejaba yo iba durmiendo como oso invernando. Cuando me toco manejar a mi me puse a cantar a toda boca para no quedarme dormido, el cabezón reclamaba porque no lo dejaba dormir pero yo agoté todo mi repertorio: el himno de Arica lo debo haber cantado unas 30 veces: "es tu morro imponente besado por el mar/símbolo de gloria, patria y lealtad", fue un viaje muy divertido, justo para la pascua.

Y manejando la camioneta Cheyenne tuve uno de los peores viajes de mi vida. En el camino de ida me quedé botado en plena Pampa del Tamarugal, a muchos kilometros de cualquier parte poblada. Recién había comprado la camioneta y la estaba probando, se paró y no hubo caso de moverla. Tuve que esperar que alguien me llevara a Pozo Almonte, a unos 100 Km al sur, buscar a un mecánico y llevarlo de vuelta al desierto. El tipo revisó y era la bomba eléctrica de combustible quemada. No había como mover la maldita camioneta.

Vuelta a Pozo Almonte y en Huara tuve que contratar una grua, que me cobró casi 200 dólares para remolcarla "lo toma o lo deja". Tuve que tomarlo, me fui a Iquique y nadie tenía el repuesto, tuve que encargarlo a Santiago, otros 200 dólares. Le llevo el repuesto y el mecánico me dice que la bomba va sumergida dentro del estanque, había que desarmar el pickup porque no tenía pozo para bajar el estanque. Otra fortuna por el arreglo.

De vuelta a Arica después de una semana perdiendo el tiempo y mucha plata, venía podrido de rabia y con el acelerador a fondo subiendo la cuesta de Chaca, esa cuesta tiene un efecto que permite subirla muy rápido y la camioneta todavía tenía el motor Vortex así es que iba como avion. En la parte más alta de la quebrada veo una sombra por detrás, como un enorme murciélago ¡el mecánico había atornillado mal el cubre pickup y se voló en la mitad del camino!

Eran como las 2 AM así es que me estacioné en una pequeña saliente y bajé a buscar la maldita cubierta, que era igual a esta. Buscando a tientas como un topo -porque todo estaba oscuro- al final la encontré al costado del camino y empecé a arrastrarla como una hormiga que lleva una nuez. Después de mucho forcejear pude colocarla pero los pernos se habían volado y esos si que no los iba a encontrar. Así es que le eché piedras encima para que no se volara de nuevo y así llegué a Arica a paso de tortuga un par de horas después.

Después de esa experiencia debí haberle prendido fuego a la camioneta, pero yo soy porfiado y no terminé de gastar hasta que a los bomberos se les cayó del Morro hacia abajo. El auto que jamás me dejó botado fue el CRX. Hice ese viaje con solo 3 pistones funcionando, con el radiador roto (varias veces) y sin una gota de agua, con la aguja de temperatura pegada en rojo igual anduvo por cientos de kilómertos, convertido en aircooler jamás se fundió. Que auto más noble.

En fin, una de mis pasiones son los autos y la mecánica, tanto así que mi Manual de Mecánica Básica lo he visto publicado en muchos foros y páginas de autos. Ahora que llevo un año completo sin auto -y me parecen diez- me doy cuenta de la plata y los malos ratos que me he ahorrado. Pero igual en cuanto me sobre una plata me voy a comprar un auto de esos de los años ochenta, carburados que pase la revisión técnica. Se que con un auto así jamás me quedaré botado.

8 comentarios:

  1. http://saladehistoria.com/Biblioteca/wp-content/uploads/2011/02/papelucho-perdido.jpg

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  2. jajaja! oye, con lo que gasté en esa maldita camioneta fácil me compro 4 roadster como el del mouse!!!

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  3. uff, hay gente a la que la combinación taxi+avión le sale más económica que el auto propio. seguramente a la mayoría le conviene el taxi.

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  4. En cuanto a plata tener auto es un absurdo, no debe existir inversión más mala y anti económica que comprarse un auto, mucho más en Arica donde se puede llegar a casi cualquier parte caminando.

    En cuanto a libertad y autonomía, tener auto es delicioso, siempre y cuando se disponga de plata como para mantenerlo bien y gastar todo el combustible que se nos antoje. En caso contrario es mejor andar a pie. El auto es sin duda un lujo.

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  5. Comprar un auto siempre será un mal negocio, aunque se trate de un auto usado. Sin embargo, hay que considerar varias ventajas intangibles que comunmente no se valoran cuando se comparan con las alternativas de movilización colectiva, como, por ejemplo, la tranquilidad que otorga el disponer de un vehículo a la mano ante cualquier caso de emergencia, la libertad de mandarse a cambiar sólo (o acompañado) a cualquier parte sin que nadie sepa. Esto sólo a modo de ejemplo. Hay muchas otras aplicaciones intangibles si uno se pone a pensar detenidamente, que van más allá del simple motel rodante.

    Este ha sido mi primer aporte cultural del año.

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  6. yo estaba pagando 70 lucas de estacionamiento, más de 200 en bencina y variable con mínimo 50 y máximo 70 en autopista. 320 lucas en el mejor de los casos. me bajé del auto y entre micro, metro y taxi estoy gastando la tercera parte. y con la bencina subiendo y subiendo la cosa se pondrá peor para los que no se bajen. lo terrible de estos meses es la temperatura en el subterráneo. pero hay que buscarle el lado amable y eso ayuda a bajar de peso. el sauna gratis hasta me limpia la piel.

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  7. Claudio,anónimo,yo creo que la madre delcordero consiste en entender que el auto es un lujo, tal comotener una sauna en la casa o una piscina. Como todo lujo es caro y difícil de mantener tal como todas esas cosa sque racionalizamos como "indispensables".

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  8. En Santiago ademas tienes "la carga emocional" por conducir un vehiculo: garabatos, esquivar motociclistas, ciclistas, atentti con los carabinieri, peatones, hoyos ("eventos"), etc., etc.
    En cambio, de pasajero de colectivo o taxi vas como espectador, y obvio sin responsabilidad en caso de accidente (cooperaste nomás).

    IvanR.

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"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
Yours sincerely, wasting away
Give me your answer, fill in a form
Mine for evermore
Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"