23 julio 2012

La guerra contra la pobreza

No todas las guerras son impopulares y hay dos que gozan de amplio prestigio: la guerra contra las drogas y la guerra contra la pobreza. No hay político que no se declare a favor de estas guerras, ambas justifican abusos contra la libertad de las personas y son imposibles de ganar porque chocan contra la naturaleza humana.

¿Que significaría que se ganara la guerra contra la pobreza? La única forma para que se terminen los pobres sería que todos tengan exactamente lo mismo, porque la pobreza es siempre relativa. El nivel de vida de un pobre de hoy es mucho mayor que el de un pobre en 1900 pero siguen existiendo pobres y ricos en la medida que exista desigualdad. La guerra contra la pobreza bien entendida es una guerra para que todos tengan igual cantidad de bienes materiales.

En 1975 la Universidad Católica cuenta por primera vez a los pobres en Chile. El "Mapa de la extrema pobreza" contabilizó entonces que un 21% de la población (casi 2 millones de habitantes) vivían en la indigencia. Otras cosas que se midieron fue la elevada mortalidad infantil (80 por 1000, una de las mayores de América Latina) y una escolaridad promedio de 4.5 años y una cobertura de agua potable del 36%. Así era Chile en esos años.

En la década del 80 estas cifras empezaron a cambiar, en 1990 la indigencia -medida con igual metodología- era de un 13% y el año 2009 llegó al 3.7% (unas 630000 personas). Estos datos se miden con la encuesta CASEN, que ha mantenido su metodología manteniendo una misma canasta básica de alimentos que define la línea de la indigencia. También se mide la línea de la pobreza que es para aquellos que viven con el equivalente a dos canastas básicas.

La encuesta CASEN es de enorme valor estadístico para caracterizar la situación de los pobres e indigentes en el país, pero también se usa como herramienta política a favor o en contra de los gobiernos de turno y entonces todo se va al diablo.

La verdad es que con los actuales porcentajes de pobreza (14% aprox) e indigencia (3.5 % aprox) no tiene sentido hablar de una guerra contra la pobreza en Chile y las variaciones a estos niveles tendrán poco que ver con políticas de gobierno. Claro, si regalan bonos "a la Bachelet" la indigencia puede bajar de 4% a 3.5% pero eso no cambia la situación permanente de los indigentes.

En todos los países del mundo hay un porcentaje de indigentes que son alcoholicos, drogadictos, demasiado viejos o enfermos para trabajar o simplemente vagos, que prefieren vivir en la calle antes que buscarse un trabajo. A esos se les puede ayudar con beneficencia pero su situación no se verá afectada por la economía del país, seguirán indigentes de todas maneras porque no son capaces o no desean un ingreso autónomo.

La base de datos de la encuesta CASEN es un festín para los que se interesan en estudiar la evolución de la economía en Chile, pero también para los que tienen intereses políticos y buscan con pinzas los datos que apoyen esos intereses. Muchos supuestos "economistas" dicen las brutalidades más grandes apoyados en cifras: por ejemplo tratan de relacionar directamente el crecimiento del PIB con la evolución de la pobreza (como si los ingresos se distribuyesen por parejo) y muchas otras estupideces para consumo de la clientela política. Pero hay un montón de cosas interesantes en esa encuesta.

Por ejemplo mirando los perfiles regionales, veo que en Arica hay un 3.9% de hogares indigentes; un 11.2% de hogares pobres y el ingreso autónomo promedio por hogar es de $ 719.447,5. ¿Como estamos comparados con nuestros vecinos "ricos" de Iquique? veamos:

En Iquique tenemos hogares indigentes 2.2%, hogares pobres 11.6%, ingreso autónomo promedio por hogar $ 649.240,7. Y si comparamos con una región realmente pobre veamos la Araucanía con hogares indigentes 7.6%, hogares pobres 22.9%, ingreso autónomo promedio por hogar $ 431.218,9.

Mi casa es un ejemplo de los ariqueños netos: tenemos un ingreso promedio alredededor de los $ 750.000 (unos US$ 1.500 mensuales) y somos cinco personas. Típico, mientras nos conservemos así estamos salvados.

Se hacen muchas críticas a la metodología de la CASEN, la mayoría son con intención política para bajarle el perfil cuando muestra buenos resultados, por ejemplo diciendo que la canasta básica está desactualizada. Pero mantener la misma metodología permite hacer comparaciones consistentes en el tiempo, independientes del juicio de valor que se tenga acerca de lo que significa ser pobre o indigente, algo en lo que nunca existirá acuerdo.

Pero creo que la encuesta tiene un defecto fundamental y es que compara la pobreza en términos nominales en lugar de paridad de poder de compra. Un pobre en Arica -con la misma cantidad de plata- es mucho menos pobre que un pobre en Santiago, donde el costo de vida es mucho mayor.

Por eso aparece una fuerte distorsión en las cifras que a los ariqueños nos muestra más pobres de lo que somos y a los de Punta Arenas mucho más ricos de lo que son realmente. Introducir un corrector por paridad de poder de compra no distorsionaría las comparaciones porque se podrían hacer el ajuste a todas las cifras históricas con facilidad. Así no tendríamos a los odiosos charlatanes gritando "¡Arica se muere!" cada vez que llega alguna autoridad a nuestra ciudad.

2 comentarios:

  1. Que tiene de malo que las cifras oficiales muestren a los ariqueños mas pobres de lo que realmente son? caldo de cultivo?
    A lo mejor es bueno, para que no lleguen demasiados afuerinos y la calidad de vida, que se desprende de tus posts, se mantenga.
    Bueno, debe ser diferente la pobreza rural a la citadina, y mas aún en ciudades grandes donde se es marginado fuertemente. Esto es como los juegos tipo gran ciudad o civilization, donde el estado no tiene liquidez si no cobra impuestos, patentes, si no promueve la inversión para que se cree empleo, sino mantiene contentos a los ciudadanos de alguna manera. Es el punto de partida.
    ivanr

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  2. Si no fuera por los pobres, los políticos no existirían. Por eso los cuidan tanto, para que nunca se terminen.

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