27 octubre 2016

El valor de la reputación y el orgullo


Algo que me extraña mucho es ver como se ha perdido el aprecio por la reputación o la buena fama, especialmente entre gente con figuración pública como los políticos, artistas, periodistas y otros por el estilo, que antes se preocupaban mucho de mantener una buena imagen. Da la impresión que ahora les importa un pepino.

Por el contrario, la gente que alcanza la figuración social, artística y política parece que son los que tienen las peores reputaciones, es algo muy raro, que creo que tiene que ver con el control del ego. preocuparse por la reputación tiene que ver con el orgullo y también con el ego. Las personas orgullosas, que normalmente somos también medio ególatras, estamos constantemente preocupados de mantener una buena fama, una reputación que esté a la altura de la idea algo exagerada que tenemos de nosotros mismos.  Yo soy orgulloso por herencia, igual que mi mamá y buena parte de mi familia materna traemos esa especie de maldición española que es el orgullo exagerado. Hay orgullos que matan, decía mi mamá y sabía de lo que hablaba porque ella misma tenía un orgullo de esos.

Las personas orgullosas por lo general no nos va muy bien en la vida social, pero nos preocupamos mucho de la reputación y de la opinión que tienen los demás sobre uno, como dije, debe ser una cuestión de ego, teniendo alta opinión sobre si mismos tratan que los demás también la tengan.

El orgullo tiene sus cosas malas, que no son pocas, en las novelas españolas del siglo 18 los héroes son siempre hidalgos prepotentes y abusivos, muchos creían en esos años que por nacer en una determinada familia heredaban el derecho a que los respetaran y les rindieran tributo, esas absurdas ideas probablemente fueron el caldo de cultivo del anarquismo resentido y la decadencia española en la historia. La mayoría de las personas orgullosas son además prepotentes, abiertos o encubiertos.

Lo característico de las personas orgullosas es que no aceptan humillarse ante nadie, por eso el pecado de orgullo es el más mortal de todos según la doctrina católica, toda religión necesita una actitud de humillación de sus fieles, primero ante Dios y de paso ante sus representantes. Plutarco describió el orgullo perfectamente:

"Siendo por carácter muy amante de honores y codicioso de gloria, aspiraba a hacer por sí acciones generosas e ilustres, y se complacía más en hacer bien a los que a él acudían que en ganarse la voluntad de los poderosos, considerando a aquellos como objetos de su virtud y a estos como rivales de su fama"

Pero lo más interesante para mi no son las personas orgullosas, sino las que no tienen ni pizca de orgullo, son capaces de controlar su ego según les convenga y pueden vivir humillándose una y otra vez con tal de conseguir sus objetivos. En mi experiencia esas son las personas que tienen más éxito material y social en la vida. He tenido y tengo muchos amigos de esa clase, que les ha ido extraordinariamente bien en todo, la humillación o el ridículo parece no afectarlos y se sienten perfectamente satisfechos de su manera de ser y los resultados que obtienen.

Los que tienen ese carácter siempre me han fascinado, no los envidio pero reconozco que esa es una característica muy poderosa para "triunfar en la vida" como se entiende convencionalmente. Para alguien como yo, una persona de esas características es una especie de Superman. Cuando veo a tanto político empoderado que le importa un comino su fama de ladrón, estúpido, pobre diablo y que sin embargo gana las elecciones, no puedo menos que sacarme el sombrero.


5 comentarios:

  1. Pfff...Luis Plaza perdio la eleccion en Cerro Navia. Gran merito en todo caso el tipo. Se salio de la escuela a los 12 años y llego a ser alcalde.

    Un amigo me decia algo similiar: para ganar plata hay que ser capaz de soportar gritos, humillaciones, chaqueteos, desaires de gente que por lo general...esta abajo de uno.

    Yo creo que a muchos que estan en buenos puestos ni les importan lo que digan de ellos.

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  2. Muchos politicos tienen una escala de valores inhabitual, son como los delincuentes profesionales que consideran a los no delincuentes los giles que se deben usar en provecho propio.
    No consideran al otro, como diria el pesado de Maturana: un legitimo otro en la convivencia. Mas bien lo consideran presa y ellos se ven como predatores. Eso esta pegadito a la sicopatia.

    Para los mas normales, si hacemos una chanchada a otro, la disonancia cognitiva nos jode, el politico mañoso, como el delincuente, no la tiene. Solo asi puede recibir dinero de sus supuestos enemigos y favorecerlo con leyes por ejemplo, pues sus votantes,sus proyectos, sus argumentaciones, son solo la escala para subir al poder y usarlo en su beneficio.
    Eso explica por ejemplo el intento revolucionario de la UP, a pesar que su general calculaba medio millon de muertos, sin embargo siguieron ciegoamente. Mas cerca la Dama aparentemente ciega a su despelote, no esta ciega, la verdades que le importa un rabano, mientras no puedan desalojarla conserva la esperanza, a cualquier costo humano, de dar vuelta la situacion.

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  3. En el caso del político, les funciona el perfil de "hombre común", verdadero emergente del pueblo dedicado a la política, esas cosas.
    Pero en los otros casos que Ud. dice, creo que hay gente con dinero - relativamente rica en su entorno, digamos - que cuidan esa actitud como un "remedio contra la envidia".

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  4. Edo, Wilson Ulschmidt, la personalidad de los "sin ego" es fascinante. yo creo que son gente que ambicionan que los envidien más que los aprecien, es muy raro. Incluso se alegran, al menos en apariencia, cuando todos los hostilizan, algo que se ve muco en la política, además del comportamiento depredador, claro.

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  5. Desde cierto punto de vista y para ironía de muchos, el orgullo no puede ir de la mano con la fama, sobretodo si se es político donde te juzgan por todo. Hay que tener cierto cuero de chancho para esas cosas la verdad.

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"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
Yours sincerely, wasting away
Give me your answer, fill in a form
Mine for evermore
Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"