Chile e Israel

No es nuestro asunto
El eterno conflicto entre Israel y sus vecinos árabes es algo que no debe involucrar a Chile de ninguna manera, por nuestros propios intereses nacionales, lo mejor es que Chile se mantenga completamente neutral en asuntos que no son de nuestra incumbencia, si no queremos que otros países se metan en las relaciones con nuestros vecinos lo primero que debemos hacer es mantener el respeto por la soberanía ajena y no meter las narices donde no nos importa. Obvio que los descendientes y quienes tienen simpatías o intereses con esos países pueden hacer toda la propaganda que quieran, pero eso jamás debiese comprometer al estado. Es de sentido común: si queremos mantener nuestra soberanía, partamos por respetar la soberanía de los demás.

La burocracia internacionalista
Pero existe un problema, la burocracia internacionalista creada en torno a las Naciones Unidas, que reúne en un mismo lugar los vicios del asambleísmo y la demagogia, dedicándose a promocionar un "sistema de resolución pacífica de controversias", que en realidad se traduce en la imposición de los intereses de los países más fuertes sobre los débiles. Las Naciones Unidas también son un basurero político, adonde van a parar políticos desacreditados de todo el mundo, esta característica de "pista de aterrizaje" hace que los funcionarios de gobierno hagan lo imposible por quedar bien con la burocracia, porque nunca saben que les puede pasar en su propio país, Son el paracaídas dorado y en eso está buena parte del apoyo que reciben.

Las Naciones Unidas han tratado, desde su creación, de imponer un sistema de premios y castigos decididos en asambleas, estas acciones significan muy poco en la práctica, excepto cuando dan el pretexto a los países poderosos para intervenir militarmente a otros bajo la apariencia de legalidad internacional.

Solo se aplica a los ratones
Los países grandes y otros que sin ser grandes se sienten fuertes para no dejarse imponer nada, defienden sus intereses nacionales al margen de este sistema. Ningún país europeo, ni Estados Unidos, Rusia, China, incluso el pequeño Israel o la miserable Corea del Norte aceptan estas "resoluciones", que rara vez llegan más allá del discurso. Sin embargo las alianzas subyacentes a estas asambleas si importan, al final son los estados quienes deciden a quien apoyan y a quien hostigan.

Solo los países ratones en América Latina, África y algunos de Asia se toman en serio este sistema, especialmente los países muy débiles, que la ven como una oportunidad de globalizar conflictos que ellos solos no se sienten capaces de resolver. La globalización de conflictos locales, amparada por el sistema de resolución pacífica de controversias ha sido la causa de las innumerables guerras, declaradas o no, que vemos en la actualidad.

Chile internacionalista
Nuestro servicio exterior ha sido tradicionalmente internacionalista en gobiernos de izquierda, mientras que los gobiernos de derecha han privilegiado la soberanía nacional y las soluciones bilaterales. Seguir los dictados de las Naciones Unidas tiene pocas ventajas para el país, pero es muy atractivo para los políticos que nos gobiernan, porque su situación personal se puede asegurar de por vida con eso, cuando quedan cesantes, fuera del gobierno los organismos internacionales son su pista de aterrizaje ideal.

Clichés y lenguaje
El internacionalismo requiere manejar cierto lenguaje, un set de lugares comunes que vienen impuestos desde arriba, también hay que aceptar el doble estándar de lo que es políticamente correcto en el momento, aceptar sin cuestionarse las definiciones farisaicas sobre quienes son villanos y quienes son los mártires, cosa que va cambando en el tiempo. Desde hace mucho tiempo el internacionalismo ha definido a Israel como un agresor despiadado y a sus vecinos árabes como víctimas inocentes que solo se defienden, es uno de los clichés firmemente establecidos del sistema.

Un poco de historia
Pocos recuerdan que no hace muchos años, Chile estuvo a punto de ir a la guerra, primero con Perú y luego con Argentina, estuvimos a horas de ser invadidos, dos veces, y nuestro supuesto aliado más confiable -Estados Unidos- por razones de política interna -Enmienda Kennedy- nos dejó de brazos cruzados, listos para el matadero en caso que hubiésemos llegado a las manos. Quien si nos apoyó fue Israel, con artillería y cohetería (los LAR, creo que llegaron más tarde, todavía están vigentes acá) y probablemente en varias otras cosas de las que no tenemos idea.

Pragmatismo en las relaciones exteriores
En el mundo real, aparte de la retórica, no existen los países amigos ni enemigos, cada país defiende sus intereses como mejor puede, hoy nos llevamos excelente con Perú y Argentina, que han sido siempre nuestras hipótesis de guerra y me llena de alegría que así sea. Pero no hay que olvidar que buena parte de esa paz es gracias a que estamos armados hasta los dientes y tenemos, entre otras cosas, un sistema AWACS de defensa aérea -el EC-707 Condor- del que solo hay solo tres en el mundo y su tecnología IAI Phalcon es 100% israelí. Israel nos provee -también al Perú- de diferentes misiles, cuya tecnología salvo vidas durante el último gran terremoto. También debemos recordar que tenemos los UAV Hermes, entre muchas otras armas de tecnología israelí en nuestras fuerzas armadas.

El punto es que una política exterior pragmática nunca olvida que conviene siempre mantener las mejores relaciones con quienes nos proveen de armas. Un proveedor confiable vale oro, especialmente Israel que ha desarrollado toda su tecnología para contrarrestar el armamento ruso, que es precisamente el que tiene el Perú. Estados Unidos nunca será confiable, porque es un país sin identidad, sujeto a los vaivenes políticos y a la demagogia, que nos podría cortar la llave en cualquier minuto, basta con que aparezca un estúpido como Ted Kennedy y chao alianzas.

Como perritos falderos
La mayoría de los países del Tercer Mundo le mueven la cola igual que perritos falderos a los Estados Unidos o a otras grandes potencias, creyendo que con eso los atraerán como aliados, recuerdo cuando Menem habló de las "relaciones carnales" con los Estados Unidos, que le duraron menos que un suspiro. A las grandes potencias les da más o menos lo mismo porque no nos necesitan, ni siquiera nuestro voto en la ONU, pues tienen poder de veto.

La oportunidad de oro
Israel en cambio si necesita votos y apoyo, es un país muy chico, sujeto a los caprichos de su demagógico aliado Americano, creo que si no estuviésemos gobernados por imbéciles, como es el caso, podrían ver la estupenda oportunidad de expresar un apoyo que no nos costaría nada (porque a sectores del propio Estados Unidos dejaría contentos) y nos podría beneficiar mucho. Y sobre quien tiene la razón en los problemas del Medio Oriente no me pronuncio ni me importa, es un asunto complicado, del que todos opinan pero prácticamente nadie conoce.

Chile debería apoyar a Israel por simple pragmatismo, es bueno para el país y punto. Israel produce algunas de las mejores tecnologías del mundo y lo que le falta en tamaño le sobra en talento, estrechar una alianza con ellos nos puede traer muchos beneficios de largo plazo.

¿Que beneficios nos puede traer acercarnos a los árabes en cambio? Ninguno, yo se que en Chile hay muchísimos descendientes de palestinos, es una colonia grande, poderosa y muy respetable, ellos apoyan a sus ascendientes y está muy bien que lo hagan. Pero los apoyan por razones más que nada románticas y muy poco informadas. Los palestinos en Chile son en enorme mayoría cristianos ¿tendrán idea como matan a los cristianos en toda la Península Arabiga? Si se enteraran, seguramente se les enfriaría bastante su ingenuo fervor patrio.

Como dije al principio, Chile debe mantenerse neutral en un conflicto donde no tiene nada que ganar, no es un asunto de nuestro país, pero por pragmatismo me parece que es clarísima la conveniencia y la oportunidad para apoyar a Israel en un momento en que lo está necesitando.