08 mayo 2017

El consumismo me consume



He escrito bastante en este Templo del Ocio sobre Tomás Moulian, que es de los pocos intelectuales chilenos que me merecen respeto, sin embargo nunca quise tocar el tema de "El consumo me consume", un libro tardío, muy malo y que -a mi modo de ver- consagra una especie de fracaso intelectual, después de una cadena de grandes libros, partiendo por su extraordinario "Chile, Actual, la Anatomía de un Mito", un trabajo que todo chileno medianamente educado debiera conocer.

Moulian es un tipo íntegro, cosa que estuvo reflejada en sus libros y en actitudes de su vida, pudo haber sido uno de los líderes políticos más importantes de Chile, algo así como nuestra propia versión de José Mujica, pero le faltó algo indispensable: la inmoralidad, la falta de escrúpulos y la hipocresía, esas que llevaron a Mujica a ser presidente de Uruguay. Poder y escrúpulos son lo más incompatible que existe. Tuvo todo para ser el gran líder de izquierda, los comunistas lo adoraban, los jóvenes lo seguían a ojos cerrados y jamás dijo mentiras ni contó esas historias de heroísmo -prefabricado- con las que se adornó tanto farsante de izquierda. Si hay un izquierdista que -para mi- tiene credibilidad es Tomás Moulian.

Y esa credibilidad fue la que abortó su carrera política -recuerden que fue candidato a presidente por el Partido Comunista hace años- porque cuando lo nombraron vicerector de la Universidad Arcis y se dio cuenta que sus amigos comunistas estaban robando y aprovechándose de la credulidad de los alumnos, primero se apartó y después simplemente dijo todo lo que había pasado, descubriendo que el Partido Comunista era una institución corrupta, una manganada de rateros y oportunistas.

Un tipo sin grandes apetitos de poder y preocupado por su reputación intelectual no podía tener futuro en la política, porque cuando entra el poder por la puerta, la honestidad se arranca por la ventana. Esa es la razón por la cual todos los políticos son rateros, es imposible tener algún éxito en política siendo honesto. Esto no es cosa de hoy o de los tiempos modernos, hasta los mejores gobernantes de la historia han sido sinvergüenzas y demagogos. Que mejor ejemplo que Julio César en la Antigua Roma, que llegó repartiendo coimas y comprando votos a destajo, se asoció con sus rivales para después traicionarlos y con todo, fue uno de los gobernantes más extraordinarios de la historia, claro que por un sinvergüenza bueno hay quinientos malos, es inevitable.

Debe haber sido un golpe tremendo para Moulian esa experiencia como vicerector de la Universidad Arcis, su renuncia y las declaraciones que siguieron -junto con las de Gabriel Salazar- fueron demoledoras. Después de eso no podía seguir repitiendo el conocido discurso repleto de consignas contra el neoliberalismo, tenía que venir una transformación. Así fue como entre 1998 y 1999, después de algunos años bastante confusos (“Soy marxista en el análisis del capitalismo. He dejado de ser marxista en el planteamiento del socialismo futuro”) resuelve su problema con dos libros: "Conversación Interrumpida con Allende" y "El Consumo me Consume".

Ambos libros son malos, menos que mediocres. El primero es un panegírico muy cursi, ensalzando la figura histórica de Allende como un idealista impoluto, un santo laico traicionado por sus apóstoles, eso es una falsedad que no se sostiene en términos históricos. No es real evaluar a alguien por lo que dijo en sus discursos, ignorando lo que hizo, esa es una forma de falsificación de la historia, un recurso muy recurrido por izquierdistas actuales es esa pretensión que Allende fue una especie de santón traicionado por su gente.

El segundo libro es todavía peor, porque va más allá de la falsificación chica, en "El Consumo me Consume", Moulian salta derechamente a la demagogia, tomando uno de esos clichés superficiales en que todos parecen estar de acuerdo, adornándolo y convirtiéndolo en una especie de ideología light para las masas, eso es lo que quería comentar en el fondo después de este largo y latoso preámbulo

¿Que tiene de malo el consumismo?
El consumismo puede ser muy malo en algunos casos, como los que se endeudan y pierden la casa por no poder pagar las cuotas del nuevo televisor -es una caricatura, aunque espero que se entienda. Pero esa es una visión muy superficial del asunto, si queremos abordarlo con un mínimo de inteligencia tenemos que pensarlo en serio, más allá de los lugares comunes.

El consumismo no tiene nada de malo para el que tiene los recursos necesarios, pensemos por ejemplo en el Sultán de Brunei, que tiene una colección de 2.500 vehículos, entre los que se encuentran más de 600 Rolls Royce, 574 Mercedes-Benz, 452 Ferraris, 382 Bentleys, 209 unidades de BMW, 21 Lamborghinis y al menos 10 Aston One modelo 77, él puede pagarlos y los paga, solo una mente fascista podría pensar que algún hermano mayor le diga como debe gastar sus propios recursos.

¿Y que pasa con el que no tiene la plata del Sultán de Brunei pero se compra al crédito un televisor de 69 pulgadas de última generación? Bueno, si alguien le da un crédito, entonces tiene los recursos, que es lo que pasa si no puede pagar las cuotas es de su exclusiva responsabilidad, ¡diablos, si no es un retardado ni un interdicto! Hasta un niño sabe que a los que se funden con la tarjeta de crédito no les rematan la casa ni mucho menos, simplemente entran a Dicom y no pueden contraer más deudas, cosa completamente lógica. Incluso así cada cierto tiempo aparecen perdonazos y todo parte de nuevo.

El izquierdista estúpido hace la siguiente interpretación del asunto: parte de la base que los consumidores son unos retardados mentales dispuestos a perder la casa por no poder pagar la tele, cosa absurda y falsa. El consumidor cuando adquiere una deuda sabe exactamente lo que arriesga por no pagar, en el caso de las tarjetas de crédito no arriesga prácticamente nada.

La interpretación estúpida del izquierdista va un paso más allá y explica como los astutos demonios neoliberales manipulan la mente de las pobres personas que, en lugar de vivir en medio de una frugalidad espartana -que sería lo correcto- se vuelven locos consumiendo porque les han lavado el cerebro con propaganda. Nada de eso, endeudarse cuando se quiere y cuando puede es un comportamiento perfectamente racional y es parte de las muchas decisiones que debemos tomar en la vida.

La contradicción más grande es que el izquierdista -estúpido y superficial- no se da cuenta que la izquierda predica toda su ideología ¡basada en el consumismo! Cuando se escandaliza por la pobreza de las personas y dicen que la pobreza es indigna están ondeando las banderas del consumismo. Las necesidades humanas básicas, se pueden satisfacer con una fracción de lo que tienen los más pobres, el vagabundo que vive en la calle sabe esto perfectamente y yo a ese si lo respeto. Esos son verdaderos practicantes del cinismo de Diogenes, o del más sofisticado estoicismo, pero quien más lava cerebros por el consumo es la propia izquierda, Solo vean los autos, el patrimonio y los vuelos en primera clase de nuestros amigos del pueblo, que adornan el parlamento o la alta administración pública.

Tomás Moulian pudo escribir un libro muchísimo mejor sobre el consumismo, le sobra cabeza para eso y ni siquiera tiene la excusa de ser gagá, porque está completamente lúcido. Lo suyo fue simplemente una escusa barata, superficial y algo deshonesta frente a su desilusión por la izquierda real. Moulin sigue pensando de manera brillante, no hace mucho declaró “Yo creo que no hay que dar a la derecha por fallecida ni hay que querer que fallezca. Un sistema democrático necesita una derecha”, bueno, también necesita de una izquierda. A diferencia de muchos de mis amigos yo jamás he sido antimarxista, ser anti de cualquier idea es una forma de castración intelectual, todas las ideologías tienen su razón de ser y se fundan en preferencias. No existen ideologías correctas o incorrectas.

Hoy Moulian -huérfano de ideología- anda perdido, apoyando a las marchas estudiantiles probablemente por puro romanticismo. Será cuestión de tiempo para que se de cuenta que esos "jóvenes idealistas" son muchísimo más hipócritas y ladrones que los comunistas de los que abjuró no hace mucho, usando las palabras de nuestro buen Diego Portales cuando hablaba de la derecha "son unos dignos caballeros al lado de estos cojudos".

En fin, es una pena porque tuvo la oportunidad de sincerarse como lo han hecho muchos, pero prefirió mantenerse aferrado a los clichés sentimentales, superficiales y falsos. Cuando era candidato a presidente, en el año 2005, vino a Arica y aproveché de sacarme esta foto con él, tiempos aquellos, cuando yo todavía tenía pelo en la cabeza, la foto la sacó mi gran amigo Rodrigo Nuñez Montecino


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