11 mayo 2021

El talento para hacer el ridículo


Como buen chileno nacido a mediados de los años cincuenta, crecí con un terror casi religioso a quedar en ridículo, hasta el día de hoy recuerdo las dos veces que hice el ridículo, una cuando era chico y otra, siendo mucho más grande, cuando hacía como que trabajaba, ambas ocasiones fue por comentarios estúpidos y petulantes hasta que alguien -maldito sea- me puso en mi lugar. Como ven, en eso de hablar estupideces tengo una larga experiencia, y hasta el día de hoy me avergüenza recordar esas dos funestas ocasiones.

Ustedes podrán pensar que dos veces en sesenta y seis años es muy poco, bueno, eso muestra cuanto me he cuidado toda mi vida de no caer en situaciones vergonzosas, si bien he hecho muchas estupideces, he tratado a toda costa de evitar las ridiculeces. 

El miedo al ridículo era característico del chileno medio de mi generación, por lo general fuimos inculcados desde chicos a ser tipos serios, autocontrolados y no hacer el loco, lo que a la muchos de nosotros nos ha convertido en tímidos y medio reprimidos. Lo curioso es que lo ridículo es muy difícil de definir con precisión, es uno de esos conceptos como el tiempo o la conciencia, todos tenemos una idea intuitiva de lo que es pero resulta casi imposible de definir.

Tal vez lo más importante es que hacer el ridículo es un concepto social, nadie queda en ridículo solo sino que es algo que se hace frente a los demás y lo característico es que produce vergüenza, propia o ajena. A veces alguien se da cuenta que está haciendo el ridículo y se avergüenza, otras veces es demasiado tonto para darse cuenta por eso los demás sienten vergüenza ajena por él.

Un excéntrico por ejemplo, alguien que actúa o se viste de manera rara, no es necesariamente ridículo, tampoco alguien que hace cosas alocadas o absurdas y eso es lo raro, parece que existe un cierto consenso social que define y cambia con el tiempo las fronteras de la ridiculez.

Por miedo al ridículo yo he evitado muchas cosas y he perdido un montón de oportunidades, mi zona de confort favorita es la que me mantiene alejado de hacer el loco, esto que parece malo, al final resulta beneficioso porque nos mantiene siempre alertas de no hacer las cosas mal. El miedo también sirve.

Las fronteras del ridículo cambian con el tiempo y el lugar. Lo que era considerado una ridiculez hace unos años hoy puede ser normal y hasta simpático. Lo mismo lo que nos parece ridículo en algún lugar puede ser normal en otro. No he conocido un país más lleno de cosas absurdas y ridículas que Japón, lo mismo los chinos no hay como los pueda tomar en serio, China es como un gran circo, viven en una farsa sobreactuada similar a sus absurdas óperas. 

Nunca he conocido a un japonés o un chino que no sea ridículo y que pueda considerar un tipo serio, ellos por su parte, me deben considerar ridículo a mi, tengo pocas dudas de eso, tal vez lo único de valor que se aprende viajando es que no en todas partes son y piensan como uno.

Por miedo al ridículo detesto hacer clases o hablar en público, sin embargo es un miedo que pude dominar desde el principio y no recuerdo haber hecho el loco en clases o las pocas veces que tuve que hablar delante de un montón de gente, en un teatro, con micrófono y todo eso. Sin embargo el miedo sigue allí y no desaparece nunca, aunque podamos dominarlo, es el pánico escénico que tienen incluso muchos actores profesionales.

El mismo miedo al ridículo me ha protegido para no entrar a la política militante, yo al menos jamás me atrevería a salir a repartir volantes o a ser candidato a algo, creo que no existe nada más patético que un candidato a lo que sea. En las elecciones que vienen, miro a los candidatos a constituyentes: indígenas, gestores culturales, dirigentes vecinales y gente por ele estilo, la enorme mayoría gente que no sabe donde está parada y no tienen la más meretriz idea de la teoría constitucional, de historia ni nada: perfecto ignorantes y brutos asertivos, en gran mayoría.

Es un verdadero circo pobre de ególatras hinchados hasta el límite de lo ridículo. Y lo mismo pasa con los candidatos a concejales, alcaldes, cores y gobernadores, siendo generosos podemos creer que la mitad son tontos, ignorantes y llenos de buenas intenciones, que no demorarán un mes en corromperse, la otra mitad son los que ya se corrompieron hace rato y solo van a robar para sacar provecho material de su "experticia".

Nunca antes había visto tantos ridículos en la política, todos absolutamente seguros de si mismos. Antes eran solo ladrones, ahora cualquier picante se siente empoderado.  Antes de seguir advierto que tengo varios buenos amigos que van de candidatos, esta vez no votaré por ninguno de ellos porque la mayoría son buenas personas, gente sana pero tontos e ingenuos. No me cabe la menor duda que la política los convertiría en ladrones, así es que no votaré por ellos y espero que no salgan elegidos para nada, por su propio bien y el de su alma inmortal.

He tenido muchos amigos más sanos que un yogurth, buenas personas que se han metido en la política y se han corrompido, algunos no solo se han convertido en ladones, cosa que yo considero pecado venial en cualquier político- sino que en algo peor que eso, muchos amigos sanos que han entrado a la política se han convertido en retorcidos maricones sonrientes, y esa clase de corrupción si que me apesta.

Y volviendo a lo de hacer el ridículo, cuando la política chilena se farandulizó, ser político y ridículo pasó a ser rentable, aunque no duran mucho porque el asombro y diversión que provoca alguien patético dura solo un tiempo y después aburre y molesta, pasó con la Cicciolina en Italia, con Bucaram en Ecuador, con Donayre en Perú y acá en Chile ya le pasó a Florcita Motuda, la siguiente será Pamela Giles, acuérdense de mi nomas. 

Pero ya me estoy alargando y tengo el firme propósito de hacer entradas más corta, así es que hasta aquí nomas lo dejo.

11 comentarios:

  1. Ridículos de niño o adolescente yo recuerdo más de uno. Creo que los que más temía uno era frente al sector femenino, y la política de evitar los lances audaces para evitar rechazos ostentosos, desde luego, la peor de todas. El que no arriesga no gana.
    Ahora, justo mi madre se acordaba ayer de un hombre que solía compartir salidas de vacaciones con su familia. Un hombre de campo, que andaba con un sombrerito y de bombachas - pantalón inflado, para montar - casi siempre y era conversador como el que más. Siempre eran risas almorzar con ese personaje. Tenía dichos y anécdotas y salidas interminables. Ahora bien, o yo recuerdo mal o la gente era mucho más así en el arte de la conversación hace décadas, y del arte de conversar salía lo más divertido del día. Exageraciones, mentiras destinadas a inflar una historia no a dañar, cuentos, chistes, dimes y diretes, eran mucho más común. Los individuos ingeniosos eran apreciados, los invitaban a cenar, o a matear, porque la gente se divertía con ellos. Hemos dejado que la industria de la diversión nos atrofie todas esas habilidades y, mucho peor, luego vino la farandulizaciòn de los personajes públicos, que es mas bien patética. Uls

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  2. Distinguiria entre el ridiculo que se la cree y el actor que hace un personaje. Puede que en este ultimo caso este la Giles, vive un personaje aplastante y a ratos absurdo, pero no es ella, es mas bien narcisa megalomana y seria muy bien portada si eso le diera dividendos.
    Creo que sera candidata al senado, influira la votacion que logre su casta pareja,y el boche que ella logre meter durante las discusiones de convencion, y si conozco chilito, son capaces de elegirla...

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  3. Ulschmidt, en el campo acá en Chile hay un personaje famoso por embustero, en casi todos los pequeño pueblos y sus cuentos son siempre muy bien acogidos y celebrados, mientras más increíbles las mentiras y exageraciones y más enredadas las historias mejor, más famoso. Recuerdo en Chiloé a varios famosos embusteros, era una tradición muy antigua que todavía debe existir. Mi mamá, que era contadora de cuentos innata y todos le hacíamos bromas por lo exagerada, cuando legó a Chiloé se hizo popular enseguida, aunque no contaba las historias como los "profesionales" siempre que relataba algo lo adornaba, exageraba un poco y le ponía de su cosecha, tal vez de allí yo salí charlatán, ahora que lo pienso se me debe haber pegado.

    Wilson, las razones para hacer el ridículo y tener un comportamiento patético son muchas: puede ser por manipulación, egolatría o solo por estupidez... o todas juntas jaja. Lo que pasa es que la personalidad "ridúcula" ocurre cuando el acto es fallido, cuando no causa el efecto que se quería causar. La Cicciolina fue un caso emblemático y de triste final, porque después de alcanzar gran fama y fortuna la gente se terminó aburriendo de sus payasadas, hoy está vieja, en la ruina y nadie se ríe de sus ocurrencias, generalmente así terminan porque esas cosas casi siempre terminan aburriendo, tienen su momento de fama y chao.

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  4. Esa foto que pusiste, me da tristeza y vergüenza por Chile.
    Me pregunto como hemos llegado al extremo de elegir a ese tipo al congreso.
    Queremos parecer diferentes o que?
    Hasta donde pueden llevarnos nuestros complejos que para demostrar que no los tenemos hacemos ese papelón frente al mundo.
    Estamos muy mal.

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  5. Marcelo, creo que la elección de ese tipo no representa un cambio de mentalidad de los chilenos ni nada de eso, no hay que olvidarse que él y la Jiles son los últimos eslabones de una cadena de cuchufletas introducidas por los políticos para hacer que el sistema sea cada día menos representativo, los candidatos del 1% no representan a nadie más que a si mismos. Si bien es inquietante que tengan gente que los siga creo que están muy lejos de ser una tendencia representativa, más bien son unos colados por dedajo de la puerta nomas

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  6. Igual me parece increíble que más de 6000 chilenos hayan creído que ese tipo los representa.

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  7. Miedo a hacer el ridículo... creo que esa es una de las tantas "trancas" que nos meten por miedo a la condena social. Como dices, eso nos ha quitado muchas veces las ganas de hacer algo "loco" o fuera de lo común, a riesgo de fracasar y recibir el escarnio de nuestros pares, etiquetandonos de "ridiculos".

    Muchos hacemos cosas chistosas con tal de sacar sonrisas, los humoristas, comediantes, hacen "el ridiculo" con esa finalidad, pero otros llevan el circo a otro nivel. Una cosa es ser "extravagante", loco o como quieran llamarle, pero hay quienes llegan a dar pena y rabia. Flor Motuda o Pamela Jiles son el claro ejemplo de que cualquier idiota con CI de un papión, puede llegar al poder solo por el hecho de ofrecer cosas usando el ridículo como "estrategia de marketing". Por otro lado, Piñera dentro de su egolatría, también hace el ridículo tanto en su discurso como en sus acciones. Las "Piñericosas" le llaman.

    El Barón de Itararé tiene toda la razón.

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  8. En todo el mundo (o casi todo) la calidad de los políticos ha bajado a niveles nauseabundos. Es raro encontrar a alguien firme que sepa lo que hace. El resto son comparables a payasos y éstos no merecen esa comparación.

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  9. En parte Frx es porque cayó el halo de protección de facto sobre los políticos. Antes, si Eisenhower andaba con su secretaria o J. Kennedy armaba una orgía en un hotel o Winston Churchill o la Reina eran vistos por un reportero con una respetable borrachera encima el periodismo político callaba puntillosamente. Sus propios lectores hubieran dejado de comprar el diario si bajaban al nivel de hablar intimidades de las autoridades. Esas cosas se podían contar recién décadas después, en alguna biografía.
    Caídos del pedestal, además, algunos juegan a mostrarse "humanos" y terminan resultando penosos. En Europa, sacando a Merkel, no se quien se salva. Uls

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  10. Lo curioso es que aun teniendo vicios bastante feos, algunos seguían siendo bien profesionales en su trabajo y eran capaces de tomar decisiones acertadas en momentos difíciles como Churchill por ejemplo. En cambio hoy tienen todos esos defectos y la chabacanería elevada al máximo.

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    Respuestas
    1. Si no, miren el engendro de ley que sacaron para permitir el 10% en las rentas vitalicias.
      Son unos brutos ignorantes, populistas al máximo y sin ni un poco de pudor. Los que vendrán en la constituyente, con pocas excepciones, peores aún y con una tarea mucho más compleja. De temer lo que saldrá de esta gentuza.

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