26 julio 2021

Sobre gatos y ratones


Nunca me imaginé que algún día iba a militar en un partido político, esa es una de las varias cosas que me parecían ridículas y siempre dije que jamás las iba a hacer, y por escupir al cielo aquí me tienen como flamante militante del Partido Republicano desde el mismo día en que se abrieron las inscripciones. Quien se lo iba a imaginar.

Hago memoria de otras cosas que estaba seguro que jamás iba a hacer, por ejemplo nunca iba a emparejarme y menos tener un hijo, nunca iba a andar de la mano con alguien por la calle, tampoco ir a comprar a la feria o sacar a pasear al infante. Nunca me iba a poner corbata ni usar otros pantalones que no fueran jeans -bueno, eso casi lo he mantenido de por vida- nunca en mi vida iba a firmar un contrato de trabajo y una vez lo hice.

En fin, hay muchas cosas que nunca jamás iba a hacer y terminé haciéndolas "ni en la cocina, ni en la oficina, ni con la vecina" uf. Nunca me iba a pavonear de cocinar un buen plato, cosa propia de afeminados y macabeos. Y por cierto nunca iba a militar en un partido político porque -como no tengo el más mínimo interés de candidatearme a nada- ser militante me condena al papel de goma. Que diablos, todas esas cosas las hice y muchas más que no entraré en detalles para no manchar más mi ya abollada reputación. 

El dilema del militante es sencillo: resulta imposible ser honesto, por más convencidos que estemos del ideario de nuestro partido y aunque no tengamos ni remota intención de sacar ningún provecho del asunto. Bueno, se puede ser militante y honesto, a condición de ser tonto y no darse cuenta cómo funcionan las cosas.

Cómo funcionan las cosas
Un
militante convencido y medio tonto piensa que las ideas de su partido político son mejores para el bien común que las de los otros partidos. Es como los católicos que creen que su religión es la verdadera, aunque los protestantes, budistas, mahometanos y muchos otros creen exactamente lo mismo, sin darse cuenta que simplemente son cosas que le convienen a nivel personal, porque el bien común, como he explicado latamente en este Templo del Ocio- simplemente no existe.

Solo repetiré brevemente el argumento, que aparece explicado en esta entrada: el bien común, o sea lo que es bueno para todos, es irrelevante porque no hay necesidad de discutir sobre eso: nadie en su sano juicio discute lo que claramente le conviene a todos, sin embargo se discute -y mucho- sobre lo que es bueno para un grupo y malo para otro. 

De eso es lo que se trata la política en realidad, personas o grupos con intereses encontrados que luchan por imponerlos sobre los intereses de los demás. No existen entonces sistemas políticos mejores que otros, sino sistemas que nos convienen y otros que nos perjudican.

Un ejemplo burdo es que a los asalariados les conviene ganar el máximo trabajando lo mínimo, mientras que a los empleadores les conviene exactamente lo contrario: obtener el máximo de trabajo pagando el mínimo sueldo ¿Unos son mejores que otros? Para nada, solo un fariseo o un tonto puede pensar que alguna de las partes tiene mejor derecho, cada quien defiende sus legítimos intereses, tanto los gatos como los ratones.

Esto que en economía lo resuelve un sistema de negociación que establece los precios -con todas las distorsiones que suelen meterse en medio. en la política se resuelve también con negociaciones que establecen balances de poder. Al final la política es un sistema donde cada cual trata de imponer sus intereses sobre los de los demás y el bien común es normalmente una farsa con la que se encubren los intereses particulares que tratamos de obtener.

Así las cosas, gran parte si no todo el idealismo político es una tontera, un autoengaño, por eso los discursos suenan vacíos y falsos, en realidad lo que buscamos es nuestra conveniencia y gusto.

Por ejemplo a mi me conviene y me gusta un sistema portaliano, que premia a los que tienen mejores resultados bien sea por suerte, esfuerzo o talento, es un sistema que me atrae porque pienso que soy esforzado, tengo algo de talento y algo de suerte, me alegra ver cuando a alguien le va bien porque pienso que yo podría ser el siguiente.

Pero no todos piensan así: muchos detestan el esfuerzo y el sacrificio les pudre el resentimiento ver que alguien tiene suerte y no tienen mucho talento que digamos, al menos no lo suficiente para conseguir lo que creen que merecen. Algo curioso y típico de nuestra cultura moderna es que los que tienen menos talento, menos suerte y detestan el sacrificio son a la vez los más convencidos de merecer lo mejor y que si no lo tienen es por culpa de los suertudos, esforzados y talentosos. Esos son los socialistas en cualquiera de sus muchas formas, desde la izquierda a la derecha de nuestros partidos tradicionales.

No se trata que una preferencia sea mejor que otra, porque para estas cosas no existe "bien común", son grupos con distintos intereses. Los gatos son pocos pero fuertes, los ratones son muchos y débiles, pero toman fuerza en manada. Cualquiera de los flaites que salieron a hacer destrozos durante la violencia callejera, individualmente no valen ni pesan nada, por eso usan la fuerza del número para imponer sus intereses "cien monos cagan más que un elefante"

Y eso es, en el fondo la política. Si uno es militante y tiene la capacidad mínima de pensar se termina dando cuenta de lo vacío que son los discursos falsamente moralistas, que disfrazan un asunto mucho más simple: gatos contra ratones.

Lo más curioso de todo esto es que cuando yo era chico -en los sesenta y principios de los setenta- era natural que todos los pobres fuesen de izquierda y todos los ricos de derecha. Eso cambió durante el Gobierno Militar, la gente que no vivió esos años o muchos que lo vivieron pero ya se les olvidó como fue la cosa, no se dan cuenta de la tremenda revolución cultural que hubo a partir de los ochentas, cuando aparecimos los fachos pobres, vilipendiados y temidos por el resentido ratonerío.

Resulta que muchos pobres nos convencimos que a veces podemos tener suerte, que si nos esforzamos y tenemos talento para algo y nos dedicamos a eso nos puede ir bien. Eso era impensable en los sesentas, ningún pobre habría pensado así en esos años porque los cincuenta años de La República Socialista de Chile los tenía castrados mentalmente y enfermos de resentimiento.

Hoy tenemos ratones resentidos, como han habido y habrán siempre, eso no tiene nada de malo, es simplemente una forma de ser y enfrentar las cosas, pero son muchos menos que cuando yo era chico, son infinitamente menos. Más ruidosos puede ser, pero que son menos. Ya lo verán.

18 comentarios:

  1. me afilié una vez cuando era joven, al inicio democrático, con el partido de Alfonsín, un político que hablaba lindo y entusiasmaba a los jovenes. Incluso estuve en las juventudes universitarias. Ahí entendí que Alfonsín y su sector eran fundamentalmente socialdemócratas y que yo básicamente era liberal. En cuanto salí de ahí puse distancia con toda militancia, como creo hace la gran mayoría. Uls

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    1. Yo una vez, me emborraché con Alfonsin. Ya no era Presidente. Algún día si se da la opción te contaré esa divertida historia.

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  2. Ojalá que esos razones resentidos no arrastren a los Luis, eso es todo lo que quiero oara Chile. En cuanto a ser Integrante de un partido, asi como de una religion, me parece como enjaularse voluntariamente...no es para mi :)
    Te saludo afectuosamente desde Baltimore, querido Tomas

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  3. Corrección: "Luis" = ilusos

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  4. Ulschmidt, Lilian, el dilema del militante es que se tiene que tragar muchos sapos porque no existe partido en el mundo que represente el 100% de nuestras preferencias e intereses, entoinces estamos obligados a elegir un mínimo común denominador.

    Por otra parte si uno no milita se siente perfectamente bien e independiente PERO queda sujeto al capricho de los ratones (o los gatos, depende en que bando estemos) que si militan. Entonces la "independencia" de no militar es una ilusión, porque dependemos mucho más y dependemos de los peores: los navarro, piñera y enriquez ominami en Chile, los kirchner y los fernandez en Argentina, etc.

    Ese es -más o menos- el dilema del militante: si militamos perdemos independencia y si no militamos quedamos sujetos al capricho y los intereses de los que si militan

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  5. Para las religiones, uno siempre será infiel....sea de la religión que sea....

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  6. cuentela! cuentela alguna vez! Era un orador de la vieja escuela, electrizaba a las multitudes. Sería bueno saber si se le atragantaba la lengua con el trago... Uls

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  7. Tarea para Marcelo Jorquera, esperamos espectantes.

    Muy cierto qu el chilenito ratonil, dio paso a un gatitito clase mediano emergente que empezo a confiar en si mismo; duro desde los milicos hasta Lagos, con el ciclo nefasto Gorda-Pinñera chilito dejo de crecer, el empleo se hizo cada vez mas precario, los titulos, profesionales se devaluaron y encarecieron, la burrocracia se hizo cada vez mas anti empresas, llegamos acerca de un par de millones de nuevos inmigrantes muchos ultra carentes de todo, el PC o al menos sus mitos y tonterias, se instalaron en los medios, sindicatos, colegios y universidades. Nada diferente a los años sesenta, pero sin oposicion, y acudiendo a lo que llaman revolucion molecular, ya no es proletarios del mundo unios, sino todo bicharraco es bien venido, aun solo a manifestarse y capturar algo de territorio mental o fisico.
    Entonces desde el 2018 lanzan ensayos de revueltas midiendo la reaccion , hasta la insurreccion de octubre que falla en marzo con la pandemia. De ahi en adelante va volviendo a predominar el ratoncito que solo espera que "le den" y acumula resentimiento porque le dan menos de lo que sueña.
    La situacion actual es grandes contingentes de gente que solo espera todo del estado, no quiere contratarse por temor a perder los bonos y regalos, y espera que milagrosamente eso le asegure un presente sin costos futuros.
    ¿Habra mas porcentaje de ratones que en los sesenta-setenta?, creo que no, pero si cerca de la mitad de la poblacion, en especial son mayoria en los jovenes de adolescentes a treintones

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  8. Ahí va.
    Era la gran fiesta de la democracia en Chile.
    Asumía don Patricio Aylwin. Yo era muy joven y mi padre momio recalcitrante se había hecho muy amigo de un personaje de izquierda con el que compartían el mismo dolor. Insuficiencia renal aguda. Enfermedad que se los llevó a ambos al final.
    Este señor, que se llamaba Zoel Riffca o así creo se escribe, era todo un personaje de la izquierda. Conocía a todo el mundo y por esos días hacia de cicerone para las personalidades que llegaban. Conocía a todos y era amigo de ellos. El día de la fiesta en el estadio nacional, en la noche invitó a mucha gente a una casa enorme que tenía en el barrio de Los Dominicos y mi padre fue invitado prometiéndole presentarle al menos a dos presidentes en ejercicio, algún ex presidente y muchas otras autoridades recién electas. Mi papá me invitó a mi. Yo no quería y me dijo: “Vas a estar de tu a tu con tipos muy interesantes y para los que normalmente hay espera de meses para reunirse con ellos si es que te reciben. Vas a ir y me lo vas a agradecer.”
    A regañadientes fui, mas que nada porque mamá dijo que conociendo a mi padre, tendría que manejar de vuelta a la casa.
    Fue increíble. Una reunión que obviamente nunca he vuelto a tener. Estaban, aparte de varios recién electos parlamentarios, don Rodrigo Borja, presidente en ejercicio de Ecuador, don Alan García, presidente en ejercicio de Peru y don Raul Alfonsín además de otra mucha gente que no recuerdo.
    Estaba amenizando un conjunto tipo Los Chalchaleros (pueden haber sido ellos) y fue increíble. Papá, que era un conversador de fuste se puso a chupar y hablar con Alfonsín y yo les seguía los pasos con el vino primero y el espirituoso después metiendo de vez en cuando la cuchara.
    Terminaron “hermanos”, abrazados y cantando las zambas de los Chalchaleros.
    Nos fuimos a las cuatro de la mañana, totalmente puestos. Por suerte vivíamos muy cerca, mamá nos recibió con una cara de tres metros y papá le decía que se sentía como la Cenicienta habiendo pasado una noche increíble.
    Razón tenía mi Taita. Siempre le agradecí que me obligara a ir.

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  9. "Nunca digas de esta agua no beberé", reza el adagio.

    Cuantas veces se ha dicho incluso de que "estas cosas no pasan en Chile" y pasan cuando menos se piensa, por lo tanto, no daría nada por sentado.

    Yo también soy militante (casi fundador) del Partido Republicano, cuando estaba pasando de Accion a Partido y es la primera y quizás la última vez que me enrole en un partido.

    Si bien entiendo el concepto de política, considero detestable el como muchos se han forrado gracias a ella, más ahora la casta política que pasó "de la mesada del papi a la dieta parlamentaria". Gente cada vez menos preparada, más propensa a cometer chambonadas y cagazos con consecuencias catastróficas, ninguno ha pasado por alguna "academia diplomática" o gente que si bien tiene estudios, no los ha sabido aprovechar.

    Mejor me tomo un ballantines con hielo para pasar el trago amargo que nos da esta vida.

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  10. jua, jua, buenísimo el anécdota con Alfonsín ! Debe haber sido el único político que durante un buen tiempo vi "arriba del pedestal", como un buen líder. En realidad terminó su mandato mal pero creo que era buen tipo y no robó (con eso ya se diferencia de una mayoría de políticos argentinos). Verlo cantar un zamba habrá sido un espectáculo! Uls

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  11. Interesante la anecdota, gracias. Muestra que incluso los politicos pueden tener comprtamientos como si fueran seres humanos normales... aveces

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  12. los Chalchaleros!

    https://www.youtube.com/watch?v=DM2IR3jzFkI

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  13. Y esta es la mejor cueca que he visto!
    Excelente!

    https://www.youtube.com/watch?v=l371_0KNjbo

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  14. Sobre el tema, yo soy independiente pero portaliano si.
    Pienso que el futuro está en partidos corporativos que en sus portales tengan varios temas que puedan retroalimentarse entre los simpatizantes como Salud, Justicia, Vivienda y Urbanismo, Labor, Agricultura y pesca, Minería, Industria manufacturera, Obras Publicas, Energía, Medio Ambiente.
    La labor debe ir de la mano con el capital en Parcus.


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  15. Debo agregar Hacienda y Economia.

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  16. Ah, he estado muy ocupado pero al fin ya tengo un respiro de ocio.

    Elías, así es. Una religión sin pecadores no funciona pues.

    MArcelo, espectacular experiencia estar copeteando junto a presidentes eso si que es interesante. Yo nunca he conocido a un presidente ni de lejos, aunque en Santiago -por motivos de trabajo, claro- tuve el gusto de conocer a la señorita que atendió al presidente Menem durante su celebrada visita a Chile, una profesora de educación física muy aerodinámica, al igual que su grupo de exclusivas amigas. Simpatiquísimas, en esos tiempos yo iba a Santiago a agasajar a los japoneses de la Casio que venían a Chile, sin límite de gastos, debe haber sido de los trabajos más sacrificados que he tenido.

    José, así es, la mayoría de l gente que se dedica profesionalmente a la política son parásitos y gente de lo más despreciable, lo mejor es mantenerse alejado de esos y pasar la rabia con algo que tenga alcohol, eso es lo más racional.

    Wilson, Ulschmidt, eso muestra que los ricos y políticos también lloran, van al WC a hacer el uno y el dos y hasta cantan zamba cuando se emborrachan, son casi humanos.

    Centurio, grandes los Charchaleros, un institución argentina. Yo soy bien eséptico que la gente común pueda influir en cosas de gobierno, como soy más o menos monárquico, creo que lo mejor para el pueblo llano es mantenerlos muy lejos de las decisiones políticas porque muchas manos matan la guagua

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  17. Tomas,
    Para mí la monarquía constitucional para los países Iberoamericanos con el Rey español como símbolo unitario.

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"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
Yours sincerely, wasting away
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Will you still need me, will you still feed me
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