jo-jo-jo

Y de nuevo se acerca la almibarada jo-jo navidad con su derroche de regalos y nobles deseos. Como me da flojera hacer un nuevo mono usaré esta vez el mismo del año pasado.

Nunca me ha gustado la navidad, bueno, tal vez de chico cuando pasábamos en casa de la tía Hildegard, con un pino de verdad lleno de chocolates y velitas (por suerte nunca se incendió), el pino lo robábamos personalmente con mi cuñado del cerro San Cristobal, junto con muchos más que vendíamos en un carretón en la feria navideña del Parque Forestal.

Donde tía Hilda a las 12 cantábamos la canción nacional, el Oh Tannenbaum y cosas por el estilo. Las escasas buenas costumbres que tengo las aprendí de ella y su familia, algún día les contaré sobre eso. La cosa es que me acordé de los Gueldener, de las fiestas con la tía Hilda y sus hijos Heinrich, Hermann, Rosemarie y su marido Alfonso, ellos fueron como mi segunda familia:

Oh Tannenbaum, oh Tannenbaum,
Wie treu sind deine Blatter.
Du grunst nicht nur zur Sommerzeit,
Nein auch im Winter wenn es schneit.

El caso es que muchas de esas buenas costumbres las perdí hace años, entre ellas el espíritu navideño. Ahora todo se limita a una cena donde pongo la cara más avinagrada que tengo y me concentro en comer callada y rápidamente para pasar luego el mal rato, el Tomás Jr. también heredó esta repulsión por las tradiciones navideñas así es que entre los dos nos encargamos de arruinar cualquier intento de hipócrita alegría.

En fin, queda poco días para el desagradable día 24 así es que desde ya reciban todos mis amigos mi impostado "jo-jo-jo" navideño, regalos ni lo sueñen...