En Chile, tal como en otros países de Iberoamérica, descender de inmigrantes o tener un apellido no hispano da cierto prestigio social, especialmente si es un apellido sajón, o del norte de Europa.
Incluso a mi me dijeron una vez que era de "buena familia" por tener apellido croata. El asunto me molestó bastante, porque nunca había pensado que una familia puede ser mejor o peor que otra por el apellido que lleva. Trataron de decir algo amable pero resultó todo lo contrario.
Además que si se trata de prestigio social, los Bradanovic Ilic eran unos pobres campesinos comparados con los Pozo Pérez de mi familia materna, que está llena de rancios y no impresiona a nadie.
El prestigio de los apellidos es ridículo, afortunadamente nadie lo toma en serio en Chile. A diferencia de otros países donde los apellidos si pesan.
Chile es un país de arribistas, donde las fortunas antiguas prácticamente no existen, así es que un apellido que suene bien hoy no le agrega ni quita nada porque puede sonar mal mañana, afortunadamente.
Estaba pensando en eso a propósito de la muerte de Mary Rose Mc Gill Herrera, "la última socialité chilena", una simpatica señora que siempre se tomó con buen humor eso de que la consideraran la máxima representante de la clase alta chilena.
Doña Mary Rose cumplía con algunos de los principales requisitos para ser considerada de clase alta: hija de un militar inglés y una señora chilena, se educó en el colegio inglés Dunalasteir y se casó en primera vuelta con el diplomático Julio Subercaseaux. Al enviudar casó con el hermano del recordado político Sergio Onofre Jarpa.
Hija de inmigrante inglés, estudió en colegio inglés y se casó con un diplomático: tres puntos de tres.
En Chile casi no tenemos esa cultura de las celebridades que es tan fuerte en otros países porque somos bastante envidiosos y miramos con desconfianza a nuestra clase alta, que objetivamente debe ser la mejor de toda Iberoamérica.
Doña Mary Rose con su personalidad exuberante, se las arregló para caer simpática a medio mundo. Era una verdadera pituca con pocas lucas, porque no era millonaria, pero siempre tuvo algo que decir en cuestiones de buen gusto, caballos o artes. Gran valor nacional, nada que ver con algunos pitucos groseros y arrogantes de otros países.
¿Por qué los apellidos extranjeros son bien considerados en Chile? Yo creo que es solo por asunto de plata: las colonias alemanas, palestina, inglesa, croata, francesa, italiana y otras por el estilo generalmente llegaron muy pobres al país y han hecho plata gracias a lo que yo llamé El Modelo de Negocio del Inmigrante
Los inmigrantes fueron desplazando a la vieja aristocracia terrateniente de Chile desde mucho antes de la Reforma Agraria, porque llegaron con más hambre, tenían menos redes de apoyo y la necesidad de progresar que no tenemos los nacionales.
Claro que acá no basta con el apellido y la plata, Chile es muy competitivo y la posición económica hay que mantenerla. Familias como los Edwards, Larraín, Ureta y tantas otras que estuvieron forrados en plata han perdido mucho de su pasada riqueza y aparecen nuevos ricos que en una o dos generaciones los desplazan.
La llamada "aristocracia" de Chile no se consolidó en fortunas duraderas. La primera ola fueron los encomenderos españoles enriquecidos, que terminaron estableciéndose en el Valle Centro Sur, entre Rancagua y Concepción.
En su mayoría fueron familias fundadas por conquistadores y sus descendientes con apellidos que todavía abundan en ciudades como Talca, Curicó, Rancagua o Concepción: los Labbe, Iturriaga, Gamboa, Ruiz, Pérez, Guzmán, están por todos lados.
Estos antiguos soldados y sus descendientes convertidos en agricultores, fueron desplazados rápidamente por la segunda ola de españoles que llegaron con García Hurtado de Mendoza, los locales les pusieron "los emplumados" y estos, a los chilenos viejos les pusieron "los rotos".
Algunos de los que llegaron eran nobles de sangre, otro buen número eran comerciantes vascos, que al enriquecerse empezaron a comprar los "títulos de Castilla" que vendía Fernando VII -el rey Felón- cuando se quedó sin plata.
Nobles de sangre eran los Irarrazabal, Del Canto, Arellano, Ruiz Clavijo, Aguilera, Fernández, Aguilar, entre otros. Muchos de estos eran descendientes de Grandes de España, es decir los primos de los reyes o de los reyes mismos.
O sea nuestra "aristocracia" histórica tuvo varias fuentes: los conquistadores, los nobles de sangre y comerciantes enriquecidos. Hoy andan por la calle viviendo como cualquier hijo de vecino, tengo amigos con apellido Del Canto, Ruiz Clavijo, Guzmán y tantos otros cuyas familias fueron aristócratas y hoy son de perfecta clase media.
En otros países se ostenta mucho del apellido y de los orígenes pero no así en Chile, donde esas ostentaciones son un poco ridículas, nadie las aprecia ¿Por qué esa diferencia con otros países?
Porque acá el apellido no va de la mano con la riqueza de las personas. Eso ocurre en otros países, donde hay familias que son ricas por generaciones. Acá no hay nada parecido a los Rotschild de Europa o los Cisneros en América Latina, familias acaudaladas por varias generaciones prácticamente no tenemos, nuestros ricos más antiguos se remontan -con suerte- al Siglo XIX.
En cambio tenemos inmigrantes que se han hecho billonarios en una sola generación, como Paullman, Angelini, Said o Luksic, por nombrar algunos, y como no son fortunas ligadas a la tierra sino al comercio, se pierden con bastante facilidad.
No nos extrañemos entonces si en unos años más adquieren distinción apellidos como Añaño, Mamani, Palape u otros de origen aimara, que se están enriqueciendo rápidamnete. En Perú ya está pasando pero la vieja aristocracia se resiste. Acá en Chile en cambio rige el "tanto tienes, tanto vales" así es que será mucho más fácil.