La seguidilla

Que las desgracias vienen de a tres es cosa sabida, y cualquiera que haya seguido mis peripecias con los autos recordará que tengo una especie de maldición que me persigue y me ha hecho gastar muchísima plata en sucesivos arreglos.

Pero ahora si que fue el colmo, la camioneta perdía el aceite de caja y diferencial por culpa de un cardán demasiado largo que golpeaba los retenes, igual andaba así nomás pero la semana pasada empezó de nuevo la seguidilla, primero se terminó de echar a perder la bomba de embrague y enseguida se murió el disco, me quedé sin camioneta porque se fué derecho al taller donde todavía la tienen en mesa de operaciones.

Empecé a a ocupar el CRX hasta que un alarmante calentón también lo dejó fuera de servicio, como mi vecino mecánico ya no vive en Arica obligado a llevarlo a un taller donde me sacarán un ojo de la cara. Por de pronto tendré que cambiarle la bomba de agua que está goteando y quien sabe que más.

Finalmente llegué a mi fiel Colt, el que nunca me deja botado y lo estuve ocupando en estos días, como tiene el alternador malo le dejaba cargando la batería todas las noches, hasta que empezó también a calentar demasiado el motor, yo lo seguí usando pensando que eran achaques propios de la edad pero no era así, recién me doy cuenta que se había cortado la correa del alternador y por eso la bomba de agua no funcionaba. Conclusión: tres autos, tres pannes, muchos billetes menos en mis bolsillos en este mes maldito.

Para remate hoy en la mañana una crisis familiar porque me negué a ir a una especie de ceremonia del Tomás Jr. que diablos, yo odio esas estupideces y mi honor me exige no hacer nada que me desagrade. En fin, todos quedaron furiosos pero mi honor quedó a salvo.

Para pasar la rabia terminé de leer "Los Argentinos" y "El Inimitable Jeeves", anoche me leí de un tirón "El joven marinero y otros relatos" de Isaak Dinesen y como hoy en la noche no voy a salir, comenzaré a leer los varios libros de Dickens que tengo en lista de espera.