Al diablo con los derechos del niño

Cuando veo tanta tontera que se hace en nombre de los derechos del niño me acuerdo de mi propia niñez, felizmente solitaria durante varios años, con toda clase de amistades poco recomendables. Como he contado antes, cuando llegamos a vivir a la Población Santiago mi primer amigo fue el bistec, un delincuente habitual del barrio, mi mamá no se enojó para nada cuando lo supo, al contrario le hizo mucha gracia.

Existe la idea freundiana de que las cosas chocantes que nos pasan en la niñez nos dejan secuelas negativas de por vida, creo que esa es una de las muchas ideas chifladas de Freud, que inexplicablemente siguen siendo populares. Al contrario, pienso que muchas más secuelas nos dejan las cosas que nos pasan cuando viejos. Debo haber tenido unos 10 años cuando me tocó ver en Recoleta a dos muertos en un accidente en motoneta, uno con el cráneo abierto y los todos sesos al aire, si bien me impresioné en el momento, nunca tuve pesadillas ni -que yo sepa- me dejó mayores traumas. Creo que me habría impresionado mucho más si lo hubiese visto por primera vez ahora viejo.

Como mi mamá trabajaba yo pasaba casi todo el día solo, me iba a los juegos Diana que estaban en Alameda, durante unos años me envicié con jugar al flipper y ese lugar, además de punto de reunión de cimarreros, era un antro de pervertidos de toda clase, tampoco recuerdo que mi mamá se haya preocupado por eso, menos recuerdo que me preguntara por mis notas o que me ayudara en las tareas, ese era mi asunto. La cosa es que si algo agradable recuerdo de esos años era la confianza casi ciega que me tenía, nunca se le ocurrió que debiera protegerme o preocuparse por mi futuro porque estaba convencida que pasara lo que pasara yo iba a saber salir si me metía en un lío.

Yo tampoco creo que haya que proteger a los niños, deben aprender a arreglárselas solos lo antes posible y conocer lo más que puedan sin ninguna clase de filtro, ese trabajo lo tienen que hacer ellos mismos y decidir lo que es bueno y lo que es malo para ellos. Creo que si no se les tiene confianza solo crecen de tamaño, pero siguen siendo niños chicos mentalmente. No se me ocurriría preocuparme por lo que ve el Tomás Jr. por Internet o meterme a averiguar con quien chatea, ese es su negocio y si se topa con un pervertido mucho mejor para que decida por si mismo como maneja el asunto.

Al diablo con los derechos del niño, creo que los niños deberían decidir por si mismos si les gusta estudiar o prefieren trabajar ¿que sacan con obligar a alguien que no le gusta estudiar a que pierda 12 o más años de su vida en inútiles clases? leer, escribir y las cuatro operaciones es todo lo que necesita aprender formalmente una persona, el resto lo debería estudiar solo si le interesa. Y si cometen un delito grave deben irse a la cárcel igual que cualquier otro ¿por que la edad va a ser un atenuante? ¿por que los va a liberar de responsabilidad como si fueran retardados mentales?.

En cosas que afecten a terceros los niños deberían ser estrictamente controlados y sujetos a disciplina, no así en las cosas que solo afectan a ellos mismos, de esas deberían hacerse responsables lo antes posible. Se que casi nadie piensa así y la opinión universal es que los niños son una especie de untermenshen que hay que cuidarlos de si mismos y de sus propias equivocaciones, esa es la opinión generalizada, pero que diablos, yo pienso exactamente lo contrario.