El Chicho hace 54 años

Estoy escribiendo esta entrada el miércoles 4 de septiembre en la noche y me acabo de dar cuenta que ya hacen 54 años que el Chicho Allende fue elegido presidente. Como pasa el tiempo.

Me parece que fue ayer, justo el año 1970 yo había llegado a estudiar a Ancud, en la Isla Grande de Chiloé y para septiembre ya estaba completamente adaptado en la pensión de los Norambuena Jipolou, que se convertiría en mi casa por los siguientes cuatro años.

El dueño de casa, entrañable don Julio, era director de la escuela rural de Chacao, radical y por supuesto entusiasta partidario de Allende. En mi pieza habían dos camarotes y ese año éramos solo tres: Juan Aguilar, Ventura Falbaum y yo, todos upelientos.

Recuerdo que la noche en que el Congreso lo proclamó presidente fuimos muchos simpatizantes en una marcha con antorchas a la casa del diputado izquierdista por Ancud, ni recuerdo como se llamaba. Estábamos todos muy contentos.

Allende ganó por un margen muy estrecho, había sido candidato tres veces antes y siempre había perdido, pero esta vez ganó con cerca del 37% de los votos. En esos años no había segunda vuelta y cuando un presidente no tenía mayoría absoluta era el Congreso quien elegía entre las dos opciones más votadas.

Esa elección fue muy extraña porque ninguno de los dos candidatos tenía un apoyo popular importante. En esos años la Democracia Cristiana era el partido político más fuerte y organizado del país y fueron sus militantes y simpatizantes quienes hicieron a Allende presidente.

En Chile la izquierda nunca ha tenido mayorías, la izquierda siempre ha sido minoritaria y así lo fue cuando Allende fue elegido presidente, esa fue una explicación de los problemas que tuvo Allende para gobernar.

¿Cómo fue elegido entonces? Resulta que la Democracia Cristiana se había dividido en una facción de izquierda -que votaron por Allende- y otra de derecha, que votaron por Alessandri.

Curiosamente el candidato de la Democracia Cristiana Radomiro Tomic salió tercero. Era un tipo oscuro sin ningún carisma, tenía menos brillo que un zapato de gamuza. 

Tomic no tenía arrastre ni en su propio partido. Además el Gobierno de Estados Unidos ya estaba desilusionado de la DC y esta vez no le pasó los millones con que financió a Frei, se confiaron en que Alessandri ganaría fácil sin ayudas.

La izquierda llevaba muchos años tratando de llegar al poder y siempre perdía, aunque en 1958 contra Alessandri estuvo bastante cerca. Salvador Allende era el único candidato viable que tenían, era buen discurseador y personalmente era el único tipo simpático que jamás tuvo nuestra izquierda.

Porque el Chicho era extremadamente sociable, sabía muy bien caer simpático con todos los que le interesaban. 

A principios de 1970 cuando Allende estaba en campaña, tocó la puerta del departamento donde vivía mi hermana -así se hacían las campañas en esos años- y estuvo un buen rato conversando allí. Ni que decir que se ganó el voto de mi hermana y mi cuñado, igual que de los vecinos.

Pese a eso, Allende era menos popular que Alessandri "el paleta", que no se reía con nadie pero mucha gente lo estimaba. Yo lo vi varias veces caminando solo o con su secretario desde su departamento al Palacio de La Moneda, no pescaba a nadie y curiosamente a la gente eso le encantaba. 

A Jorge Alessandri lo mató la rabiosa campaña en contra que le hizo el diario "Clarin", la Radio Portales y cuando le mostraron las manos temblorosas en uno de los primeros  programas políticos de televisión. Luego Darío Saint Marie -el dueño del Clarin- recibió el pago de Chile, cuando tuvo que vender su diario a Allende bajo amenaza de muerte.

El grupo de partidos políticos que apoyaba a Allende se llamaba "Unidad Popular" y había sido creado de acuerdo a las instrucciones desde Moscú de la Tercera Internacional. 

Los soviéticos ya se habían convencido que el capitalismo no iba a colapsar y que nunca iban a ganar solos en elecciones, así es que ordenó a los comunistas a aliarse con "fuerzas progresistas" como los socialistas, parte de los radicales y otros grupúsculos menores, esos fueron los "Frentes Populares".

El Partido Comunista nunca fue grande electoralmente, pero si era un partido muy poderoso porque  tenía el control de prácticamente todos los sindicatos del país, que ellos mismos habían formado y eran de afiliación obligatoria. 

La Central Única de Trabajadores era la fuente del poder de los comunistas, porque podían paralizar el país, botar ministros, cerrar colegios y servicios públicos por medio de las huelgas. Ese era su poder, no eran muchos pero eran machos.

El otro pilar en que se apoyaba Allende era el Partido Socialista, al que él pertenecía y era el enemigo natural de los comunistas porque históricamente se peleaban el mismo segmento de mercado: los proletarios y peones del campo. Así y todo, comunistas y socialistas se las arreglaron para convivir en el gobierno, pese a que no se tragaban.

El Partido Comunista obedecía ciegamente a Moscú mientras que los socialistas estaban tomados por Fidel Castro y su gente. Así, durante el gobierno de Allende los comunistas quedaron relegados a segundo plano, porque la Unión Soviética nunca le dio mucha bola a Allende como Líder.

Castro en cambio fue el mentor político de Allende, que había partido en la política como un socialista moderado, pero cuando conoció a Castro quedó deslumbrado y se convirtió al marxismo. Era tanta su ansia de aprobación que cuando fue a Alemania Oriental les dijo "yo soy el Fidel Castro de Chile".

El gobierno de Allende prácticamente no recibió apoyo de Moscú, pese a que éste había recibido sueldo como informante, los rusos no lo tenían en gran estima como líder. Fidel Castro en cambio lo consideraba como su niño regalón.

Quien sabe cuanto de esa amistad entre Allende y Castro fue verdadero y cuanto fue por ambición de esté último por parasitar de los recursos de Chile, como lo hizo después con Venezuela. Durante el gobierno de Allende Castro vino a una visita y recorrió todo el país anotando datos de producción industrial.

Fidel estuvo casi un mes en Chile y todos se empezaron a poner nerviosos porque no se iba nunca. Su visita al final fortaleció la oposición a Allende, que ya estaba creciendo. 

Porque después de un año de eufórico derroche con un crecimiento enorme, la economía se fue al pozo negro, y todos los que creyeron el cuento de la "revolución con empanadas y vino tinto" se empezaron a dar cuenta de que se trataba el asunto. 

A partir del segundo año de gobierno, Allende tenía un tercio de leales y dos tercios de opositores, porque la Democracia Cristiana había expurgado a los izquierdistas y estaba sumada a la opocición. El manejo de la economía fue desastroso, como era previsible y Allende se empezó a ver cada día más acorralado.

A partir del segundo año del gobierno empezó la escasez y la violencia callejera, a duras penas Allende podía controlar a la gente de su propio partido y a los que estaban más a la izquierda como el MIR, el FER u otros por el estilo.

Por lo que yo recuerdo Allende llegó al poder casi por casualidad, estaba muy influido por Fidel Castro y como presidente hizo cagada tras cagada. Su legado hoy es cero, nada de lo que hizo como presidente es hoy rescatable y hoy solo lo recuerdan un puñado de viejitos nostalgicos con los colihues de sus años en la Jota.

Peor todavía son los chicos woke que hoy posan de allendistas: gays, animalistas, veganos, travestis y toda clase de raros con desórdenes de la personalidad que lo adoran como un fetiche, sin imaginar como fue realmente. Los neo allendistas deben tener al pobre Chicho pateando en su tumba.

Lo único grande que hizo en su vida fue el 11 de septiembre al atrincherarse en La Moneda y suicidarse junto con su proyecto. Ese fue su mejor momento cuando murió con las botas puestas.

Cuando yo escuché por la radio, pasado el mediodía, que Allende se había suicidado y al otro día, cuando el Rector del liceo Sr. Moraga nos formó a todos en el patio y nos ordenó un minuto de silencio por la muerte del presidente, pensé que habia nacido un gran héroe y que estábamos presenciando un momento histórico, el nacimiento de un mito.

Pero no fue así, Allende fue olvidado rápidamente en Chile incluso por la misma gente de izquierda. Aparte de un grupo chiquito de contumaces y poseros, hoy nadie recuerda al pobre Chicho, y los que lo recuerdan son en su mayoría una manganada de ladrones y sabandijas.

Trato de pensar en algo bueno que haya dejado el Chicho, no se me ocurre nada. Mi impresión es que no era un violentista pero introdujo la peor división y violencia que se había visto en Chile en muchos años, solo por posero. Ni siquiera era marxista de verdad, apenas seguía las instrucciones que le soplaba Fidel Castro.

En fin, han pasado 54 años desde que asumió la presidencia en la más completa indiferencia de la mayoría de los chilenos. Creo que si a algún político se le ocurriera ofrecer -en serio- una vuelta al programa de la Unidad Popular, lo meterían al manicomio.