30 enero 2025

Arica está linda de nuevo

Qué bonitas están las playas de  Arica
Anoche salí de mi encierro a probar el auto, cerca de las 10 de la noche y me di una vuelta por las playas de La Lisera y El Laucho. 

Estaban repletas y en toda la costanera sur era difícil encontrar un lugar donde estacionarse, me hizo recordar los años ochenta cuando las playas y el paseo 21 de Mayo eran como el living de la ciudad donde todo el mundo se encontraba.

Claro que ahora no me encuentro con nadie conocido, antes daba dos pasos y me topaba con algún amigo, supongo que ahora serán los hijos o los nietos , no todo es bueno cuando llegamos a vejestorios.

La cosa es que saqué unas pocas fotos, mal enfocadas y con la pésima cámara de una tablet, pero tenía que guardar un recuerdo que Arica, así estaba anoche

Seguramente la Costanera Norte, con las playas de Chinchorro y Las Machas, también deben haber estado repletas, ese es un sector donde hay más vida nocturna, especialmente restaurantes y un par de discos, pero no quise ir para alla´esta vez.

Que bonito ver así a Arica otra vez tal como era en los ochentas, cuando fue nuestro último boom económico. Ahora no tenemos ni uno pero igual la gente sale y se divierte, bien por eso.

Mecánico habemus
Salí a probar el auto porque pude ubicar al fin al mecánico cubano que me ve el Vitz. Tenía un ruido feo y en mi opinión era de la caja de cambios. Además al ponerle el dongle me aparecía un error intermitente de sensor de velocidad,

Años atrás tuve una falla de ese sensor con efectos catasróficos, mientras manejaba la aguja del velocímetro se volvió loca y el auto empezó a pasar los cambios  que no correspondían, al llegar a la casa le lavé el conector con alcohol isopropílico y se arregló.

Pero la falla empezó a aparecer de nuevo, salimos a probar el auto con el mecánico y enseguida notó que estaba pasando mal los cambios, ese era el ruido, el motor sobre revolucionado porque andaba con los cambios incorrectos.

La cosa es que sacó el sensor de velocidad, que va en la caja de cambios -tiene otro que es del ABS y va al velocímetro y ya se lo había cambiado- limpió bien el sensor y sus conectores, el auto quedó andando como nuevo.

En abril toca la revisión técnica y espero que esta vez la pueda pasar sin problemas, porque la última vez me rechazaron por gases. Si ahora apruebo sin pasar por ventanilla haré una fiesta como Dios manda.

¿Es vergonzoso no hacer nada?
Ese mismo día había bajado al centro buscando algún relojero para cambiar el cristal de mi super reloj Orient. Resulta que casi no quedan relojeros vivos en la ciudad, solo encontré dos muy viejitos.

En el primero habían varios amigos conversando y se armó un mini alboroto al ver el relojito, durante el Puerto Libre hasta los años sesenta, mucha gente común compró relojes Rolex, Orient y otros que hoy son de colección, así es que casi no hay viejito que no haya tenido uno de esos.

Obviamente ninguno de los dos relojeros que encontré tenía cristal para un reloj tan grande -la caja es de 43 mm- porque hace muchos años que no se fabrican relojes de ese porte. 

En fin, cuando venga mi amigo de Santiago, a quien le tengo prometido el Omega Constellation, aprovecharé que lo lleve de vuelta para la capital donde un relojero de confianza para que le cambie el vidrio y le haga una mantención completa.

Ni que decir que camina como reloj. Hay algo especial en tener un mecanismo tan complicado en la muñeca funcionando sin atrasar ni adelantarse, es como tener un lingote de oro, no sirve para nada pero da una gran satisfacción andar trayendo una pieza así.

Ahora entiendo a los adictos a coleccionar relojes, los aparatos mecánicos entre los años 50 y 80 son piezas extraordinarias y producen una especie de vicio, especialmente si nos gusta la mecánica.

Pero ya me fui por las ramas, lo que quería contarles es que mientras buscaba un relojero me encontré con un antiguo alumno de los años noventa. Después de los saludos y las inevitables preguntas de qué estaba haciendo, le dije que yo no estaba haciendo absolutamente nada.

Se quedó atónito ¡pero profe, como no va a hacer nada, algo tiene que hacer!, le contesté que no, que me dedicaba a regar las plantas, leer y ver Youtube: estoy jubilado.

Pude ver su cara de consternación, me dijo ¡pero nadie puede vivir sin trabajar, eso es como estar muerto! No le contesté pero me fijé como  había  envejecido, también había estado enfermo según me contaba, "luchando por la vida". Me pareció que él era el que estaba medio muerto.

La sociedad nos machaca muchas veces que la vida es una lucha contínua para mantenerse a flote. 

Yo, que aprendí a nadar muy bien hace años, una de las cosas que sé es que para flotar, solo hay que relajarse, echar atrás la cabeza y acostarse de espaldas. El agua nos acoge como una cuna y podemos pasar horas así.

Así podemos descansar en el agua, mientras venos otros que patalean y bracean desesperados por el miedo a hundirse. Como lo veo yo, así es la cosa, pero en fin, cada cual con su gusto.

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