Como mono porfiado

Este ha sido un año de reencuentros, en el verano me junté -después de muchos años- con el Pato Bilingue, anoche nos juntamos con Oscar, otro compañero de electrónica y nos hicimos el recorrido completo después de tomarnos unas cuantas en casa de su hermana donde estaba alojado, salimos al Barrabás donde al calor de unas cubas conversamos como solo pueden hacerlo los que compartimos los gloriosos años de la U, de allí nos fuimos a aburrir al Drake donde nos tomamos otros tragos sin conocer a nadie ¡que mala está la noche ariqueña! ¿o será que me falta práctica?.

Luego al Casino donde entramos al karaoke, pedimos tragos y como no nos gustó nos fuimos antes que llegara el copete, solo para que vean como andábamos de maharishi, después a la sala de juego donde mi amigo ganó unas cuantas lucas y yo me entretuve mirando a un tipo que ganó 10 millones en un paso afortunado de ruleta (unos US$ 20.000), enseguida apostó cien mil pesos a un pleno y se mandó a cambiar sin saber si había ganado o perdido (los perdió) ¡eso es jugar con estilo!. Finalmente terminamos comiendo unos sandwich en El Dinámico y me fuí para la casa como trompo cucarro.

Ayer también tuve el alegrón de mi vida al recibir el llamado de otro amigo de mis primeros años de universidad: el mismísimo Pato (omitiré el apellido para proteger a los inocentes) del que hablo en las malas juntas, ese con el que hicimos un preuniversitario, con el que nos sentábamos en a plaza tratando de idear alguna forma de sacarle plata al prójimo. Su historia es un caso que vale la pena contar porque es buen ejemplo de mi idea de valor futuro.

El Pato era loco, pero muy loco, nadie daba un cinco por nosotros en esos años cuando lo único que teníamos era una incipiente mala reputación. En segundo año él se cambió a Ingeniería Comercial y con los años le perdí la pista. Resultó que los profesores le empezaron a tomar buena y al terminar la carrera Daniel Viera, que era su profesor, le consiguió que fuera a hacer su posgrado a la Universidad de Los Andes en Colombia. De entonces nunca más supe de él. excepto que estuvo trabajando en las Naciones Unidas como funcionario internacional y con los años supe que volvió a establecerse en Concepción.

A veces sabía algunas noticias, todas muy buenas, sobre como le estaba yendo, supe que se había convertido en uno de los principales expertos del retail en Chile, profesor universitario, empresario y consultor muy bien pagado. En el poco rato que hablamos ni siquiera tocamos el tema salvo que me dijo que se estaba empezando a tomar las cosas con calma, un poco más preocupado de la calidad de vida. Que bien. Que alegría saber lo bien que se le han dado las cosas. Pero señores, todo tiene su moraleja y no les he dado toda esta lata en vano.

Mi moraleja va para varios amigos y amigas que están ahora estudiando y que leen el blog, algunos me han escrito contándome sus penas y los problemas por que están pasando, yo les digo que agachen la cabeza y que sigan, que ser perseverante y volver a pararse como mono porfiado es la única forma, y me contestan "para ti es fácil decirlo", claro que a estas alturas es fácil, pero eso no quita que sea cierto. Hay que insistir una y otra vez hasta que se presente la oportunidad. Si hubiese otra receta encantado se las digo pero hasta donde yo sé, la perseverancia es la única opción de los que no tuvimos privilegios hereditarios.