Todos los errores se pagan

Muchas veces me encuentro que los comentarios salen más interesantes que las tonteras que escribo. En la entrada anterior Mario Barakus (ese que no es Rubén) comentaba que el exito no es solo ganar plata o reconocimiento, cierto, ¿de que sirve conseguir algo que uno ni quería? me imagino que uno no puede sentir que ha tenido éxito si no está contento con lo que hace ¿no?.

Otros comentarios también hablan de cosas que se me pasaron: los hijos bacanes que tienen grandes ambiciones pero no están para nada dispuestos a sacrificarse, la quieren gratis, rápida y fácil de ser posible. O las expectativas exageradas como el cabezón Gonzales que de simple estudiante quiere pasar a Rector, de a una.

Bueno, yo también tendré que poner mi posdata agregando que no es la idea de éxito lo importante, sino llegar un momento en que uno esté satisfecho con lo que está haciendo.

Conversando con mi compañero de la U entre copa y copa -a medio filo aparecen las verdades más grandes- me decía que ya había solucionado al menos la parte material y tenía como mantenerse, vivir contento y ayudar a sus hijos. Pero ahora le faltaba una satisfacción más personal y por eso se largó con su empresa de energías limpias y quiere llegar a dominar el tema, no para conseguir más plata sino para probarse que puede hacer algo que -a sus ojos- valga la pena.

Creo que todos llegamos alguna vez a un punto parecido: mientras uno tenga un ideal y se preocupe por algo más que ganarse la vida como bruto, creo que puede decir que ha tenido exito. Por eso yo vuelvo a escribir cada cierto tiempo sobre los años de universidad porque ese es un ensayo de lo que será después la vida real con sus injusticias, chuecuras, fracasos y tentaciones. A veces una mala decisión en esos años, una fiesta en lugar de estudiar para la prueba, un mal cálculo, puede tener consecuencias enormes años después.

Lo malo es que la mayoría de las personas no se dan cuenta de que todos los errores se pagan, cada uno de los errores se paga y la mayoría con intereses. Esto es tan cierto como la Ley de Murphy, no todos los aciertos tienen su premio pero los errores... esos se pagan siempre, uno por uno.