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15 diciembre 2011

Kleine Welt


Hoy en la mañana me encontré en la universidad con mi amigo Tito Torres, uno de los profesores que más me influenciaron durante la carrera. Nos pusimos a conversar y mientras le contaba mis miserias llegamos a la conclusión que servir para algo es un defecto grave en el Kleine Welt (pequeño mundo) en que vivimos. Como los tontos y los mediocres son muchos, los que nos interesa buscar un poco más allá estamos fritos, condenados a vivir bajo la bota de un pobre diablo o -mejor- a apartarnos.

Me regaló su último libro The new unification of gravitation and electromagnetism con una generosa dedicatoria, en verdad a Tito lo estimo mucho y lo admiro como persona, no puedo hablar de su trabajo -que es fieramente criticado en el Kleine Welt- porque solo lo entiendo de manera muy superficial, pero creo que no conozco a nadie en Arica con la profundidad de conocimiento que él tiene. Claro que cuando se intenta hacer trabajo original y de valor en un campo muy difícil hay tremendos riesgos pero que diablos, el mundo académico no está libre de las ambiciones del mundo normal.

¿Se acuerdan que en una entrada anterior coloqué que se puede aprender matemáticas de oído? ¿y que en las matemáticas existen muchas simetrías tal como en la progresión de acordes musicales?. Bueno, miren esta ecuación que encontré en el libro y díganme si no es bonita.

Yo siempre he admirado a los que intentan lo grande, aunque fracasen, se equivoquen o nunca consiguan nada. Admiro mucho más a un amigo que siempre ha soñado con hacerse millonario aunque va de fracaso en fracaso, frente a los que escogieron ser mediocres, aparentar inteligencia y ser respetables. Perseguir la grandeza en lo que sea creo que es algo que vale la pena, mucho más respetable a mis ojos que vivir aparentando y haciendo cuchufletas. Pero en fin, no me interesa criticar a nadie tampoco: cada cual trata de salvarse como puede. Todos tienden a reirse del valiente que no ha llegado al éxito y respetar en cambio al farsante exitoso, menos yo.

A otra cosa, aunque no muy distinta. Estaba leyendo una tesis doctoral de Juan Villanueva Sierra sobre la inteligencia emocional y el liderazgo, no es un tema que me guste mucho pero encontré cosas interesantes. Villanueva identifica al liderazgo primero que nada con el poder y las jerarquías, citando a Maquiavelo:

"...Para conservar el poder (el príncipe) a menudo necesita actuar contra la palabra dada, contra la claridad, contra la humanidad, contra la religión, asi mismo que disponga su ánimo a inclinarse por uno u otro proceder según le indiquen los vientos de la fortuna... y que no se aparte del bien si puede, pero que sepa penetrar en la senda del mal si es preciso... En suma el Principe, que se ocupe de ganar y mantener el poder; los medios se considerarán siempre honorables... Y es que el vulgo se deja llevar por la apariencia y el resultado final de las cosas, y en el mundo no hay más que vulgo..." (el destacado, obviamente es mío)

Nunca deja de asombrarme la claridad de Maquiavelo, esta vez explicando la llamada "razón de estado". Escribe Villanueva que el poder se puede ejercer usando cinco motivaciones fundamentales: recompensa; miedo; legitimidad; referencia y expertise. El poder ejercido por miedo solo es posible cuando parte relevante del grupo considera que el uso de violencia o coerción puede ser beneficioso para el conjunto social.

Por último otro comentario interesante que encontré en la tesis es la influencia pocas veces advertida de las emociones en lo que pensamos que es el comportamiento racional. Cito textual parte de la introducción:

"Dicen que las emociones son los colores de la experiencia humana; la gente rie, llora, se enamora o echa abajo edificios bajo su influencia. En más de una ocasión, los medios de comunicación nos ofrecen ejemplos de hasta que punto las decisiones importantes en la vida se pueden ver afectadas por la emociones, desde exabruptos en cumbres internacionales que derivan en conflictos diplomáticos, hasta desenlaces electorales que se deciden por el carisma del candidato ganador".

Pero las emociones, según Villanueva, no solo son disrupciones del pensamiento correcto y racional, sino parte integrante de el: la gente que pierde capacidades emocionales por algún accidente neurológico también pierde la capacidad de actuar de manera inteligente. Es una observación que no había escuchado antes. En fin, parece un trabajo interesante, de allí les seguiré contando. Creo que por hoy ya es suficiente.

25 septiembre 2008

Green-eyed Monster


Después de unos treinta y tantos años tuve el gusto de saber -facebook mediante- de mi ex compañero del Liceo de Ancud, Evangelista Diaz, que fue muy importante para mí en esos años porque me enseñó algunas cosas básicas de la música: el tocaba el acordeón y según veo sigue tocando hasta el día de hoy.

Es el efecto mariposa en acción: pequeñas causas desencadenan grandes efectos. Nunca me había llamado la atención la música pero ver a alguien tocando un instrumento me pareció fabuloso y desde entonces, con más entusiasmo que talento,  empecé a interesarme a pèsar que después de todos estos años apenas soy capaz de mal-tocar dos temas en el teclado.

Pero muchos años atrás me compré un Casiotone y tocaba una y otra vez el Reloj no Marques las Horas y la Vereda Tropical, hasta que todos empezaron a reclamar que aprendiera a tocar bien o me callara. Y tuve que callarme, pero el efecto mariposa ya estaba en acción, tenía el Casiotone y el Tomás Jr. al ir creciendo empezó a mirarlo con curiosidad.

Teníamos un antiguo método Yamaha con canciones muy sencillas: Merrily go Around y cosas por el estilo así es que competíamos por sacarlas. El efecto mariposa ya se había desatado, sin darme cuenta el Casiotone pasó para la pieza del Tomás chico que se pasaba toda la tarde martillando las teclas, con la porfía típica de los niños cuando se entusiasman. Pensé que se le iba a pasar como ocurrió con el dibujo -yo también fuí un fanático dibujante y de la noche a la mañana ya no más- pero siguió entusiasmado por la música y siempre pedía que le compraran un teclado mejor, cosa que yo obviamente rechazaba de plano.

Finalmente para una pascua la Pilar le compró un Yamaha con teclas de peso piano con lo que empezó a tocar más en serio, armaron su primera banda con amigos como a los 14. Y así ha seguido la cosa, ahora toca el teclado de manera pasable, además aprendió bajo y guitarra, si alguna vez lo toma en serio tal vez podría ganarse la vida aporreando un instrumento. Yo le digo que en lugar de pensar en la universidad trate de tocar por plata durante uno o dos años, con eso tal vez  podría juntar y después estudiar si todavía le interesa. 

Sea como sea, ya tiene una interesante herramienta en la vida, tal vez no gane ni un peso pero podría servirle para conseguir minas, las mujeres siempre andan detras de sexo, drogas y rock and roll así es que no está demás saber tocar un poquito. Incluso si no le sirve para ganarse la vida ni para conseguir minas, el hecho de hacer música es satisfactorio por si mismo, que diablos, ahora mismo está slappeando con el bajo mientras yo escribo como tonto, muerto de envidia, maldición, maldición, maldición. Si no me hubiese interesado en el acordeón que tocaba Evangelista, en Ancud 1973, tampoco me habría interesado tocar un instrumento, no me habría comprado el Casiotone y el Tomás Jr. nunca podría conseguir minas, porque es más desabrido que un clavo. El efecto mariposa en acción.

Las cosas casi nunca salen como uno se imagina, popularmente se cree que si el padre es buen lector también lo serán los hijos, pero en mi casa está el contraejemplo: cuento con los dedos de una mano las veces que he visto al Tomás Jr. entusiasmado con un libro, y me sobran dedos. A mi ni me preocupa, tampoco he tratado de entusiasmarlo con la lectura ni nada de eso, si no le interesa que no lo haga, es su asunto nomás. Claro que es una gran ventaja haber leido mucho y redactar con facilidad, pero el dicho es claro "puedes llevar al caballo al río, pero no puedes obligarlo a tomar agua", si no le interesa mala suerte nomás. Cada uno sabe donde le aprieta el zapato.

¿Permisivo? si, hasta cierto punto yo creo que desde los 13 o 14 años los niños ya pueden hacer lo que se les antoje mientras no causen perjuicio a nadie más. También soy un convencido que tienen que enfrentar todas las consecuencias de lo que deciden. Si no quiere estudiar ni trabajar, perfecto, es su asunto, pero que pase hambre nomás, es lo lógico. No entiendo ese concepto de la familia que se sacrifica para que los hijos tengan cierto bienestar: no hay mejor manera de crear un fracasado que sacrificarse por el, mejor que se sacrifique él solo nomás.

En fin, toda la tarde y sigue tocando maldita sea, maldición, maldición, ¡como lo envidio!.

19 abril 2007

Envidia y lástima

Estaba viendo los primeros videos de Cho Seung-Hui en el sitio de CNN, el discurso es previsible, habla como una víctima y se compara con Jesucristo crucificado, odia a los ricos con sus mercedes, whiskey y cognac, ellos tienen la culpa de todo, lo empujaron.

El nivel de egolatría de estos tipos es increíble, detrás de tanta envidia tiene que haber un ego enorme y una tremenda frustración de no poder conseguir lo que cree que se merece. No habló ni una palabra de su fracaso con las mujeres que probablemente es la madre del cordero en el origen de su resentimiento. He conocido muchos tipos parecidos.

El problema de fondo en todo esto es la compasión. Al ver al pobre coreano miserable, rechazado por las mujeres y rabioso porque vive en un mundo de tipos más altos, mejor parecidos y con más plata, un tipo lleno de grandes expectativas que va acumulando humillaciones, una tras otra, como se acumulan las monedas en el bolsillo de un avaro. Al final la montaña de humillaciones es tanta que solo le queda explotar.

Es humano, es explicable, nos ponemos en su lugar y nos da pena, porque estamos condicionados desde chicos por la moral cristiana a sentir simpatía por el débil y por el que sufre. Ahi está el problema. Como bien escribió Nietsche es la inversión de todos los valores, el débil, el tonto debe ser protegido, tiene derecho a todo lo que ambiciona, y si no lo tiene es víctima de un sistema injusto.

La envidia se disfraza de afan de justicia, entonces ya no es culpa del tonto por sacarse malas notas, ni del feo por no tener éxito instantáneo con las mujeres, es una cuestión de injusticia, un sistema cruel que lo excluye por ser tonto y feo. Galbrath escribió en los setentas sobre este cambio de expectativas: con la masificación de las democracias todos comenzaron a exigir bienestar material, salud y felicidad como derechos naturales. En realidad no hay nada menos natural que eso.

En el blog de Fernando Flores leo el siguiente párrafo "De acuerdo a un estudio que fue realizado recientemente por un grupo de investigadores de la Universidad de California en San Diego, y que fue publicado en la revista Nature, los seres humanos tenemos una tendencia a la igualdad".

Curioso leí un poco más sobre el experimento que -a primera vista- demostraría que las personas tienden a ser buenas, solidarias y generosas con los más pobres. Nada de eso, lo que mostraban en verdad eran los efectos de la envidia "Según los investigadores es la ira y el enojo hacia las personas que ganan más lo que mueve a los participantes hacia esta política"..

No necesitaban hacer ningún experimento sofisticado para darse cuenta que la envidia es un motor poderoso de nuestras acciones y que podemos incluso actuar contra nuestro propio interés por la satisfacción de chaqutear para abajo a alguien que está mejor que nosotros ¿que mejor muestra que el coreano asesino? no ganaba nada matando a otra gente, simplemente lo hizo porque le causaba una gran satisfacción personal.

La compasión hacia los envidiosos es generalizada, los delincuentes, los sinverguenzas, los asesinos, los que salen a romper todo durante las protestas, son pobres víctimas de un sistema injusto, que no les permite tener lo que ellos quieren. Hay una muy profunda estupidez detrás de ese argumento que supone que todo el mundo tiene derecho a ser feliz y que la sociedad es responsable de asegurar ese derecho. Si algún día se escribe la historia de la infamia de las ideas, esta idea, que glorifica la envidia, sería una de las peores.