ACTUALIZACIÓN:
Lo que se cuenta a continuación sobre la supuesta "fundación de Arica" es un cuento chino, un invento fraguado por un alcalde fantasioso y aficionado a la historia, una falsificación.
La historia real la puede ver aquí.
Lucas Martínez de Vegazo, avecindado en Arequipa, había llegado al Perú junto con Francisco Pizarro. Fueron compañeros en la arriesgada empresa de la conquista y Lucas recibió de Pizarro en el año 1540 la encomienda sobre los territorios de Ilo y Tarapacá:
"...en las cabezadas del valle de Azapa... 364 indios...; en el pueblo de Camarosa 120, en el de pescadores del Cacique Ariacca 18 con 12 estancias valle arriba....; en una banda seis pueblos y en otra cuatro de los mitimaes que forman el Ullavaya de 70 indios... en el Auca 50 con el Principal Cariapacsa; en el de Ariacca de pescadores 30 con el Principal que se dice Aniano... (siguen varios nombres de poblados y sus Principales).. En el de Ariacca de pescadores con su Principal Mochina 40...".
Y así fue como don Lucas el 25 de abril de 1541, puso pie en la desembocadura del río San José y procedió a fundar La Muy Noble y Leal Ciudad de San Marcos de Arica. Poco antes, el 12 de febrero de ese mismo año Pedro de Valdivia había fundado Santiago, la ciudad más antigua de Chile, solo por unos meses.
La zona trajo suerte a su fundador, que acumuló una gran fortuna explotando las minas de plata de Huantajaya, cerca de Iquique. Cuando en 1546 se descubrieron las minas de plata del Cerro Rico de Potosí, el mineral más fabuloso que jamás ha existido, Arica tuvo su primer gran despegue, convirtiéndose durante casi tres siglos en el puerto más importante del Pacífico.
Y así fue como hace pocos días, pasó casi desapercibido que nuestro querido pueblucho cumplió nada menos que 469 años de su fundación, seguramente don Lucas no tendría problemas en reconocerlo si lo viera de nuevo: allí están el Morro, el Valle de Azapa, los cerros Chuño, solo que hay más casas, me imagino que en esos años el clima era igual de benigno y la gente similarmente floja, es como si los estuviera viendo dormir la siesta bajo las higueras en el borde del río San José, los caballos sueltos tomando agua y los indios comiendo charqui y conversando entre ellos. No es nada difícil imaginarlo porque Arica es la ciudad del tiempo congelado.
Existe una tremenda laguna histórica, entre 1541 y 1880, los años cuando Arica era peruana son muy poco conocidos, he encontrado apenas un buen libro sobre ese período, se llama
Arica Símbolo de Gloria y lo escribió Hernán Lagos Zuñiga, quien hace algunos años fue alcalde de la ciudad. Es un libro muy interesante y lleno de historias curiosas de esos años de nebulosa para nuestra historia. Un amigo peruano me comentaba que en Tacna existe el mismo espacio en blanco histórico sobre los años 1880-1925 en que Tacna estuvo bajo la ocupación chilena, es como si en todos esos años la historia no hubiese existido y lo único que hubo fueron luchas de resistencia. Son cosas de la guerra.
El Arica de mis recuerdos más antiguos es de fines de los sesentas, la ciudad del barrio industrial y las citro-taxis, el Silicon Valley chileno, la ciudad del nylon. Cuando la Junta de Adelanto era la Tía Rica y todo el mundo tenía plata y trabajo.
Como ando empobrecido y desanimado, me dediqué esta mañana a leer un libro que siempre me alegra, son los
Recuerdos del Pasado de Vicente Pérez Rosales, lo he releído muchísimas veces así es que me fuí directo al capítulo que me interesa:
"Dicen que junto con entrar la pobreza por la puerta de una casa, la virtud se escapa por la ventana. Esto tiene mucho de verdad; pero no porque la enfermedad pobreza carezca de verdaderos remedios, sino por la repugnancia ridícula del enfermo para tomarlos. El apellido, la antigua posición social y el patrio " qué dirán " son los peores enemigos del lucro que siempre otorga el modesto trabajo a quien le busca. Nadie se atreve a ser en su patria bodegonero después de haber comprado palcos en el teatro. ¿Cuántos no se hubieran muerto de hambre o lanzádose a bandidos en California si por respeto al apellido hubieran dejado de ser cargadores o limpiabotas?.
Había recorrido, en el sentido de descender, los últimos peldaños de la frágil escala de la fortuna; había llegado en California al que entonces me parecía el último de todos, al de criado de mano, y ni por las mientes se me pasaba que aun me quedaba otro más inferior aun donde pisar, el de empleado público de menor cuantía. Porque yo ignoraba que empleos para criados en todas partes sobran, al paso que en todas partes faltan empleos para los que no lo son.
El criado, o por ingratitud o por ofensa brutal de su amo, alegre le abandona, porque sabe que en la casa vecina, si no mejora de condición conservará la que antes le sustentaba; al paso que el empleado que deja su puesto, con gusto suyo o contra su gusto, en vez de encontrar análoga colocación en otra parte, sólo encuentra decepciones, hambre y miserias, si no se deja de noblezas.
Yo todo lo había perdido, menos el honor; mas, con sólo el honor no podía mandar al mercado. Encontrábame una mañana meditando sobre este tema, al mismo tiempo que echando una mirada de inteligente sobre una pareja de caballos cocheros que debía comprar una hermana mía, cuando entraron buscándome en la caballeriza dos conocidos personajes, de cuyo nombre no hay para qué acordarse, los cuales entablaron conmigo el siguiente diálogo:"
Ah que libro más bueno y que vida más interesante la de Pérez Rosales, el tuvo por lo menos un final felíz porque cuando estaba a punto de irse a pique se acordaron de él y le encargaron la colonización del Sur de Chile, que fue la gran obra de su vida. En fin, a veces las cosas terminan bien. Hasta mañana.