
Dos días atrás en la noche apareció un muchacho de nuevo preguntándome si lo vendía, lo atendí desde la ventana y le dije que no, que lo quería vender por piezas, me insistió y me dijo que por favor bajara. Estuvimos conversando, vió el auto y me dijo que hace años lo estaba persiguiendo, finalmente le dije que se lo vendía en US$ 600 (me costó US$ 1.000 hace unos 10 años atrás), me dijo que estaba interesado y que iba a chequear los papeles.
No creo que le convenga restaurarlo y así se lo dije. Si alguien lo va a restaurar preferiría ser yo mismo cuando tenga plata, pero si aparece con los 600 en la mano se lo voy a vender con dolor de mi alma. Hay que saber cuando soltarle la cola al tigre (snif).
Otro comentario interesante en mi post en inglés sobre la huelga de estudiantes, una lectora dice que le recuerda la misma situación de los estudiantes en USA, con la diferencia que allá no protestan. Mark también comentó que el credencialismo es bastante inútil y lo mejor era que los muchachos simplemente no vayan a la universidad y empiecen a ganar experiencia práctica lo antes posible.
Eso es muy cierto en USA donde existe una larga tradición de no-regulación y las personas son contratadas mucho más por sus capacidades y experiencia que por sus títulos. Pero en un país tan credencialista como Chile, inmerso en una carrera por prestigio donde importa mucho más lo que uno parece que lo que uno es, resulta poco práctico pensar en abrirse paso sin ir a la universidad. Eso solo es opción para los que tienen capacidades extraordinarias y no necesitan el maldito diploma para ganarse la vida.
El problema es para la gran mayoría que queda en el medio. Los que son extraordinarios no necesitan ir a ninguna universidad y si lo hacen por gusto no les cuesta nada conseguir una beca. Los que son estúpidos o indolentes tienen su vida asegurada gracias al asistencialismo del estado que les regala casa, les da subsidios para estudiar y si se convierten en ladrones o drogadictos les paga la "rehabilitación", no hay mejor negocio que ser estúpido o indolente en Chile hoy.
Los que están fregados son los normales, que no tienen talento extraordinario para asegurar el éxito ni son tan estúpidos como para que el estado los mantenga (como a los candidatos al "sueldo Parisi") esos que están atrapados al medio, como jamón del sandwich no los ayuda nadie y no tienen lugar en el mercado, que lo que menos necesita son mediocres.
Esos antes eran cajeros de banco y vivían bastante bien, pero salieron los cajeros automáticos. O administraban los grandes almacenes, pero ahora aparecieron las cadenas de supermercados, con un civil industrial o un MBA a cargo por parte baja, los almacenes de la esquina no necesitan gerentes.
Esos que quedaron atrapados al medio son los que veo en el paseo 21 de Mayo detrás de un stand de teléfonos celulares Claro o de VTR, o bien ofreciendo planes de una AFP, ahora que se masificó la educación mucho de esos son ingenieros, periodistas o agrónomos sin trabajo. No hay lugar para ellos en el mundo asalariado y sus títulos valen nada.
Como yo lo veo, la única salida digna que tienen es la micro empresa: el ingeniero electrónico se pone a reparar teles, el ingeniero comercial abre un almacén o vende sandwich al paso al frente de su casa, el agrónomo se compra una fumigadora y sale a vender sus servicios. Por eso Chile es el país de las micro empresas.
El problema es que hay muchos -seguramente la mayoría- de esos que están "en el medio" que no tienen las condiciones ni la vocación para trabajar por cuenta propia, necesitan ser asalariados y siempre creen merecer mucho más de lo que están obteniendo. Pero en Chile competitivo no hay lugar para ellos, cuando hay que competir no es una situación confortable para los mediocres. Seguramente por eso desde hace varios años tenemos el problema del malestar de la clase media, que han recibido sobre educación formal y se creen demasiado buenos para salir a vender choco-panda, aunque no sirven para mucho más que eso. Hasta mañana.