Resulta que en esos años el único cementerio que había en la ciudad era el de Lastarria, a pocas cuadras del centro, comunicado directamente con el hospital por la calle Vicuña Mackenna. Era un cementerio viejo y todavía no empezaba esa necesidad de espacio que terminó convirtiendo las murallas en condominios llenos de nichos, los muros entonces eran de adobe y los frecuentes temblores habían botado en algunas partes por donde se podía entrar y salir libremente.
Como en esos años recién estaba llegando la televisión y transmitía solo unas pocas horas al día, los muchachos -yo tenía 14 años- no teníamos nada que hacer y nos dedicábamos a dar vueltas por la ciudad conversando y pasando el tiempo. Algunos de mis mejores recuerdos son de esos años, con Milton, Lincoln y el chino Wong, haciendo nada y robando los autoadhesivos a los autos solo para hacer algún daño.
En esas tardes ociosas una vez se nos ocurrió ir al cementerio, la apuesta original era que entraríamos de noche pero nadie se atrevió, sin embargo hicimos varias excursiones de reconocimiento en la tarde donde nos encontramos con esto:

Nos quedamos paralizados al ver que el mismísimo pirata Drake estaba enterrado en nuestro pobre cementerio. Claro que si hubiésemos sabido un poco más de historia nos habríamos dado cuenta que la tumba era falsa, y que algún bromista (no se sabe quien) en épocas remotas (no se sabe cuando) aprovechó de armar esta falsa tumba del pirata que bombardeó la ciudad en el año 1578.
Hace varios años Chris, que vive en Utah, me mandó la historia del pirata cuando pasó por Arica en el "Golden Hind" y se encontró con unos buques españoles, uno de ellos cargado de oro cuya tripulación se emborrachaba alegremente en las tabernas de Arica. La cosa es que se apropió de "mercancía española y doscientas botijas de vino, treinta arcabuces y treinta y siete Barras de plata", nada mal para un solo día de trabajo, luego bombardeó la ciudad incendiándola y se mandó a cambiar, seguramente muy contento. Tal vez entonces a algún furioso vecino se le ocurrió hacer la falsa tumba.
Pero las crónicas de la época también aseguran que Drake escondió dos tesoros en Chile: uno en Arica y el otro en Coquimbo. En nuestra ciudad habría escondido "más de 800 barras de plata, 123 de oro y 500.000 reales de plata pertenecientes al Rey de España que había saqueado (Sir Francis) en todo el litoral chileno". La cosa es ahora es donde está el tesoro. ¿Estará bajo su falsa tumba? ¿o tal vez en la ya olvidada cueva del inca? Nadie lo sabe y como los ariqueños somos tan flojos a nadie se le ha ocurrido ponerse a buscar el tesoro.
Las malas lenguas dicen que doña Eliana Yanulaque tiene el secreto del tesoro. Ella que es la persona más acaudalada de la ciudad, vive en un edificio de 15 pisos en la playa vacío, para ella sola y su hijo. Entonces dicen que cada noche desenrolla el mapa y va a buscar algunas barras o doblones para mantener sus muchos negocios, entre ellos una discotheque que se llama... Drake.
Pero las historias raras no terminan allí. A partir de los años 80 la tumba del pirata Drake se convirtió en un lugar de culto para los estudiantes secundarios, y los universitarios de primer año que después de emborracharse van a dar una prueba donde se juegan el pellejo, entonces pasan primero por la tumba y le dejan un papelito que empieza por "Querido pirata..." y luego le piden lo que sea, desde una buena nota hasta que vuelva el novio o que la novia le de la pasada. La tumba tiene un canastito Ad-Hoc donde se llena de papeles pidiendo favores.
Díganme ahora si Arica no es una ciudad llena de rarezas. Algún día escribiré el Diccionario de Curiosidades como Dios manda, por mientras mejor me voy a dormir. Buenas noches.