
Me acordaba de mi niñez en la Población Santiago, una antigua chacra que fue emparejada durante la "operación sitio" con motoniveladoras para acomodar a los miles de damnificados por el terremoto de 1966. Cada familia recibió dos piezas de madera burdamente fabricada, con techo de cartón alquitranado, un pozo séptico y un caño de agua para cada esquina.
Por supuesto no había electricidad y nos alumbrábamos con velas y una lámpara de parafina, igual que la cocina. Todavía recuerdo bien el olor de esas comidas. La locomoción llegaba a unas 8 cuadras de la casa, por la población Nogales y los primeros dos inviernos fueron complicados porque todo el lugar se convirtió en un enorme charco de barro.
No recuerdo que nadie se quejara, al contrario estábamos contentos de haber recibido una casa y nos sentíamos un poco pioneros colonizando un terreno salvaje, jamás escuché que alguien dijera que era "indigno" vivir así. Todo normal, éramos pobres y vivíamos como pobres. Todavía no aparecían los políticos diciendo que "merecíamos" una mejor calidad de vida.
La población Nogales, vecina a la nuestra, era famosa por su peligrosidad. Los asaltos y peleas a cuchillo eran cosa de todos los días y yo me hice amigo de un tipo que tenía una gran cicatriz en el cuello, por la que le decían "el bistec". A poco de hacernos amigos el iba a esperar a mi mamá en la noche, cuando llegaba del trabajo y la acompañaba hasta la casa "hay mucha gente mala señora" le dijo la primera vez que la acompañó. Desde esos años me acostumbré a mirar distinto a los delincuentes, que al final son más o menos igual que cualquiera de nosotros. En fin, en esos años ni me imaginaba que algún día iba a tener un auto, menos viajar ni nada de eso.
Conversaba con McDonnell en el bar -cosa que ya se está haciendo habitual- y el me contaba que en su caso fue prácticamente lo mismo en Galway, a fines de los años 40, toda su familia se crió en una cabaña de 2 piezas en el campo de su tío, sin electricidad, agua potable ni nada de eso y sin embargo no recuerda un solo día en que se hayan sentido miserables o indignos por eso. Todavía mantiene dos acres del campo donde se crió, solo para presumir que es un Irish landlord.
Esa palabra de "indigno" me hace mucha gracia. Para mi indigno es un sinverguenza, un estafador o un político pero nunca una persona sin plata. Yo siempre he pensado que es lo más normal del mundo ser pobre y que no tiene nada de especial, nunca he entendido a los resentidos que se indignan con la idea de que haya gente pobre y sospecho que eso es porque le tienen terror a la pobreza. Esos si que son unos pobres diablos.
Claro que a los políticos les conviene la idea que la pobreza es "indigna", ellos viven convenciendo a los tontos que tienen derecho a no ser pobres y con eso los condenan a mantenerse pobres para siempre. Conozco mucha gente que vive parasitando de estas "ayudas" del estado, como hice clases en programas sociales me los encuentro una y otra vez, siempre en lo mismo. Si nungún político los hubiese "ayudado" seguramente habrían salido de la pobreza hace rato, antes que les atrofiaran el instinto de superación.
Esa tonta idea de que la gente tiene derecho a vivor bien es el engaño más grande, pero no faltan los que la creen, sobran. En Europa los estados de bienestar se derrumbaron de manera anglosajona y de manera latina, tal como la rebelión contra el rey Juan Sin Tierra en Inglaterra y la revolucion francesa. De manera anglosajona, países como Alemania y Suecia se dieron cuenta que se estaban derrumbando y empezaron a dejar rapidamente las políticas de bienestar. Otros como Grecia, Portugal, Irlanda, España se han aferrado hasta el final a la estupidez colectiva y se desplazan a un colapso violento, tal como fue la revolución francesa.
¿Como dos bloques tan esencialmente diferentes pueden tener una moneda común? Me parece absurdo, lo peor en política es el voluntarismo que se niega a ver las cosas de manera realista. Los países latinos deberían volver a sus monedas nacionales de una vez, hacer la pérdida y volver a ser pobres como casi siempre lo fueron.
Europa es una muestra clara de lo inútil que resulta tratar de redistribuir la riqueza: a un pobre tonto le pueden regalar un millón de dólares y a la vuelta del año lo habrá perdido todo y se sentirá más pobre que antes. Porque nada es suficiente, mientras más le das más exige. Adquirir riqueza material tiene un gran componente de suerte, pero mantener esa riqueza en el tiempo requiere de sacrificio y disciplina. Por eso las ayudas del estado no ayudan a nadie, ni a las personas ni a los países.
P.D. tal como puse en mi entrada anterior no respondí ninguno de los comentarios para no entrar en polémicas inútiles, esa es mi opinión, guste a quien guste y disguste a quien disguste, solo borré un par de trolleos rascas. Siendo con argumento, todas las opiniones valen.