
Con el anteproyecto de tesis en la mano en la mano me fui derechito a conversar con Fernando Cabrales, que es el mejor economista que tenemos en la región, por no decir el único. Es siempre entretenido conversar con el porque nunca saca argumentos de autoridad y todo lo explica directamente, además de aprender siempre salgo con ideas nuevas después de que conversamos.
En Chile los servicios de agua potable y alcantarillado son privados y además monopolios naturales, porque no sería lógico hacer dos o más sistemas de cañerías y desagues por ejemplo. ¿Como puede ser operado por privados entonces? La solución es que el estado les fija las tarifas cada tres años, basado en una empresa modelo, ficticia, que trabaja con los costos de la empresa real, considera el plan de inversiones necesarias, los costos de operación y una utilidad para la empresa. Como ven es un procedimiento bastante estaliniano.
Hasta aquí el sistema parece perfecto porque evita el problema de las antiguas empresas del gobierno, que fijaban precios con criterio político y al poco tiempo dejan de hacer inversiones. Bolivia es un ejemplo perfecto de ese desastre donde los que tienen agua pagan tarifas ridículamente bajas mientras que otros -una cantidad enorme- simplemente no tienen agua potable porque la empresa con esas tarifas no puede invertir.
En Chile desde que se aplicó la operación por privados y la empresa modelo la cobertura ha llegado casi al 100%, ya casi no existe quien no tenga agua potable y alcantarillado en nuestro país y por eso el esquema privatizador se pone como modelo en casi todos lados donde se discuten políticas púbicas del agua. El principio es "hay que pagar lo que cuesta, si alguien demuestra que no puede pagar recibe un subsidio directo del estado".
Todo bien en teoría pero había algo que no me cuadraba y me enredó en una larga discusión con Fernando ¿por que la empresa modelo para fijar los precios en Arica tiene una pérdida del 15% mientras que la empresa real tiene pérdidas de más del 40%?.
Esta enorme pérdida -casi la mitad de lo que se extrae- tiene varias externalidades negativas: rompe el subsuelo salino quebrando casas y pavimentos y seca los acuíferos de donde extraemos el agua. ¿Y cual es el problema? me decía Fernando, el agua que se pierde es pérdida para la empresa, no se va a tarifas que están calculadas para una pérdida mucho menor.
Pero todo seguía sin cuadrar, ¿por que la empresa no invierte para bajar esas pérdidas y en cambio hace grandes campañas para que los consumidores cuidemos el agua? Fernando me explicó que seguramente era una cuestión de costo/beneficio, les convenía más la pérdida que hacer las inversiones.
A ver , a ver, nada me cuadra: la empresa extrae -digamos- 100 millones de metros cúbicos y solo factura 60 millones, pero los costos de extraer 100 millones alguien los paga ¿quien? los usuarios con las tarifas ¿quien otro?. O sea que a pesar de facturar solo el 60% de lo que produce eso le permite pagar los costos y tener utilidades, aquí hay gato encerrado.
¿Cual es el truco? después de dar muchas vueltas llegamos a la madre del cordero: el estado sigue manteniendo las tarifas artificialmente bajas por razones políticas, eso se refleja en el diseño de la empresa modelo y el cálculo de la tarifa, que hace para la empresa más conveniente no invertir aunque pierda casi la mitad de lo que produce. ¡O sea que estamos en una situación similar a la de Bolivia, claro que más atenuada y mucho más escondida!
Me contaba Fernando, que tuvo un alto cargo en el gobierno anterior, que siempre ha sido así, todos los gobiernos hacen la cuchufleta para ganar popularidad y me pone el caso de cuando entró a operar Desalari, la empresa desaladora en Arica que iba a solucionar el problema de déficit de agua sin subir las tarifas y el gobierno de la época publicitó mucho ese mérito ¿donde estaba la trampa?
En que simplemente sacrificaron la calidad de agua,y la "desaladora" simplemente mezclaba agua dulce con la otra con alto contenido de cloruros, minerales y dosis de boro cientos de veces superior a la norma. O sea el problema se "solucionó" a costa de enfermar de los riñones a buena parte de la población de Arica. Por eso jamás han logrado que la norma chilena incluya los niveles de cloruros y boro internacionalmente aceptados. Al final todo se reduce a engañar alos giles y ganar las proximas elecciones. Y no se olviden que está anunciada otra millonaria desaladora para Arica.
Raya para la suma: estamos fritos. Hasta mañana.
P.D. ¿Saben de que es la foto? son los residuos que bota la empresa Desalari en la desembocadura del Río Lluta.