
Los países compiten entre sí para crear y apropiarse de la riqueza, tal como compiten las personas y muchas de las teorías sobre la competencia entre naciones son una extensión de las ideas de competencia entre personas.
La teoría más antigua de competencia entre países -que conozco- es el mercantilismo, que surgió junto con el concepto de estado-nación entre los siglos XVI al XVIII. Un conjunto de las ideas de sentido común sobre competencia basadas más o menos en los siguientes principios:
Como los recursos son finitos, todo lo que gana algún país en el comercio internacional necesariamente lo pierde el otro, es un juego de suma cero, por lo tanto a los países les conviene importar lo menos que puedan porque la importación es un gasto y los que lucran son los proveedores extranjeros. En cambio es conveniente exportar lo más que se pueda porque así el lucro queda en el propio país. Los excedentes del intercambio se deben acumular en metales preciosos (oro, plata) para que conserven su valor.
El mercantilismo se basaba en la idea que el productor es quien lucra y que lo mejor para la riqueza del país era que el estado estableciera monopolios productivos -hay que recordar que la riqueza del estado y la del soberano en esos tiempos eran más o menos lo mismo-tanto para abastecer al país como para exportar. Un gran exponente del mercantilismo fue J.B. Colbert, ministro de hacienda del Rey Sol Luis XIV.
Adam Smith, fundador de la economía clásica fue el principal enemigo del mercantilismo, haciendo notar que era absurdo que los países pretendieran producir cosas para las que no tenían ventajas naturales. En La Riqueza de Las Naciones, tal vez su mayor aporte fue el de aclarar la importancia de la división del trabajo, la idea de las ventajas absolutas, o sea que cada país debería producir aquello en que tuviese ventajas e importar lo que no tuviese fue una extensión su idea microeconómica de la división del trabajo: que cada cual se especialize en lo que hace mejor.
David Ricardo notó que las ventajas absolutas no maximizaban la creación de riquezas porque los países no tenían para que tratar de ser los mejores del mundo en todo, bastaba con la ventaja relativa de país a país y lo demostró haciendo un estudio de costos entre pares de países. Eso se llamó la teoría de las ventajas comparativas.
Por algo se llama economía clásica, estas ideas reinaron durante siglos sin competencia y fueron formalizadas por el modelo de Eckscher-Olin. Se empezó a hablar entonces de los "factores de ventaja comparativa": disponibilidad de capital, bajo costo de mano de obra, tasas de interés, disponibilidad de materias primas, etc. Este es el modelo que actualmente usa la mayoría de los países del mundo.
Pero en los años 40, el economista ruso Wasili Leontieff hizo un estudio de 10 años de comercio exterior norteamericano y se encontró con la sorpresa de que las exportaciones del país más capitalista del mundo no eran intensivas en capital, sino intensivas en mano de obra. Esto se conoció como la paradoja de Leontieff y puso en duda la validez del modelo de ventajas comparativas.
El año 1985 Michael Porter publica su best seller La Ventaja Competitiva, orientado a la micro economía o sea como lograr ventajas compitiendo a nivel de empresa. Su receta ponía énfasis en lo que llamó estrategia competitiva, pero su principal aporte fue un método de análisis sencillo que permitía implementarla según 5 indicadores: poder de negociación de proveedores y clientes, amenaza de nuevos competidores, amenaza de sustitutos y rivalidad interna.
En el año 1990 apareció La Ventaja Competitiva de las Naciones de Porter y un año después Geografía y Comercio de Paul Krugman. Porter fue quien hacía notar en su libro que:
Ciertas naciones han disfrutado de un nivel de vida en rápido ascenso a pesar del déficit presupuestario (Japón, Italia y Corea); a pesar de que han visto subir la cotización de su moneda (República Federal de Alemania y Suiza) o a pesar de haber sostenido altas tasas de interés (Italia y Corea).
Todo esto contradecía la teoría de las ventajas comparativas. También concluyó de un estudio empírico, que existían ciertos lugares geográficos dentro de los países que eran notablemente competitivos como Silicon Valley, algunos lugares de Finlandia, Irlanda, etc. Así fue como propuso su modelo de análisis que se conoce como "el diamante de Porter", las fuerzas a analizar en este caso son las mismas ventajas comparativas de antes más estrategia y agrupación geográfica. Eso es lo que llamó un cluster de industrias".
Con los cluster Porter podía explicar los éxitos en Japón, Italia, Corea, Alemania, Suiza, etc. pese a que estos países no parecían tener factores claros de ventaja comparativa. A partir de la teoría de clusters aparecieron otros dos derivados que fueron la de distritos industriales de Giacommo Becatinni y la competitividad sistémica de los economistas del Secretariado de la OECD.
Porter centró su estudio en países industrializados y concluyó que la clave para la competitividad era la innovación y la tecnología, desde entonces que estamos repletos de gurús que repiten lo que mal entendieron, que las tecnologías y la cantidad de patentes es el único camino a la prosperidad, que los recursos naturales eran "una maldición" y que todo el munso de debería llenar de silicon valleys.
No era así, existen muchas otras forma de ser competitivo aparte de la innovación y el mejor ejemplo fue el diseño "made in Italy" que el profesor italiano Giacommo Becattini investigó y propuso como modelo de cluster -distritos industriales el los llamó- para países emergentes, no basados en tecnología sino en destrezas únicas, históricas o culturales.
La OECD por su parte, se tomó de la idea de Porter por el otro extremo, diciendo que solo el estado tenía la capacidad y los recursos para inducir la formación de clusters, con una línea de pensamiento muy similar a los estructuralistas de la CEPAL de los años 60, ellos proponen políticas de estado para cambiar las estructuras, asociaciones público-privadas y todo ese bullshit que ya conocemos desde que Chile entró a la OECD (adivinen cual es la política de competitividad que está usando el gobierno de Chile actualmente).
Lo curioso es que todo esto que aparece tan fluido y razonable en la técnica, en la práctica rara vez se aplica. Muchos gobiernos siguen compitiendo en términos mercantilistas como en la edad media (Keynes fue un impulsor del moderno mercantilismo), el modelo de David Ricardo de Ventajas Comparativas es el que se usa casi universalmente y unos pocos gobiernos nacionales tratan de implementar ideas estructuralistas como las de la OECD. Que mejor muestra que la política es la mejor expresión de la ignorancia.
En fin, todo esto es lo que tendría que comentar sobre solo una diapositiva -la que se muestra- y la presentación tiene 34 ¿que hago entonces? Abreviar y callar nomás, como no puedo decir todo aprovecho de aburrirlos a ustedes, pacientes lectores del Club de Ociosos, ya que no podré aburrir a la comisión como quisiera.