¡Hasta cuando!

Hoy debe ser el primer día del año en que no sale el sol, empezó el invierno señores y aunque el termómetro marca 17 grados celcius y yo estoy escribiendo con manga corta, estoy claro que a la tarde va a salir una neblina baja y el viento frio que caracteriza a los meses de julio y agosto por estos lados. No me gusta Arica cuando no sale el sol a mediodía, detesto los días nublados.

Se nos viene un día muy aburrido, mi amiga Mila, que planea venir desde USA me comenta que vista desde el Google Earth Arica le parece un poco crowded, me gustaría que estuviera por acá en este aburridísimo feriado donde apenas se escucha uno que otro auto muy a lo lejos. Un día más en sleepytown, son las 13:38 y el Tomás Jr. todavía anda en pijamas ¡como va a surgir una ciudad con gente tan floja por las reflautas!. En fin, creo que me iré a la playa a pasar el mal rato.

¿Que haré para entretenerme? ya sé, voy a escribir algo que enoje a Comepinguinos, aquí voy: Si hay algo que no me explico es para que se inventaron los "beneficios carcelarios" ¿no se supone que la cárcel es un castigo?. Y no solo los absurdos beneficios que distorsionan las penas sino la obsoleta figura legal de la "irreprochable conducta anterior" que ya en el juicio, rebaja un grado o permite que el malandra quede en libertad y se arranque tranquilamente mientras es juzgado.

Son dos estupideces que contrarestan todo el efecto de enjuiciar a alguien y eventualmente mandarlo a la cárcel. Y fíjense en el argumento absurdo de los que crearon toda esta batería de "salidas alternativas" (lease impunidad), ellos dicen "no podemos llenar las cárceles de gente, eso no sirve para nada porque el delito no desaparece".

Bueno, el argumento es doblemente mentiroso, porque mientras más "salidas alternativas" existan tendremos más delitos por la impunidad y garantías que gozan los delincuentes, o sea están fomentando que las cárceles se llenen de gente al hacer del delito algo más fácil y rentable. La segunda gran mentira es que las penas y la cárcel jamás van a hacer que desaparezcan los delitos ni mucho menos van a "reformar" a un delincuente (como si la delincuencia fuera una enfermedad y no una opción libre y razonada).

No tengo nada personal contra los malandrines, incluso soy amigo de varios, pero claramente estoy en el bando de los potenciales robados y no de los que roban, por eso debe ser que siento una alegría tan grande cuando alguno cae "abatido" en algún enfrentamiento o en un motín dentro de la cárcel y por eso me irrita cada uno de los beneficios, salidas alternativas o irreprochable conducta anterior con que se benefician.

Lo peor es que en una situación con leyes tan abusivamente ventajosas incluso para los peores malandras pagan justos por pecadores y el resentimiento popular se levanta no solo contra el asesino contumaz que queda impune sino que se extiende hacia cualquiera que cae preso, ligerito vamos a llegar a la misma situación del Perú donde la gente de los pueblos jóvenes no se molesta en llamar a la policía cuando encuentran un ratero, simplemente lo amarran, lo golpean y después lo queman, al puro estilo Fuenteovejuna.