
Quien sabe a que tonto. en el siglo de las luces, se le ocurrió el famoso lema:
Libertad, Igualdad y Fraternidad (la versión original, muy acorde con el espíritu de la revolución agregaba
"o muerte"), la cosa es que la frase fue una de las pocas cosas que sobrevivió a la catástrófica revolución francesa, como sonaba bonito luego la tomaron los masones y muchos otros oportunistas buscadores de conceptos
eye candy para el populacho.
Pero la verdad es que la libertad y la igualdad jamás se han llevado bien -dejemos de lado la fraternidad que socialmente es un concepto bien vacío- y siempre que crece una es a expensas de la otra. Si dejamos a la gente en libertad las desigualdades naturales mandarán la igualdad al diablo y viceversa.
Estas son perogrulladas pero hay que decirlas para que no metan tonteras externas al tema, la libertad y la igualdad es lo que separa en su esencia a las ideas de derecha e izquierda.
La derecha se reputa de conservadora y la izquierda de progresista, esto no es sustancial sino que refleja el hecho de que el mundo durante muchos siglos se ha regido por el paradigma derechista de la libertad individual, tradicionalmente la libertad del más fuerte o el más hábil, y solo muy recientemente han aparecido los que alegan por lo que llaman injusticias sociales y en el fondo abogan por restringir las libertades para obligar a una organización más igualitarista. Esto tiene apenas unos 200 años en los varios miles de años de la sociedad civilizada.
Dicho esto quiero hacer un pequeño comentario sobre la derecha en Chile: cuando yo era chico
(uhhhh) los derechistas eran además millonarios y oligarcas: Sergio Onofre Jarpa, concesionario de Cadillac y representante de avionetas Cessna (¡cuando en Chile era un gran lujo tener una citroneta!), Alfonso Marquez de la Plata, Juan Luis Bulnes, todos de familias de terratenientes millonarios a veces desde la colonia. En esos años si que se aplicaba el dicho "más tonto que ser pobre y de derecha".
Cuando vino el golpe militar, en 1973 dos grandes grupos pensaron que les había llegado su hora: la oligarquía económica, que entonces se concentraba en el movimiento neofasista Patria y Libertad y los Demócrata Cristianos, ambos se creían con derecho propio a tomar las riendas del país porque consideraban que los militares no estaban capacitados para hacerlo. No contaban con la desconfianza y el resentimiento históricos de los militares contra la oligarquía y los políticos, resultó que al final no les dieron ni un solo puesto de importancia en el gobierno.
La derecha oligarca era profundmente socialista, lo que buscaban era un sistema de corte neo fascista donde el estado protegiera sus negocios. Me contaba un amigo de Alvaro Bardón que cuando este fué ministro y decretó la libertad de precios todos los notables de la derecha chilena hicieron fila para decirle que estaba loco y que por favor revirtiera esa absurda medida, eso muestra como pensba la antigua derecha chilena.
Como los militares no tenían con quien gobernar al principio pusieron a generales y almirantes en los ministerios y de rectores en las universidades, pero eso no podía durar, el peligro de politización de las FFAA era enorme y sería cuestión de tiempo que se descompusieran como ocurrió con Argentina durante Perón. Se produjo entonces un vacío de poder que fue providencialmente llenado por
gente de la nueva derecha. Algunos de estos nuevos derechistas como Fernando Leniz eran renegados de la oligarquia otros como Jorge Cauas o Alvaro Bardón eran renegados de la Democracia Cristiana así, de los disidentes de ambos grupos se formó el nucleo que revolucionó la política y la economía del país. La escuela de economía de la Universidad Católica con su semillero de posgrduados en Chicago formaron la base de la
revolución silenciosa o la
anatomía de un mito, como prefieran llamarlo.
Todos estos nuevos derechistas que influenciaron tan profundamente en el país eran cercanos al anarco capitalismo, de una u otra manera, Chicago era entonces la catedral de los libertarios con Milton Friedman como Sumo Pontifice lo que significo una vuelta, primero en Chile y después en el resto del mundo, a la valoración de la libertad individual por sobre los intentos igualitaristas que mostraron su fracaso uno tras otro. El temido efecto dominó de Dean Rusk, se produjo para el bando contrario y uno por uno empezaron a caer todos los socialismos reales. Los muy pocos que todavía quedan en pie son muestras de barbarismo (Corea del Norte), corrupción extrema (Cuba) o ignorancia (Venezuela, Bolivia).
Pero en paralelo a estos nuevos derechistas había una figura que vió a la derecha desde un prisma completamente distinto, era el abogado Jaime Guzmán Errazuriz, el político chileno más inteligente de su siglo. Guzman nunca creyó en las ideas libertarias, siendo un tipo extremadamente religioso desconfiaba de la libertad. Su genialidad consistió en articular un partido político que recogía los intereses de la antigua oligarquía pero con una nueva cara, porque también recogía los intereses de los más pobres. Guzmán tuvo la genialidad -y la valentía- de postular algo muy impopular: que
la existencia de ricos es buena para los pobres, que los pobres en lugar de pensar en hacer revolución o expropiaciones, mejos deberían esforzarse por ganar más plata ellos mismos.
Así fue como creó la Unión Demócrata Independiente, un partido que creció entre los sectores más pobres mientras se financiaba con la plata de las oligarquias. Hoy la UDI es el partido más grande de Chile y es lo que la gente identifica con "la derecha", muchos de los libertarios militan en ese partido porque el postulado de que
hay que cuidar a los ricos es intelectual y prácticamente correcto, desde hace muchos años la mayor parte de los chilenos se convenció que es mucho más conveniente tratar de ganar plata que esperar que los políticos arreglen sus problemas.
El problema es que la UDI no es libertaria de corazón, es un partido integrista, católico y comprometido hasta el cuello con las oligarquías, esa es la diferencia con el Gobierno Militar que no tuvo grandes comromisos con nadie y no le tiritó la mano cuando las mayores frotunas del país se desvanecieron en la crisis de los 80s. En la UDI hoy están los libertarios, la gente más inteligente de Chile: José Piñera, Buchi, Bardón, Melnick y tantos otros, pero no pesan nada, ni uno solo de esos tiene peso político en el partido.
Hubo un tiempo en que ser de derecha en Chile equivalía a ser libertario, convencido del estado mínimo, de la frugalidad y el valor del esfuerzo, con aversión a los impuestos, al derroche y a los subsidios inútiles, sobre todo con aversión a las prácticas usuales de la política y la demagogia. A un libertario jamás se le ocurriría que el estado tiene que meterse con la conducta sexual de las personas, menos oponerse al uso del condón o los anticonceptivos, a un libertario le repugna
la tuición de la iglesia en asuntos del estado. Pero hoy por hoy, ser de derecha en Chile es ser UDI, que tiene una visión muy restringida de las libertades
-solo las que les convienen a los oligarcas- y en ese sentido es exactamente igual a la Concertación de Partidos por la Democracia, son lo mismo. Si llegan a gobernar en el próximo período -como espero- pienso que van a ser igual de ladrones e ineficientes, porque trabajan para los mismos patrones.
Fe de erratas: cuando se decretó la libertad de precios el ministro era Fernando Léniz, Bardón, De Castro y Barahona eran asesores del ministerio de economía según me corrigió -a medias- el cura Santibañez en CSP