Nosotros ya estamos de vuelta

Ayer tuve un día desacostumbradamente ocupado. Me había escrito unas semanas atrás Mark, desde Londres, diciendo que andaría por Arica haciendo un trabajo sobre el desarrollo industrial y las potencialidades de Perú, Bolivia, Arica y quería juntarse a conversar un rato sobre el asunto.

Y como se dijo se hizo, nos justamos cerca de mediodía con un shop grande a arreglar el mundo, luego del shop vino otro y estábamos en lo mejor de la conversación cuando recordé que tenía una importante reunión a las 4 por el asunto del proyecto de wifi pública. Diablos, eran las 3:45. Coloqué a Mark en un taxi y lo mandé para la universidad, me comí varias pastillitas de menta para dominar el dragón y partí para la reunión adonde llegué justito.

Y ahí estabamos con mi compañero Oscar, que está encargado de la parte tecnológica y un posible socio estratégico que me interesa mucho integrar por todo lo que representa. Bien todo, explicamos el asunto, conseguimos la entrevista que buscábamos hace tiempo para la próxima semana y la cosa va avanzando paso a paso. Recuerden que un chincol se comió una viña, primero una uva, después otra y al final se comió toda la viña. La próxima semana también será bastante ocupada por lo que veo.

Terminada la reunión nos fuimos para la universidad, donde tuve el gusto de conversar con algunos de mis antiguos profesores, recogimos a Mark y mi compadre Oscarini nos invitó a un asado en casa de su hermana para la noche. Para que les cuento como terminé, pero en fin, lo pasamos muy bien con la familia de Oscar, Mark, su novia Anna y a altas horas de la noche calabaza, calabaza. Todo muy bien.

Conversamos muchas cosas sobre los tres países: el estancamiento de Chile, el momento de impulso que vive el Perú, como los mestizos de aimara han ido ganando terreno en lo económico y de a poco van arrinconando a las aristocracias históricas, como un sindicalista completamente ignorante como Evo Morales llegó a la presidencia en Bolivia, y como se ha convertido en el primer presidente honrado que han tenido en varios siglos.

Los problemas en Bolivia son enormes por la cantidad de gente sin preparación básica que está en el gobierno, Evo Morales es muy fácil de influenciar, pero por otra parte no tiene un pelo de tonto, Bolivia tendrá un gran crecimiento en cuanto alguien logre abrir camino para la inversión extranjera, esa es la única forma en que pueden desarrollar sus recursos naturales y está por verse quienes serán los primeros que logren romper el círculo vicioso de ideología e ignorancia en que están metidos ahora.

Yo pensé que el enorme contrato de mineral de hierro del Mutún rompería la barrera, pero que diablos, estamos en América Latina, pasan meses y meses mientras nada se concreta, el gobierno enredado tratando de sacar más millones de dólares para la caja fiscal ni se da cuenta del verdadero problema. Yo le llevaría a Evo Morales una comisión de los mejores ex-ministros de Allende, para que le contaran como les fué con el experimento que en Bolivia están intentando con más de 30 años de atraso.

Un comentario final sobre Bolivia; hace poco descubrieron en Calama una estatua a Abaroa, el héroe boliviano que defendió la ciudad para la guerra del Pacífico (ese que dijo al estilo Cambronne "¡que se rinda su abuela carajo!"). Me parece bien para despejar los esterotipos. En todos los bandos hubo héroes y cobardes, reconocer a los héroes, incluso de los enemigos, es buena cosa. En Arica hay una calle con el nombre de Bolognesi.

Pero estas cosas a veces se prestan para malos entendidos, y no falta quienes creen en Bolivia que este es un paso que indica que el gobierno de Chile tiene disposición para entregarles salida soberana al mar. Eso es un gran error, una salida soberana al mar para Bolivia no es políticamente viable para ningún gobierno chileno, ni hoy ni en el futuro previsible.

La explicación de esta inviabilidad política está en la opinión pública chilena, que es abrumadoramente contraria a la idea de entregar territorio a Bolivia. ¿Por qué hay tanto rechazo a la idea?. En una encuesta hecha en Arica donde tenemos la mejor relación con los bolivianos en todo Chile dió más de un 90% de rechazo y la explicación es bastante simple. La mayoría de los chilenos pensamos que entregar territorio a Bolivia nos traería problemas a futuro.

Mientras Bolivia sea un país inestable, dividido, revolucionario y convulsionado como es hoy ningún gobierno chileno pensará en serio en negociar una salida al mar y si alguno lo intenta cometería un suicidio político, la opinión pública lo botaría enseguida. El gobierno de Evo Morales dio un primer paso al entablar relaciones amistosas con Chile y todos estamos muy contentos con eso, pero mientras Bolivia no se convierta en un país estable, maduro, unido y tranquilo ni soñar en negociaciones de ese tipo.

Los chilenos respetamos las formas de gobierno de otros países, pero la verdad es que odiamos las revoluciones, por eso los partidos revolucionarios acá son minúsculos, nosotros ya estamos de vuelta de esas aventuras, menos mal.