13 abril 2007

Santiago de ayer y hoy



Recibí hace unas semanas esta presentación con fotos de Santiago antiguo, gentileza de Chilectra, de Genoveva de Bravante y de Freddy Diaz que me la mandaron casi simultáneamente, ¡chas gracias Genoveva y Freddy!. Fotos antiguas que me hicieron acordar de cuando era chico en Santiago.

Mi recuerdo más antiguo es de 1958 cuando tenía 3 años y vivíamos en una casa en la Calle Maruri, la casa se estremecía cada vez que pasaba un carro (tranvía) por el frente. O sea, yo alcancé a conocer los tranvías, ñaca ñaca hijitos (en mis tiempos la juventud no era como estos coléricos de ahora...)

Al poco tiempo nos cambiamos a la calle Galvez, por detrás del Ministerio de Defensa y justo al lado de los talleres del diario "Clarin" que era el más famoso y amarillo de esos tiempos. Conocí de vista al mítico Darío Saint-Marie (Volpone) y mi mamá se hizo amiga de algunos periodistas que a veces iban a tomar tecito a la casa.

Luego vino mi etapa de Recoleta, vivimos en Eusebio Lillo 555, una casa de la época de la colonia que era de un familiar ricachón, desde allí a Juarez 632 a un par de cuadras más al norte. Creo que fue en 1965, vino un tremendo terremoto que destruyó gran parte del barrio Recoleta y fuimos erradicados (como se dice hoy) a la Población Santiago que fué el último barrio donde viví.

A los 10-13 años recorría a pie todos los días buena parte de Santiago desde la casa de Juarez hasta las calles Copiapó con San Isidro, me demoraba su par de horas porque me iba muy despacio por la calle Puente donde paraba a escuchar a los charlatanes, luego subía hasta la Alameda frente a la Iglesia de San Francisco, nuevo punto fijo de charlatanes, otro rato escuchándolos. Me sabía los discursos de memoria, lo que más me gustaba era yo no busco su dinero, solo su amistad.

Luego me iba al punto de perversión que me habían prohibido bajo pena de muerte: los juegos Diana, un antro de delincuentes, homosexuales y liceanos de todos lados donde pasaba un buen rato mirando los flipper o jugando si tenía plata, de esa época me quedó hasta el día de hoy el entusiasmo por el tiro al blanco.

Después tomaba San Diego donde pasaba un rato a mirar los libros viejos, luego la cartelera del Teatro Caupolicán, descansaba en una plaza hasta que llegaba a la calle Copiapó .justo en la esquina donde mi mamá me había dicho que había una casa de citas, la cosa es que nunca me explicó en detalle de que se trataba pero cuando lo supe -gracias a mis primos- me pasaba otro buen rato esperando a ver si salía alguna de las niñas de vida alegre para ver como serían.

Dos cuadras abajo por calle Copiapó estaba el laboratorio donde trabajaba mi mamá. Empezaba a caminar como a las 12 y llegaba a las 2 almorzábamos en una fuente de soda chiquita que había en la esquina, y de allí me iba de vuelta a la casa, por Santa Rosa hasta llegar a mi lugar favorito: el Parque Forestal, un rato ocioseando aquí y allá y vuelta a la casa. En esos años no había tele así es que la entretención era pasear.

Me fuí de Santiago en 1968 primero a Chiloé, luego a Arica y no volví a ver la ciudad hasta el año 2002 si mal no recuerdo, o sea tuve un corte de 34 años. Cuando chico conocí muy bien la ciudad porque caminaba para todos lados, íbamos a ver a parientes y amigos ricachones a lo que entonces era el barrio alto, en Las Condes con límite en el Canal San Carlos, de allí hacia arriba eran puras chacras y viñas.

Fue muy divertido volver después de tanto tiempo. En lo fundamental Santiago era el mismo y en los barrios todavía se podían reconocer almacenes y casas de esos años. Toda la modernidad de Santiago; las autopistas, los malls, los edificios eran una especie de utilería, como los falsos pueblos del Far West que se arman con puras fachadas. Yo veo al Santiago de antes debajo de todo el maquillaje moderno, pura tramoya. Y todo lo que recordaba, el Santiago real, es más chico, más viejo, más feo. Asi debe pasar siempre con los recuerdos de cuando uno es chico.

Mirando hacia atrás siempre me sorprende la cantidad de peligros y la confianza casi ciega que tenía mi mamá en que yo iba a saber cuidarme solo. Mientras vivimos juntos yo hacía lo que se me daba la gana sin que nunca me controlara o me preguntara nada. Cruzaba Santiago a pie, me hice adicto a los flippers, luego tenía amigos delincuentes -cogoteros conocidos- y a mi mamá le hacía gracia.

En 1969 repetí el primer año medio y no me dijo una palabra, unos años después llegó de sorpresa a la pensión en Ancud y me encontró borracho como cuba y lleno de golpes (me habían dado una paliza) y se lo tomó con toda calma, me dijo que tuviera cuidado con la cirrosis.

La cosa es que me tenía una confianza tan ciega que jamás dudó que yo iba a ser ingeniero, abogado o lo que quisiera, cuando en esos años era un sueño casi imposible para los que no teníamos una situación, a lo menos, estable. Nunca la vi preocupada de donde yo iba a sacar plata para estudiar, me decía confiada "Dios proveerá" y eso que era muy hereje.

Con mi mamá nunca fuimos amigos y hablábamos muy poco -es una sana política que mantengo con Tomás Jr- pero siempre tuve el peso de su confianza, creo que pensaba que yo era una especie de Superman o algo así. En esos años me habría atrevido a cruzar una casa en llamas sin miedo a quemarme, ojalá hoy tuviera un poco más de esa confianza. Aunque todavía me queda, poquito pero algo queda.

10 comentarios:

  1. Emiliano Figueroa se llama la calle, es cortita, no llega a la alameda, queda entre Coquímbo y Diez de Julio y "según me han contado", los lenocinios aún existen y al estilo antiguo, con las niñas sentadas en el marco de las ventanas , piano y campanillero.

    Pd:para darle credibilidad a mi afirmación reconozco que lo he visto con mis propios ojos, pero pasé por ajuerita nomá.

    ResponderBorrar
  2. Tomas,

    Que nostalgicamente lindo tu post de hoy; creo que empezaste escribiendo acerca de Santiago antiguo y terminaste hablando de tu estrecha relacion con tu madre. Creo entender perfectamente a lo que te refieres con eso de la confianza que tu mama tenia en ti.

    Y cuando hablas de los juegos Diana, me hiciste recordar con mucho carinho al primer amor de mi vida ... mi padre ;o) quien me llevaba a la famosa "Cuncuna", creo que asi se llamaba, no? Claro que a lo mejor este juego no existia en los anhos en que tu visitabas, o si?

    ResponderBorrar
  3. Santiago, amo santiago como el neoyorkino ama a su ciudad (buen comienzo), pero ayer quedé fundido con lo que opiné, así que me disculpan, que me voy al lugar de Lilian "a dejar la escoba."

    Pero me permito recomendar (así, tan suelto de cuerpo, y con todo desparpajo) un post acerca del cementerio general que redacté en el Verano.

    ir al post, si es que Bitacoras.com "tiene la bondad"

    Un abrazo Tombrad, que Brahma te acompañe (música de cítara de fondo)

    ResponderBorrar
  4. que lindoo... sabes cuanto estoy en CHile me da rabia que no hallan trencitos por el centro ya. Le hubiera dado algo de acogedor ya que todo eso esta perdiendo debido a que todo copian :(
    pero que entretenido hubiera sido andar en esos trenes! :D quiza se hubiera avanzado mejor que con esas micros modernas jajaja
    a mi igual me llego un cadena de un amigo hace tiempo. Hartas fotos... pero fue hace tanto que se debe haber quedado en el primero o segundo pc que mate :'(

    buenos dias.
    Ellie

    ResponderBorrar
  5. Very nice, Tomas...As I have only been to Santiago once--and that was only for an overnight stay and the next day at the airport, I cannot relate to the city in the way other readers can, but I can relate to leaving the place of your early childhood and not returning for many years. It brings upon strong feelings of whistfulness and somehow even the bad times are looked upon fondly.

    Mila

    ResponderBorrar
  6. Respecto a cruzar o tragar fuego yo podria agrehar colgar de arboles mientras caen,cruzar el marga-marga(un estero amplio)sobre un tubo de agua potable a treinta metors de altura y con brisa leve, y en bicicleta; y pasar bajo un camion repartidor con un carrito.
    ESO, ESTIMADO, SE LLAMA INMADUREZ DEL LOBULO FRONTAL, Y NOS PREPARA PARA TENER ALGO DE INICIATIVA EN LA VIDA COMO ADULTO, una linda etapa que nos ubica muy cerca del paraiso perdido.(a proposito leyo AL ESTE DEL PARAISO.....yo solo vi l a pelicula, a ajmes dean y su madre)
    REFOR

    ResponderBorrar
  7. Emiliano Figueroa...aún recuerdo que una vez fuí con un primo a comprar un repuesto de auto por esos lados y pasé por fuera de una de estas "casa de citas", donde había una dama entradita en carne, pero igual apta para el consumo humano, con una mini muy diminuta que dejaba ver un muy diminuto churrín que cubría su "mercadería". Así que por lo visto, el tatita Tomás ya se topó con estas mismas damiselas en su adolescencia...gran barrio.

    ResponderBorrar
  8. Deiv, Sigfridus-perejil, esa mismita era la esquina y me sorprende que todavía existan, pensar que ahora tengo edad para pegarme una vuelta y probar el piano. En fin, para la próxima vez que vaya a Santiago tendré que probar.

    Lilian, los juegos Diana tenían dos partes, esa de arriba donde te llevaba tu papá y había otra parte en el subterraneo donde íban los delincuentillos. Adivina adonde iba yo jaja.

    Swami Mohandas, me he encomendado a Visnu y a Krishna para que tu maldito link funcione, pero no hay caso. Tendré que modernizarme y probar con Gautama, Ommm, ommm.

    Ellie, desgraciadamente Santiago ha tomado como modelo las ciudades norteamericanas, pero en la práctica terminó pareciéndose a Ciudad de México, es lo que hay nomás.

    Mila, you ain´t missing nothing with Santiago, It is an ugly an contaminated place, only interesting for those of us who lived during childhood there.

    ResponderBorrar
  9. Tomas, gracias por la presentacion de Santiago antiguo. Yo jamas podre olvidar la Quinta Normal con su polvoriento y solitario Museo de Historia Natural donde me gustaba pasar las tardes de domingo contemplando filas y filas de animales embalsamados (y el espectacular esqueleto de ballena). Yo tambien pase incontables horas en las librerias de calle San Diego, casi en frente de los Juegos Diana. Estudiaba y trabajaba como ayudante de investigacion en el Laboratorio de Zoologia de la Universidad Catolica, a pasos del cerro Santa Lucia y no lejos de la portentosa calle San Diego donde me abastecia de toneladas de libros magnificos. Encontraba placer inmenso al encaminarme por la calle Pio Nono, hacia el cerro San Cristobal en anticipacion a una visita al zoologico con sus acequias, subidas desafiantes y jaulas pintorescas. Siempre subia con la impresion que mientras mas alto se llegase, se verian cosas mas sorprendentes en aquellas cimas del zoologico donde seguramente ningun visitante osaba llegar. Hace 22 anos que deje Santiago, Chile y Sudamerica mas aun conservo estos recuerdos.
    Saludos desde Melbourne, Australia
    Alex

    ResponderBorrar
  10. Ah tiempos aquellos Alex, yo también me crié en esas calles en los años sesenta cuando todo parecía mejor y más grande. Ya nada es igual, todo es más chiquito y más feo ahora que uno no ve con los ojos de la infancia. que diablos.

    Un abrazo desde Arica!

    ResponderBorrar

"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
Yours sincerely, wasting away
Give me your answer, fill in a form
Mine for evermore
Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"