Hay que cuidar a los locos

Pasa el invierno sin más novedades que una sucesión de días grises y aburridos, a veces aparece el sol pero solo un ratito y después aparece la fina capa color pizarra de nubes muy altas, que me ponen de mal humor: otro día gris, pero en fin, falta poco para que vuelva el sol por Arica... o al menos eso espero.

Hace un par de noches, en una de esas conversaciones de borrachos después de una copiosa comida, discutíamos cual era el camino para llegar a millonario; si la inteligencia y perseverancia o el riesgo del jugador. Claro que hay muchos caminos, pero considerando que los millonarios son tan pocos yo con el tiempo he llegado a convencerme que el camino es el riesgo.

Todo esto partió cuando criticaban a un amigo -bastante loco- que se ha pasado la vida haciendo negocios grandiosos fuera de toda lógica, inventando cuentos, engañando, arriesgando y perdiéndolo todo una y otra vez. Decían que era un tonto y que iba a terminar en el asilo. Puede ser, pero no hay que mirar en menos a los locos porque un pequeño porcentaje de esos son los que al final consiguen hacer las cosas importantes.

¿Existen las decisiones inteligentes? lo dudo, las decisiones solo tienen más o menos riesgo, tal como poner la plata en una cuenta de ahorros sin ganar nada o en un negocio arriesgado e improbable con mucha ganancia. Como apostar al par o impar en la ruleta o jugar a pleno. La decisión inteligente no se puede determinar a priori porque depende del resultado; el que se arriesga demasiado y gana, también tomó una decisión inteligente pero eso se sabe solo después que ganó, porque si pierde es un pobre tonto.

Si hablamos de generar riqueza a partir de cero, no a mantenerla, es obligatorio correr grandes riesgos porque no hay mucho que perder y todo por ganar. Ese es el error de la mayoría de los cursos para empresarios y es la explicación de por qué los profesionales de la economía tienen normalmente una economía personal mediocre: no entienden el concepto de riesgo, hablan de riesgos calculados pero eso no existe, los calculados no son verdaderos riesgos y nunca dan grandes oportunidades. La economía no tiene recetas para el problema fundamental de generar riqueza, apenas para mantenerla, y esas solo a veces funcionan.

Y no se trata solo de asuntos de plata, hay muchas decisiones arriesgadas que normalmente terminan mal pero en unos pocos casos resultan. Mi hermana se arrancó de la casa a los 16 años y se casó con mi cuñado de la misma edad, esto fue en 1962, o sea hace 45 años y siguen casados con una familia perfectamente estable. A veces las locuras resultan y lo que se calcula mucho fracasa ¿cuanta gente que hace mil cálculos antes de casarse terminan separados y con tremendos dramas?

Si uno busca la seguridad tiene que reconocer y aguantar la mediocridad porque ese es el precio, hasta el más encumbrado ejecutivo que ha labrado su futuro paso a paso con una cadena de atinadas decisiones debe saber que es un mediocre, que vive para servir a otros.En el fondo es una sofisticada especie de sirviente, lo que no es malo, pero no está de más que lo recuerde de vez en cuando, antes de andar mirando en menos a los que se arriesgan y fracasan, porque en una de esas el loco le podría achuntar y entonces al sirviente le tocará comer bajo su alero. Siempre lo he dicho: hay que cuidar a los locos.

Pasando a la sección temas varios: veo en las noticias que la Secretaría General de la Presidencia está colocando su propaganda en You Tube. Que cosa más ridícula ¿creeran sinceramente que alguien se interesa por ver su spam político?, no entienden nada de Internet. En fin, para quien quiera ver la interesante visita de la ministra de no-se-qué o el último discurso del intendente de Chuchunco ya sabe: que lo busque en Youtube.

Y para terminar, recién estuve viendo en el cable la película "el Sastre de Panamá" de la que me habían hablado mucho ¡que manera de reirme! se trata de una mentira que va creciendo como bola de nieve hasta terminar en un intento de invasión de Panamá, al final ganan los malos como corresponde, una línea que me hizo reir mucho es esta: "recuerda que vivimos en Panamá, donde ninguna buena acción queda sin su correspondiente castigo". La recomiendo sin reservas, muy divertida.

Y bueno, con esto termino por hoy porque el deber me llama: el deber ante todo jaja. Ya, hasta mañana, siempre que el Pulento no determine otra cosa.