Trolleando a los copitos de nieve

Ah, no me gusta trollear pero a veces sin querer me sale y la verdad es que lo disfruto. Mi repuesta a un copito de nieve sentimentaloide desató una tormenta de twits de odio muy divertida, me dijeron de todo: canalla, imbécil, malo, pero sobre todo "insensible", eso fue lo que más repitieron

Contexto

Para los regulares que no son de Chile hay que explicar algo, Coco Pacheco en un empresario gastronómico que desde mediados de los años 70 tiene uno de los mejores restaurantes de productos del mar de Chile, su enorme restaurante Aquí está Coco ha sido referente de los pescados y mariscos durante muchos años. Bueno, ayer lo entrevistaron en la tele muy afligido porque el confinamiento lo estaba llevando a la quiebra y cometió el horrible pecado de decir que había perdido su casa en la playa en sus esfuerzos por mantener en pie el negocio.

Esto desató una ola de furia en los copitos de nieve, porque Coco siempre ha sido admirador del general Pinochet y lo ha dicho públicamente, así es que los del progrerío se le tiraron encima como hienas, si, esos mismo que lloraban amargamente por los problemas del dueño del "Liguria", izquierdista, se alegraban por los problemas de Coco. Es la naturaleza humana.

Lo que pierde el rico duele mucho más

Al menos mi trolleo no fue tonto, como suele ser la mayoría, sino que hacía ver algo muy real y que mucha gente no se da cuenta: lo que pierde el rico duele mucho más que lo que pierde el pobre, porque obviamente un rico tiene mucho más que perder.

Sin ser rico, yo he conocido eso de primera mano y recuerdo perfectamente la angustia cuando me fui a la quiebra con mi negocio el año 2000. La desesperación de tener que despedir a mis amigas, que siempre habían trabajado lealmente conmigo y no tener ni siquiera para pagarles el finiquito fue una de las sensaciones más desesperantes que recuerdo. Pero hubo otra peor, que fue cuando estuvieron a punto de rematarnos la casa el año 2007. Esas dos fueron las peores experiencias, lejos los problemas más espantosos que he tenido en mi vida.

Resulta que, a diferencia de los copitos de nieve que me insultaban indigndos, yo tengo conocimiento directo, personal, de ambas situaciones, porque cualquiera que conozca La Triste Historia de mi Vida sabe que gran parte de mis 65 años he tenido una vida muy precaria en lo económico y a veces he bordeado la indigencia, yo se de lo que hablo niñitos.

En el año 1979, que lo pasé completo viviendo en una pocilga gracias a la buena voluntad de amigos y pasando muchísmo hambre, jamás me sentí tan angustiado como cuando estuvieron a punto de rematarme la casa, alguna vez escribí sobre  El Sufriiento de los Pobres, que es un tema que conozco perfectamente, en la práctica y no en las teorías de los perversos jesuitas o los políticos oportunistas. 

Me divierten, pero también me dan un poco de lástima los copitos de nieve del progresismo, inflados de egolatría tan ignorantes como petulantes, con cero experiencia de vida. Detrás de cada progre hay un frustrado, un fracaso, un trauma con la figura paterna, un montón de ambiciones insatisfechas y sobre todo una envidia enorme hacia los que han hecho lo que ellos no han podido. Bueno, esos me dan lástima, los que no me dan nada de lástima son los oportunistas, que han encontrado en la política el camino para alimentar sus mugrosas ambiciones, por mi, esos que se pudran. 

Coco Pacheco se va a volver a levantar en cuanto pase toda esta locura, que por capricho de políticos y burrocratas ha arruinado la vida de millones de personas. Y se volverá a levantar porque solo perdió la plata pero conserva sus habilidades su reputación, sus contactos y porque como todos los que han mejorado su condición económica con esfuerzo y perseverancia -cosas que los copitos de nieve odian con toda el alma- volverá a empezar de cero y seguramente lo veremos igual que en sus mejores tiempos o tal vez mejor.