Como pasa el tiempo. Recuerdo como si hubiese sido ayer cuando vivía en la casa de la familia Norambuena Jipolou el año 1973. Esa mañana me enfundé con mi parka y bufanda, listo para ir a clases como todos los días.
Pêro todos los de la casa estaban en la cocina -centro de reunión de las casas chilotas-escuchando la radio con cara de preocupados "hubo un golpe de estado, hoy no hay clases, no se puede salir a la calle...".
Así es que me senté con los demás me serví el café de calcetín que tomábamos siempre y un buen pedazo de pan amasado con mantequilla. Estábamos medio aturdidos, vagamente preocupados tratando de adivinar que iría a pasar ahora.
El día anterior nuestro popular profesor de castellano, muy metido en política y que venía recién llegando de Santiago, nos juntó a todos y dijo algo así como "no se imaginan lo que he visto en Santiago, se viene la guerra civil y ustedes igual que yo tendrán que tomar partido, o defienden al gobierno del pueblo o se van con la derecha reaccionaria".
Sus palabras fueron proféticas porque el día siguiente fue el golpe. Muchos años después vino a Arica un compañero de curso de entonces y nos acordábamos de la arenga que nos dio ese día.
Menos mal que a nadie se le ocurrió defender el gobierno del pueblo, ni siquiera a nuestro querido profesor quien tuvo la precaución de quedarse bien encerrado en la casa hasta que pasó todo lo más bravo.
Porque la cosa estuvo brígida en esas primeras semanas. Chiloé se llenó de militares haciendo allanamientos casa por casa, los pobres conscriptos y suboficiales estaban igual de nerviosos y asustados que todos nosotros, tal vez más, porque nadie sabía bien cual era la situación real y todo el mundo daba por hecho una guerra civil.
Yo estudiaba en Ancud y mis padres vivían en Quellón, a unos 170 kilómetros en el otro extremo de la isla, así es que me quedé en la pensión una o dos semanas antes de ir a la casa a ver como habían andado las cosas.
Yo no me preocupaba mucho por mis padres, porque vi en la tele que mi primo, el general Oscar Bonilla había sido nombrado ministro del interior, uno o dos años atrás había andado por la casa para ayudar a mi padre con un lío que teníamos con un campo, me pareció un tipo muy amable y cordial.
Creo que dos días después del golpe se reanudaron las clases. El ambiente estaba crispado y se notaba el gran anticomunismo del gobierno. El rector del liceo, un señor de apellido Moraga era oficial de ejército en retiro y lo primero que hizo fue juntar a todos los alumnos en el patio.
Todos esperábamos una arenga patriótica o algo así, el rector nunca había dado ninguna señal de sus idea políticas pero siendo ex oficial, ya suponíamos por donde vendría la mano.
Pero lo que pasó nos dejó a todos con la boca abierta, Moraga dijo simplemente "como todos ustedes saben ha muerto el presidente de Chile don Salvador Allende Gossens, vamos a guardar un minuto de silencio por él". Después de eso se retiró.
Quedamos estupefactos, fue la primera y última vez que lr vi hablar de un asunto político y todos comentábamos lo valiente que había sido en un momento en que dominaba la revancha y el anticomunismo más rabioso.
En esos años yo, mis amigos y todos los que conocía teníamos ideas de izquierda, aunque hace rato que habíamos dejado de simpatizar con el gobierno de Allende. Ya no existía la ilusión de 1971 y todos sabíamos que íbamos a la ruina.
Pero en Chiloé al menos estábamos felices, era zona rural repleta de pequeñas chacras así es que los alimentos nunca escasearon y el mercado negro funcionaba de maravillas, al menos para nosotros.
Recuerdo que en la pequeña pieza dormíamos cuatro en dos camarotes, debajo de las camas está repleto de cajas de cerveza, botellas de vino y pisco que siempre podíamos conseguir casi regalados, gracias al trueque.
Cuando por fin volví a mi casa por unos días, mi mamá estaba repleta de historias. Le encantaba contar histroias y fue testigo de la muerte de un amigo de la familia de apellido Santana creo, que era jefe del servicio agrícola y ganadero.
Se fue a entregar a Carabineros pero tuvo la mala idea de ir en el jeep verde del trabajo, que era de los que usaban los "saltamontes" cubanos que estaban en Chile. Los carabineros se asustaron creyendo que era un ataque y lo cosieron a balazos.
No fue el único conocido que murió entonces. El presidente de nuestro centro de alumnos y buen amigo Pancho Avendaño -comunista- y el vicepresidente del FER, de cuyo nombre no quiero acordarme, ambos cayeron detenidos.
Al poco tiempo supimos que a Avendaño lo habían enjuiciado y fusilado porque "le encontraron" un barretín con las armas y el otro unos cuantos días después se andaba paseando muy tranquilo. A mi nadie me quita de la cabeza que el de las armas fue el soplón y vendió a su rival político.
Una tragedia, Pancho Avendaño Borquez era un buen tipo, moderado y estoy bien seguro que fue vendido por un rival político. En el sitio de Memoria Viva cuentan su historia con el inexcusable error de decir que era del MIR cuando él era comunista.
Además el MIR no estaba en los liceos sino su brazo juvenil que se llamaba Frente de Estudiantes Revolucionarios FER. Esos eran los peores violentistas y soplones. Muchos comunistas, socialistas y de otros partidos murieron por soplonaje de gente del FER
Y mucha gente del MIR y del FER teminó trabajando con entusiasmo para la DINA, fueron los activos más valiosos que tuvo Manuel Contrers en su momento..
En las noches nos juntábamos en la cocina o en mi casa en Quellón a escuchar el programa "Escucha Chile" de Radio Moscú, donde la gran Mireya Latorre -esposa del perro Olivares, que se suicidó en la Moneda con Allende- se dedicaba a difundir mentiras.
Lo que se daba por hecho era que el general Viaux con "tropas leales" estaba en marcha para echar del poder a la Junta Militar.
Ese bulo era pura fantasía porque Viaux no tenía ni un liderazgo en el Ejército, donde era muy mal considerado por su amistad con Allende. Tal vez ese cuento fue lo que le terminó costando la vida.
Esa fue la parte más dura que recuerdo de las primeras semanas después del golpe. Pero antes de un mes empezó a volver la normalidad con una rapidez que nadie se hubiese imaginado.
Todos los héroes del socialismo que en agosto se quedaban roncos gritando "avanzar sin transar al poder popular" y amenazaban con "momios al paredón, momias al colchón", de la noche a la mañana aparecieron muy moderados colaborando con las autoridades.
En prácticamente todas las empresas que habían sido tomadas, los interventores nombrados por la Unidad Popular se pusieron de inmediato a disposición de las autoridades, preguntando en qué podrian colaborar. Para qué hablar de los sindicatos, todos se dieron vuelta la chaqueta. El fervor revolucionario se evaporó en menos de un mes.
Para que decir los comerciantes, que no cabían en si de contentos, ahora que no necesitaban acaparar aí es que desde el día dos en todas las tiendas empezaron a aparecer los alimentos. Y ni hablar los dueños de las fábricas tomadas, que les aseguraron que serían todas devueltas.
Entre 1974 y 1978 más o menos hubo un período de transición muy extraño. Me tocó hacer la práctica en 1975 en la IRT-Ilesco, que era una de las más grandes industrias electrónicas de Chile.
Años después aparecieron por Arica estudiantes de doctorado en historia de una universidad de USA y me contactaron para que los llevara a hablar con antiguos interventores y sindicalistas sobre esa época. No podían creer lo que escucharon.
Esperaban recolectar relatos de torturas y tratos degradantes, pero fue todo lo contrario. Los militares no sabían muy bien que hacer con las industrias que quedaron en manos del estado y empoderaron mucho a las directivas sindicales.
Me tocó verlo en la IRT, a los sindicatos, los obreros, técnicos e ingenieros los trataban con guante blanco, un trato mucho mejor al que tuvieron durante la Unidad Popular. Yo lo viví personalmente.
Los muchachos estaban haciendo su tesis de doctorado y ya venían con una idea -que era el estándar en el mundo entonces- pero se fueron totalmente desilusionados, uno hasta llegó a decirme que yo lo estaba engañando y le había presentado gente que no era lo que decían ser.
La verdad es que yo seguí con mis ideas de izquierda hasta 1998, cuando terminó el Gobierno Militar, incluso yo voté para que se fueran. Claro que en muy poco tiempo ya lo estaba lamentando.
Poco a poco me fui sacando los prejuicios políticos que me tenían recitando consignas como un loro. El gigantesco adelanto que habían conseguio los militares en casi todos los aspectos en el país era abrumador, había que ser muy bruto para seguir negándolo.
Mucho más claro se vio al pasar el tiempo desde que "llegó la alegría" de la democracia y con ella una sucesión interminable de hipócritas, ladrones, mentirosos, corruptos y pobres diablos que ha venido empeorando hasta hoy, después de 27 años.
Pero no quiero hablar de política esta vez, solo contarles lo que recuerdo de esa época tan inolvidable que me tocó vivir entre 1969, cuando tenía catorce años y 2025, ahora con venerables setenta. Nunca deja de asombrarme la buena suerte que he tenido de ser testigo de todo eso.
Así pues, mañana 11 de septiembre, como el buen facho pobre y rechalcitrante que soy, tendré el gusto de izar la bandera chilena frente a mi casa, a los sones de la Canción Nacional con todas sus estrofas, especialmente esa de:
Vuestros hombres valientes soldados
que habeis sido de Chile el sostén
nuestros pechos los llevan grabados
lo sabrán nuestros hijos también.
En fin, que viva Chile y Gracias Pinochet por estas 10 razones, les recomiendo que las lean para que conozcan la hitoria fideligna y se desasnen los que todavía andan con sus ridículas banderas rojas en un colihue, a lo "profesor Artés".
Siendo yo alguien que nació casi al final de los 80, me sorprende que según cuentan, el golpe haya sido televisado aún si no fuera en vivo sino a los días después de ocurrido y sobre todo que el 12 de septiembre fuera prácticamente un día muerto donde aparte de las FFAA y ciertos servicios básicos, nada estaba funcionando, para comenzar la recuperación a partir del día siguiente.
ResponderBorrarSi mal no recuerdo ya en la tarde del 11 de septiembre Canal 13 ya estaba pasando imagenes del combate de la mañana, con Claudio Sanchez y varios otros reporteros transmitiendo entre las balas.
BorrarEse día fue todo muy bizarro, mientras las tropas rodeaban la Moneda pasaban viejitas y gente común y corriente, después empezaron los disparos desde el diario La Nación frente a la Moneda y creo que también desde la Intendencia justo al lado. Entonces vino el bombardeo y se terminó la fiesta.
Efectivamente, el día 12 ya todo estaba recuperado, empezó entonces un toque de queda que duró por varios años según recuerdo. Las fiestas se hacían "de toque a toque"