04 septiembre 2025

Freedom is not free

Estuve viendo una entretenida conferencia de Armando de la Torre sobre libertad e igualdad. Cuenta de la Torre que la lucha contra las desigualdades tuvo un origen muy legítimo que partió con el abuso desmesurado que se producía en la antiguedad cuando un pueblo conquistaba a otro.

Entonces los ganadores incendiaban la ciudad derrotada hasta sus cimientos, sin dejar piedea sobre piedra. Los hombres, niños y ancianos eran asesinados o capturados como esclavos, mientras que las mujeres aptas para el consumo humano eran debidamente consumidas.  

Era algo que hacían sin ningún remordimiento las sociedades más evolucionadas de la época -por ejemplo los refinados atenienses- contra quienes conquistaban. 

Pasado el tiempo empezaron a notar que si bien esto era muy conveniente para los ganadores, no era nada agradable para los derrotados, cosa que después les podía pasar a ellos mismos, siendo la suerte de la guerra una cosa infinitamente variable.

De allí salieron las primeras ideas igualitaristas entre los estoicos, quienes propusieron que sin importar la raza, la condición social, el hecho de ser hombre libre o esclavo, todos compartían en el fondo la naturaleza humana que era una sola. Tanto el rey como el último esclavo tenían mucho en común por ser de la raza humana, tan diferente a los demás animales.

Esta igualdad esencial de la naturaleza humana fue una de las primeras ideas igualitarias. Más tarde, hacia el final del Imperio Romano, el cristianismo -que tomó mucho de los estoicos- amplió esa idea diciendo que todos somos iguales ante los ojos de Dios, Es algo bien parecido a la idea de la naturaleza humana, aunque algo más amplio.

De la Torre menciona otra clase de igualdad que apareció en Inglaterra en el Siglo XVI, cuando los nobles se rebelaron contra el monarca e instalaron la idea que todos los hombres deben ser iguales ante la ley.

Esto significaba que todos deberían recibr el mismo castigo para el mismo delito, sin importar su condición social, raza, etc. 

Antes de eso por ejemplo, los nobles de clase superior no podían ser apresados por sus deudas y si mataban a alguien quedaban casi impunes, cosa que no ocurria si el asesino era un villano.

La igualdad ante la ley es un concepto que está muy arraigado hasta el día de hoy, aunque muchas veces en la práctica no se cumple. Igual no se acepta que alguien quede impune de un delito gracias a su posición social, cosa que antes era aceptado, normal y corriente.

Finalmente de la Torre menciona que en la Revolución Francesa, con el socialismo, se estableció la idea de la igualdad material: todos deberían tener un nivel igualitario de riqueza y bienes materiales, sin importar sus méritos, condición social ni nada, solo por el hecho de ser seres humanos.

Ese es el origen de todos los derechos sociales y el estado de bienestar, una de las tantas maldiciones que nos dejó la pérfida, sangrienta y sobrevalorada Revolución Frencesa.

Estas distintas ideas contra la desigualdad han sido adoptadas de manera ciega y casi unánime en nuestra sociedad, la mayoría de la gente las considera como muestra mínima de civilización y humanitarismo. Pero el diablo está en los detalles.

Es cierto que existe una naturaleza humana que nos distingue de los demás animales y las cosas inanimadas, sin embargo esa clase de igualdad es tan genérica que no tiene mucha utilidad práctica. Los seres humnos somos infinitamente variables, no hay dos iguales excepto cuando estamos muertos.

En el cementerio si que todos somos más o menos iguales, aunque ni eso, dos cadáveres pueden ser fácilmente distinguibles, así es que la naturaleza humana no tiene mucha utilidad práctica.

¿Somos todos iguales ante Dios? Suponiendo que El Pulento exista, a mi no me parece muy convincente esa idea, ya que todas las religiones que conozco distingen a los buenos de los malos, cada cual con sus criterios pero no conozco ni una sola religión que sea igualitaria en ese importante aspecto.

La igualdad ante la ley es la que parece a la mayoría de nosotros la más absoluta e incontrovertible, pero no se olviden que el diablo está en los detalles.

Porque resulta que las leyes no caen del cielo sino que son hechas por los hombres que -accidentalmentte- están en el poder en un momento dado. Si endiosamos las leyes y creemos que todo el mundo está obligado a obedecerlas sin condiciones aparece un pequeño problemita.

¿Que pasa cuando las leyes son abusivas, injustas o inmorales? Pensemos en un caso extremo: las leyes raciales contra los judíos en la Alemania Nazi ¿Estamos todos obligados a obedecerlas por ser leyes? "como no pus Lucho" sería mi respuesta. Las leyes nunca debes ser un fetiche.

Para qué hablar de la absurda idea de la igualdad material de los socialistas. No solo es algo imposible de implementar sino que lleva a las peores aberraciones. Es una idea anti histórica y anti civilizatoria.

De la Torre mencionaba el intento más heroico de la historia de implementar esas ideas: el Kmerr Rouge, que terminó asesinando a casi el 30% de la población de Cambodia. Hay muchos ejemplos por el estilo como el Soviético, Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Nicaragua... todas degeneran en los mismo: miseria y brutal represión de la libertad personal.

En resumen, podemos reconocer que las ideas igualitaristas tienen cierto mérito y nos convienen en la medida que evitan una abuso despiadado por el uso de la fuerza, categorizando a las personas como absolutamente inferiores, untermenschen como decía Hitler.

El mérito de aceptar en parte esas ideas, especialmente la pertenencia a la naturaleza humana y la igualdad ante la ley, nos trae seguridad, estabilidad y certezas, la igualdad nunca va a ser un valor deseable per se, como lo es por ejemplo la libertad.

¿Quien no desea ser libre? Creo que nadie. ¿Y quien puede desear que todos sean iguales a él? En mi opinión solo un tonto. La igualdad puede ser una conveniencia en cierta situaciones, pèro la libertad es un valor en si mismo.

""freedom is not free, no one free is equal, no one equal can be free", creo que lo escribió Solienytzin, "la libertad no es gratis, nadie que sea libre es igual, nadie que sea igual puede ser libre".

3 comentarios:

  1. El problema con los igualitaristas es que pretenden moldear la naturaleza humana según sus propias ideas y es algo que no puede sino salir mal. Incluso la famosa "igualdad ante la ley", que suena muy bonito en teoría, es algo que no se cumple a cabalidad ni siquiera en "paraísos" igualitarios como Noruega o Suecia. Es que al final, todo depende de la voluntad de la gente. Esto es algo que se sabía y se aceptaba en tiempos pasados. Por eso el monarca era formado desde niño para que al menos pueda administrar justicia. Si bien era algo que casi ningún monarca pudo hacerlo, también es cierto que parte de su legitimación dependía de ser justo y mostrarse como un rey sabio frente a sus súbditos. No sé si esto es preferible a ver las escenas que hay en mi país, donde los fiscales abusan de forma desmedida de su poder y realizan verdaderas persecuciones políticas mientras dicen defender la "igualdad ante la ley".
    Al final, creo que hay ideas que la gente puede aceptar para una convivencia más o menos tranquila; pero no podemos obsesionarnos con esto. Las desigualdades son parte natural de toda sociedad, porque cada persona es distinta y tiene distintos intereses.
    Anticaviar

    ResponderBorrar
  2. Obviamente conflagras la igualdad ante la ley y la igualdad de oportunidades, con la igualdad de resultados y de condiciòn. Ese es el típico y vacìo discurso neocon.

    ResponderBorrar
  3. Y Solzhenitsyn nunca pudo haber escrito eso porque él (al igual que tu) nunca dominò el inglés.

    Saludines desde la tierra de Goethe

    ResponderBorrar

"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
Yours sincerely, wasting away
Give me your answer, fill in a form
Mine for evermore
Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"