11 octubre 2025

Lo que me subía la presión

El jueves 9 fue mi última visita al consultorio. Bueno, tendré la última en un mes más o menos donde un médico me dirá los resultados de los exámenes (sangre y orina) pero con eso ya tengo suficiente, no volveré más.

Debo aclarar que me atendieron muy bien y rápido pese a que el lugar estaba siempre lleno. El exámen de sangre me tomó 20 minutos desde que llegué, sin duda que en un labortorio particular me habría tomado más tiempo.

Además la enfermera fue super simpática. Yo estaba aterrorizado por mi fobia a las agujas, pero lo disimulé bien. 

Era la primera vez en mi vida que me sacaban sangre y la pura idea me mantuvo despierto toda la noche anterior, no había dormido nada.

Cuando leo comenté a la enfermera que nunca me había sacado sangre, me preguntó la edad y me dijo muerta de la risa -oiga ¡no se me vaya a desmayar acá pues!- nos reimos pero fue como si me hubiese leído el pensamiento. Enseguida me dijo -no se preocupe, mire para la pared nomás- Así lo hice.

Lo que más me sorprendió es que no sentí absolutamente nada, la aguja debe haber tenido el diámetro de un pelito porque apenas sentí el pinchazo. Le dije a la enfermera que tenía manos de ángel y supongo que se puso contenta.

Debo aclarar que no le tengo miedo a las inyecciones, yo sé que no duelen, o al menos puedo aguantar dolores mucho más fuertes sin problema. Lo que pasa es que le tengo fobia a las agujas, es algo diferente, tal como mi fobia a las alturas. Bueno, la cosa es que estuve hasta el otro día con un parche en el brazo.

Pensando que me el pinchazo había llegado hasta la vena, supuse que si me lo sacaba iba a empezar a gotear sangre y después me saldría a chorros hasta quedarme seco como uva pasa. Al otro día se me cayó sin darme cuenta y obviamente no salió ni una gotita.

Esta es la clase de pensamientos y miedos tontos provocados por tenerle fobia a algo, la fobia no permite pensar como Dios manda.

A la tarde me fui a controlar la presión y me salió muy alta, en los tres días que me controlaron (día por medio) me salió 141/94, 143/95 y 163/89, yo pensaba que era por eso de la "bata blanca" y me medía en la casa, pero me salía parecido, no era eso.

Y pensaba por qué diablos me había empezado a subir la presión de un día para otro si antes estaba más normal. 

Bueno, la cosa es que después de todo eso quedé muy contento de saber que no volvería al consultorio y para celebrarlo me zampé una buena cerveza.

Me medí la presión para ver si me había subido y tenía 105/68, dudoso me volví a medir horas más tarde y me dió 117/75. Al otro día me medí por si acaso y me salió 119/77 y en la tarde 126/79 ¡ya no era hipertenso!

Revisé la planilla Excel donde llevo registrados los valors de más de un año y me di cuenta que la presión me empezó a subir justo cuando empecé a ir al consultorio, y que los días que no iba, igual seguía alta, seguramente pensando en la última visita y las que vendrían.

Pensándolo bien llegué a la conclusión que ir al consultorio era lo que me subía la presión: ver gente enferma por todos lados, pegarme la caminata desde y hacia la casa, la preocupación de haber dejado la casa sola, todo eso me trajo el insomnio y la presión alta.

Moraleja: el consultorio me hace mal, iré a retirar los exámenes y pediré una hora donde mi buen amigo el doctor Renato Aguirre para que los chequee. Seguro me va a encontrar un cáncer, tal como le encontró al McDonnell la última vez que lo fuimos a ver.

En realidad es un pretexto para ir a conversar con él, diga lo que diga no le haré caso, pero podremos echar la talla un rato. Ya estoy con la mente limpia de nuevo y prometo que desde ahora dejaré de preocuparme por la salud. 

Con una preocupación menos empecé a retomar las buenas costumbres. Tomaré cerveza más seguido, comeré una que otra cosa insalubre de vez en cuando, siempre que sea rica. 

Estoy almorzando mucha ensaladas casi todos los días y he doblado el ejercicio de pesas, nada de eso me sirvió para bajar la presión, pero me divierto haciéndolo, ya soy moderadamente adicto a los ejercicios y a las ensaladas.

Pero sobre todo al ocio. Es estupendo saber que pasaré un buen tiempo sin la obligación de hacer nada ni ir a ninguna parte, creo que fue el verdadero motivo de mi curación milagrosa.

Hace unos días se terminó el invierno, amanece con sol y me instalé un sillón en el patio donde estoy releyendo la entretenida novela "Trilogía Sucia de La Habana" de Pedro Juan Gutierrez. 

Cada mediodía, cuando pica el sol, me siento, me saco la camisa y leo dos o tres capítulos pensando "¡esto si que es vida!" de verdad es algo que disfruto mucho porque volví a lo que hacía años atrás que era tirarme al sol todos los días, haciendo nada.

Acabo de descubrir que las enfermedades no están en el corazón ni en el hígado, están en la mente, en el estado de ánimo y que no existe mejor remedio que darse la gran vida y tomar todo para la risa. Como decía el Reader´s "La Risa es Remedio Infalible"

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
Yours sincerely, wasting away
Give me your answer, fill in a form
Mine for evermore
Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"