Si a veces nos sentimos desanimados de ver al merluzo llegando un día al Palacio de La Moneda despeinado, con la camisa afuera y con todos los síntomas de una feroz resaca, y al otro día dando un discurso donde dicta cátedra sobre esto o lo otro, tenemos un consuelo.
Esto no solo pasa en Chile. También en el país más rico y poderoso del mundo su gobrierno está en manos de estúpidos, incapaces que dan verguenza ajena y -de la misma manera que nuestros merluzos- se dan el lujo de subirse a un pedestal a dar lecciones a los demás.
Estados Unidos hoy tiene su propio gobierno de merluzos, es impresionante, nunca pensé llegar a ver algo así.
Tal como antes decíamos "en Chile no pasan esas cosas" y ha pasado de todo, en el mundo existía la sensación que habían cosas que jamás ocurrirían en los Estados Unidos, y hoy las estamos viendo.
Me refiero al discurso del secretario de defensa Pete Hengset ante cientos de generales y almirantes que Trump mandó a reunir desde todo el mundo, el evento fue descrito por el New York Times como "Un secretario de defensa novato da lecciones a los altos mandos militares".
Todo empezó con un discurso caótico e incoherente de Donald Trump, que no fue ninguna sorpresa, porque a estas alturas su deterioro cognitivo es evidente para cualquiera que sepa un poco de inglés y escuche como habla.
Fue como de costumbre un discurso de alguien con demencia senil, una cadena de diatribas sin sentido, coherencia ni contenido.
Pero lo más penoso fue el discurso de Hengset, que partió diciendo que el Ejército de los Estados Unidos necesitaba "un líder con experiencia en el frente que reactivara una fuerza que se había vuelto blanda y woke".
Hablaba de si mismo -aunque parezca ridículo- y entre otras tonteras dijo:
“Se acabaron las barbas, el pelo largo, la expresión superficial e individua (...)Vamos a cortarnos el pelo, afeitarnos, rasurarnos la barba y cumplir las normas”. Después las emprendió contra los gordos
“Francamente, es agotador mirar a las formaciones de combate, o realmente a cualquier formación, y ver soldados gordos (...) Del mismo modo, es completamente inaceptable ver generales y almirantes gordos en los pasillos del Pentágono”.
¿Cuanto tiempo más irán a aguantar los militares a este pelmazo? Hengset es el prototipo de lo que en Chile llamamos "el pasado a caca". Sirvió 12 meses en Irak al mando de un mísero pelotón, pensando que eso le daba competencia para dar lecciones a generales y almirantes: un auténtico merluzo.
Existe en Estados Unidos -y en todo el mundo- una concepción muy estúpida sobre lo que constituye el "valor militar". Actualmente hay pocas dudas que los mejores soldados del mundo son los ucranianos, no solo los de unidades elite como los Azov sino el soldado común de infantería.
El ex militar alemán Roland Bartezko, que trabaja allá y conoce muy bien la situación los describe así:
"En términos de wokeness, no existe hoy ejército más "woke" que las Fuerzas Armadas de Ucrania, para donde mires, los ucranianos tienen en su Ejército a todo el espectro de los LGTBQIA, todas las minorías étnicas, todos los grupos religiosos imaginables y personas de todo el espectro político.
Y, por supuesto, mujeres. El Sr. Hengset deja muy claro en su discurso que las mujeres ya no serán bienvenidas en el Ejército, especialmente en roles de combate.
Como he mencionado antes, los soldados ucranianos son bastante gordinflones (chubbies) cuando no francamente obesos. Muchos de los mejores operadores de drones son viciosos de la comida chatarra, aunque eso no afecta a sus capacidades, son de los que mejor patean culos.
Así, mientras el Ejército de Estados Unidos parece estar moviéndose hacia a trás de vuelta a los cincuentas, Ucrania va en la dirección exactamente opuesta"
Algo parecido escuché años atrás de alguien que había hecho su pasada por las Fuerzas de Defensa de Israel, me decía que a primera vista se había choqueado por lo relajado de su disciplina, en realidad parecían bastante indisciplinados, laxos y muy poco marciales.
Pero como ya sabemos, se trata de una de las fuerzas armadas más efectivas del mundo.
Cuando yo pitutié en dos regimientos acá en Arica por un par de años, también me pude dar cuenta de la diferencia entre los militares profesionales, serios, que tomaban su profesión como un trabajo y los pasados a caca, como algunos de las Fuerzas Especiales que conocí.
Porque todo ese circo de romper tablas con la cabeza, la esgrima de corvos, o hacer piruetas en combates simulados cuerpo a cuerpo, tienen mucho de circo y poco o nada que ver con el valor o la utilidad de un soldado.
En una guerra de verdad son otras las cosas que se necesitan de los soldados, principalmente la capacidad de caminar muchos kilómetros llevando grandes cargas, habilidad para moverse coordinadamente en equipo, puntería, sangre fría, conciencia situacional y cosas así.
Para todo eso el fisiculturismo y los combates cuerpo a cuerpo no sirven para nada. En realidad las artes marciales son de las cosas más inútiles que aprenden los soldados, pero hacen que aficionados insoportables como Hengseth y otros pasados a caca se pavoneen con tonteras.
Cualquier cabo o sargento de Carabineros con experiencia en la calle le puede dar guaraca a un atlético boina negra, aunque sea chico, flaco, gordo o feo.
De hecho en el atentado de El Arrayan fueron cabos y suboficiales de Carabineros los que salvaron la vida del general Pinochet, mientras que el "Comando Cobra" que iba de escolta hizo un papelón.
Hace tiempo que quería comentar lo absurdo que me parece ese endiosiamiento de los "Delta Six" de los Marines y otros por el estilo, el tiempo que pasan en los gimnasios y todo eso, así como las fantasías de muchos soldados de FFEE. No todos pero yo si conocí a algunos y eran mucho menos de lo que hablaban.
Habiendo tenido familiares que sirvieron en las FFAA, estoy de acuerdo que estos espacios tienden a ser mucho más "inclusivos" de lo que se piensa comúnmente. La guerra no es un concurso de fisicoculturismo ni de poses, es un esfuerzo enorme que requiere la coordinación de diversos actores. Esta manía por los atuendos, las ceremonias y las apariencias tienden a estar más presentes en aquellos que nunca han pisado un campo de batalla.
ResponderBorrarParece que Hegseth quedó traumado con la propaganda del ejército que se emitió durante el gobierno de Biden. Es cierto que era bastante woke, pero si hay algo que a los militares siempre los caracterizó es la reserva. Un militar escandaloso, aún cuando sus razones tengan sentido, es algo bastante vergonzoso de ver. Si ya de por sí los "indignados" caen pesado, ver a un "indignado" con uniforme es realmente molesto. Además si había algo que siempre me llamaba la atención de las FFAA gringas era la de ser más que parecer. En contraste con ejércitos como el ruso, el chino o el norcoreano, donde todos marchan al son del líder y buscan aparentar algo que no son. En fin, otro más de estos "pasados a caca"
Anticaviar
Es cierto que cada ejército tiene sus propias tradiciones que, desde afuera, pueden parecer a veces estrafalarias. También es cierto que las tradiciones deben conservarse como parte de la moral y todo eso.
ResponderBorrarLo que a mi me molesta sobre todo es la exageración y la falta de sobriedad, por ejemplo del payaso de Hegshet que con unas credenciales mínimas entra a pavonearse como si fuera un líder y salvador ¿a quien diablos le ha ganado?
También me molesta que tipos así abundan tanto dentro como fuera de las FFAA, charlatanes, payasos, jactanciosos, creo que "ser antes que parecer" es fundamental en cualquiera que tenga la responsabilidad de llevar un uniforme.