Hace pocos día entregaron los resultados de la Prueba de Selección
Universitaria y se repitió el tradicional
etiquetado entre tontos e inteligentes que se viene repitiendo desde
antes que yo fuera un jovencito, cuando en 1973 rendí lo que entonces se llamaba
Prueba de Actitud Académica.
Todos los años es un ritual más o menos parecido,
cuando entrevistan en el diario a los "puntajes nacionales" y salen muchachos
diciendo que piensan ser médicos, exhibiendo su promedio cercano al 7 en las
notas de enseñanza media y todo eso, son los niños modelo.
Por otro lado están los porros, esos que les fue como el agujero porque
el puntaje solo les alcanza para las carreras mal pagadas o sin estimación
social.
Después de esta prueba se les coloca una marca en la frente que puede
ser una estrella dorada o un estigma vergonzoso, según cuantos puntos hayan
sacado.
A partir de este punto muchas veces se desarrolla
la profecía auto cumplida, el que sacó bajo puntaje se convence que es
un bruto y se dedica a marcar el paso por el resto de su vida, no solo en los
estudios sino en todo lo demás que intenta, lo convencieron desde temprano que
su papel era el de un mediocre.
Por si algún muchachin que está
empezando sus estudios superiores lee esto, le voy a contar un poco mis
desventuras de donde podrían sacar ideas que tal vez les puedan servir.
Algunos nos hemos escapado del estigma, tomando las cosas con calma,
haciendo un planeamiento de carrera de largo plazo y dando el tiempo para
conseguir las propias metas.
Recuerdo que la primera vez que di la prueba me
fue más o menos igual que al Tomás Jr. y estuve un día o dos medio choqueado
al comprobar que no era un Einstein como siempre había pensado.
Después. revisando mis opciones. vi que no había modo de cumplir mi plan de estudiar
ingeniería electrónica en la UTFSM ¡Soy un sansano frustrado! ¿Será por eso
que a veces hablo contra la enseñanza en esa universidad? ¿Estaré respirando
por la herida? bah.
Bueno, la cosa es que por casualidad pasé por Inacap donde había un letrero
que decía "Técnico Universitario en Electrónica", entré a preguntar y
justamente la carrera la daba la escuela de técnicos de la UTFSM, o sea que al
menos podía ser un mini-me-sansano.
Cuando uno tiene un plan, aunque
las cosas no resulten, solas van apareciendo otras alternativas, todo se
junta. Cuando terminé mi carrera de mini sansano tuve que hacer la práctica
profesional: el mundo del trabajo me dejó tan horrorizado que decidí seguir
estudiando sea como sea. Entonces dí la prueba nuevamente.
Entré a ingeniería de ejecución electrónica (no existía la civil en Arica en
esos años) y después de muchas aventuras afortunadas, que incluyeron la vuelta al mundo
cuando ya estaba terminando, saqué por fin mi otro titulito de ingeniero de ejecución electrónico.
En esos años ya se
había creado la carrera de ingeniería civil electrónica y entonces tuve que
tomar una decisión estratégica importante: o seguía estudiando en la misma
área o me dedicaba a ganar plata y experiencia en otras cosas.
Para esos años
ya no me interesaba la electrónica, en cambio la programación de computadores
me estaba dando plata y me gustaba porque me abrió las puertas al mundo de la
administración y los negocios, algo que
normalmente a los ególatras ingenieros nos pesa no dominar.
Y así pasaron los años entre aventuras y desventuras, cesantía, grandes
proyectos y mucha plata, empresario, comerciante, bancarrota y finalmente me
fui encausando a los estudios y proyectos que me volvieron a dar bastante
plata.
Y así: años buenos, años malos, vacas gordas, vacas flacas. Muchas
veces angustiado pero nunca frustrado o aburrido. Nunca me he
arrepentido del planeamiento de carrera que siempre he tratado de seguir:
evitar el trabajo asalariado como si fuera AIDS.
Lo importante no es si las cosas se dan bien o mal, lo que vale es tener una
estrategia, una idea clara de lo que uno quiere y lo que uno desprecia.
¿Podría trabajar con un salario un par de años? claro, la necesidad
tiene cara de hereje y parrafaseando al potato
el hambre es más fuerte. Pero lo importante es tener claro que eso no
me gusta y que estoy dispuesto a tomar riesgos y sacrificarme para evitarlo
mientras pueda.
Muchas veces me he preguntado por que todas las cosas, parece que solas se me
fueron dando, no es nada sobrenatural, es lo lógico si uno tiene una dirección
y no se aparta de eso.
Recuerdo que cuando recién había salido de la
universidad, un gran amigo mío era gerente de una empresa de comunicaciones
local y me dijo que como el se iba a otro lado por que no postulaba para su
puesto, era un trabajo seguro y muy bueno, hasta preparé un currículum.
Pero
cuando llegó el momento de presentarse pensé que ese no era mi plan, me
fui de vacaciones a Santiago para evitar la tentación y no me presenté.
Los
que supieron el asunto me dijeron que era un loco irresponsable dejando pasar
la oportunidad, ahora que lo miro en el tiempo me doy cuenta que esa fue una
de mis mejores decisiones estratégicas
¿Qué habría sido de mí vestido de terno y corbata todos los días, aplastando las nalgas frente a un escritorio? No
quiero ni imaginarlo.
Nunca he tratado de influenciar en las decisiones del Tomás Jr, ya debe saber
lo que hace y sobre todo empezar a pagar el precio de sus equivocaciones, con
padres protectores un tipo no aprende jamás nada porque la experiencia es la
mejor escuela.
Pero si algo le puedo recomendar es que se haga un
planteamiento de carrera a 5, 10 y 20 años, aunque las cosas no resulten que
siga siempre con esas ideas, entonces se dará cuenta que empiezan a pasar
cosas que parecen casualidades pero no lo son, es lo más natural.
Y claro, si
algún mozalbete imberbe -o no tanto- lee esto y piensa que le puede servir, le
recomiendo que lo aplique.
Pensar estrategicamente es el secreto, no para que
las cosas salgan bien -eso es imposible- sino para hacer las cosas a nuestra
pinta: my way or the hard way.
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