Historias del barrio industrial

Hoy bajamos al centro con el Tomás Jr. a comprar un adhesivo para mi notebook, pero el que me gustaba lo encontré muy caro (casi US$ 10) así es que no compré nada. En vista de eso pensamos en gastar la plata en algo más útil y saludable así es que con fuimos a tomar un Pitcher de cerveza a 21 de Mayo (US$ 6) y si uno es bueno dos serían doblemente buenos, asi es que dos nos tomamos.

En eso estábamos, cuando apareció nuestro amigo Marco, el arquituerto, quien nos mostró las fotos de su camioneta Mini recién resturada. Ah que maravilla, estas Mini se fabricaron en Arica a principios de los setenta, si se fijan bien la de Marco (en la foto) tiene los vidrios laterales corredizos, es una verdadera joyita de los gloriosos años del Barrio industrial de Arica.

Me contaba Marco que fueron más de 20 diferentes marcas de auto que se fabricaron acá: los Mini MK-1, MK-2 y MK-3, los Morris, Acadian Beaumont, Dodge Dart, Citronetas, en fin, un montón de marcas y modelos, sin contar con las camionetas El Camino y Rancheras (algunas con el motor Cobra de 7.000 cc) que podían importar los agricultores o industriales gracias a los cientos de resquicios legales de esos años,

En esa época Arica empezó a convertirse en la universidad de las movidas y truculencias para llenarse de plata a costillas del fisco gracias a los beneficios legales. Nos contaba Marco que los primeros Mini llegaron con carrocería de lata y tenían un solo gran reloj y una bandeja, como había que integrarle partes nacionales para cumplir con la ley, la primera modificación fue taparle la bandeja bajo el volante con una gran puerta de madera Massisa, convirtiéndola en guantera.

Como mietras más piezas nacionales se integraran más plata se ganaba, empezaron a hacer partes de la carrocería de fibra de vidrio, así salieron unos extraños Mini híbridos con carrocería de lata pero con capot y puertas de fibra. Finlmente hacían toda la carrocería de fibra tanto de los Mini como de los MG, estas carrocerías se fabricaban en un taller dela familia Leblanc que -si no me equivoco- todavía hacen tambores y piscinas de fibra.

La cosa es que los Mini con carrocería de fibra eran mucho más pesados -y por lo tanto menos potentes. que los originales de lata y las puertas así como el capot rara vez calzban de manera ajustada. Cuando los llevaban para Santiago en las lluvias los pasajeros a veces se mojaban enteros porque el agua se colaba por las puertas, era muy divertido. Ah la industria nacional llena de historias, debería llamarse la industria de la pillería y de las movidas tributarias.

Cuando vino Michael, en su investigación acerca del Antú "el televisor popular" juntamos varias personas que trabajaron en el barrio industrial y me enteré que doña Alicia, madre de mi amiga Karen y dueña del popular kiosco que está a la entrada de la universidad, era la inspectora aduanera encargada de llevar los complicados inventarios de todas las industrias. La contabilidad en esos años era un asunto de locos y cuando los dueños de emprea olían algún peligro, las industrias casualmente se incendiaban, con lo que el inventario se perdía y toda la cuenta se iba al diablo. Varios incendios atribuidos a los extremistas no eran otra cosa que blanqueos por encargo de los propios dueños.

Yo recuerdo como se robaba a manos llenas en la IRT, había una operaria que supuestamente estaba embarazada pero no tenía nunca la guagua, en verdad se robaba un tubo de imagen o un gabinete de televisor todos los días escondido en el estómago, tenía su fábrica en su propia casa. Que años más locos.

De todas las empresas de esos años solo una sobrevivió y hasta el día de hoy es una de las más exitosas de América del Sur, la empresa Condensa fabricaba condensadores para la industria electrónica y cuando desapareció esta industria se reinventaron y usando su conocimiento del aluminio pasaron a fabricar aerosoles. Es la única empresa que sobrevivió con éxito el derrumbe del barrio industrial de los cientos que existieron, bueno, también existe Bicicletas Oxford pero no ha sido tan exitosa.

Una vez me escribió el dueño de Condensa, Emilio Kunkair, que vive entre Santiago y Arica diciendo que cuando anduviera por acá me iba a invitar un café, pero al final nunca nos pusimos de acuerdo. Creo que debe tener historias para escribir varios libros acerca de esos años de la plata dulce, que lástima que todas esas hitorias vayan desapareciendo, Cuando Michael anduvo por acá haciendo su investigación lo llevé al galpón donde funcionaba la IRT para que tomara fotos, fue muy emocionante porque aunque los usan otras empresas (hoy es propiedad de Edelnor) sigue estando todo igual. Era como visitar ruinas arqueológicas.

En general el barrio industrial está igualito que en esos años, los mismos galpones como el galpon inmenso de la Citroen que ahora ocupa Ariztia, la Elecna, fábrica de transistores que después fue el Campus Norte de la universidad donde estuvo el Departamento de Electrónica, allí estudiamos los recios, hoy lo ocupa el Liceo Comercial de la ciudad.

La mayoría de los galpones se convirieron en talleres artesanales de mecánica automotríz, electricos, soldadores, rectificadoras de motores -en Arica los motores se rectifican hasta que se desintegran- talleres de pintura, desarmadurías y chatarra, talleres de fibra, mueblerías, estrucuras metálicas, en fin. Arica es la capital nacional de la microempresa y del reciclaje. Acá se arregla lo ue en cualquier otra parte del mundo se bota y eso gracias a todos los que quedaron cesantes de las industrias a principios de los ochentas.

Es una historia que daría tema para un buen libro o para una película, si alguien pudiera contarla. Ojalá Isabel Allende hubiese nacido acá, con lo bien que redacta demás que habría escrito su única novela decente. En fin, basta un par de pitcher para ponerme a cochear como los viejitos, como sería si hubiese seguido tomando. Hasta mañana.