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09 junio 2015

Delicias de la vida moderna: lujos y necesidades artificiales


No hay anonimato en Internet
Tiempo atrás noté que habían varias páginas en Facebook que usaban mi nombre en distintas combinaciones, seguramente para aprovechar el tráfico constante que tengo en Internet desde hace años. Ningún problema con eso, excepto la de alguien que "vendía" zapatillas de marca a precios muy bajos y que incluso mostraba una foto de mi carnet de identidad para dar seriedad a la estafa, porque obviamente recibía la plata y no entregaba nada.

Primero que todo fui a poner una denuncia al Ministerio Público, por si acaso a algúna víctima de estafa se le ocurría arremeter contra mi, luego me puse a averiguar discretamente. En unos pocos días averigué el nombre completo del estafador que me suplantaba, supe que estaba cumpliendo condena en la cárcel de San Miguel (4 años) y que probablemente tenía como cómplice a un gendarme de la ciudad de Valdivia. No quise seguir con la justicia, simplemente le mandé "saludos". Al poco rato la falsa cuenta estaba borrada.

Lujos convertidos en necesidades
Tuve la suerte de vivir antes que existiera Internet y cuando me conecté por primera vez -debe haber sido en 1997- estaba alucinado por el hecho de poder conversar con gente de otros países de manera instantánea, pagando solo el costo de una llamada local, porque en esos tiempos Internet se pagaba por minuto de uso y era desesperantemente lento en mi modem de 1200 baudios. Mi sueño era poder estar conectado las 24 horas del día por el costo de una tarifa plana. No pasaron muchos años para que eso se hiciera realidad. Ahora tengo mucho más ancho de banda del que necesito.

Siempre fue igual
No solo con Internet, es algo que ha pasado con casi todas las cosas. Tener televisión en un momento fue un tremendo lujo y después disponer de cientos de canales de cable era un lujo asiatico, hoy son cosa normal y corriente. El refrigerador cuando yo era chico (uhhhh) era símbolo de status y tenía un lugar destacado en la casa, lleno de imanes y calcomanías. Creo que a partir de los años 80, cuando empezaron a llegar los autos importados, tener un auto dejó de ser un lujo de ricos y llegó a las clases media y popular, tal vez alguien se acuerde del spot "¡cómprate un auto Perico!" con Nissim Sharim andando en bicicleta.

Son muchas las cosas que antes eran un lujo y hoy son comunes, incluso muchas que hoy se consideran "necesidades básicas". Comer pollo por ejemplo, en mi niñez el pollo era un plato de fiesta, carísimo, antes de que existieran las granjas industriales. Para que hablar del pavo, yo no lo conocí hasta bien entrados los años 80. Son miles de ejemplos: tener más de un par de zapatos al mismo tiempo; viajar a otro país; tomar whisky; usar ropa y zapatillas de marca, en fin, son tantas cosas. Comparados con los sesentas hoy vivimos como multi millonarios, lo malo es que ni lo disfrutamos por culpa de la Ley de Rendimientos Decrecientes.

La creación de necesidades
Creo que fue el año 1980, cuando escribí un ensayo -tarea de filosofía para la universidad- donde reclamaba furioso contra el marketing, porque creaba necesidades artificiales, nos abría el apetito cuando no teníamos hambre, hacia cosas completamente inútiles y superfluas, que en lugar de hacernos más felices nos angustiaban más. Mi profesor que era un cura jesuita, cayó en éxtasis y me puso buena nota, pese a que yo también era ateo furioso y le reclamaba por todo. Ah que imbecil era y que seguro me sentía con mis tontas opiniones.

Unos 20 años atrás, en los sesentas, se había producido el "debate de la cocina" entre Richard Nixon, que entonces era vice presidente y Nikita Krushev. La cosa fue durante una exposición en la URSS en plena Guerra Fría donde cada país trataba de exaltar las bondades de sus respectivas industrias. Fue muy interesante, porque mientras Nixon se dedicaba a exaltar las máquinas de helados, lavadoras de platos, secadoras de ropa y demás novedades electrodomésticas, Krushev decía despreciativaente que esos artefactos eran basura superflua, porque la URSS estaba dedicada a suplir las reales necesidades del pueblo: leche, carne, trigo. Hacían refrigeradores feos pero baratos, para duran 50 años.

Resulta que todo el progreso nace de estas "necesidades superfluas", que dejan de ser superfluas para convertirse en cosas normales, la civilización completa es una colección de cosas superfluas, porque para sobrevivir y reproducirnos podemos vivir perfectamente igual que en la época de las cavernas.

Y hay gente que así lo hace, se van a la montaña o al bosque a vivir en una cueva como los trogloditas, el que quiera puede hacerlo ahora mismo. Bien por ellos pero yo no les compro que esa sea una forma "superior" de vida. Cada cual debe -y puede- vivir con el nivel de confort y cosas superfluas que prefiera, yo estoy lo más bien con el pequeño autito, Internet y mi casa. Si alguien me invita a vivir en la montaña no gracias. el nivel de necesidades lo fija cada cual y cada uno sabe que es un lujo inútil y que es deseable, nadie lo puede decir por uno.

Y gracias a la necesidad artificial de Internet, yo sigo entretenido leyendo las aventuras de Semper Fi, ese colegio inglés es un Pequeño Mundo, me recuerda ese libro de Hermann Hesse, muy bueno. Saber todo lo que tengo a disposición para leer en Internet, me hace sentirme millonario, aunque si me sacuden boca abajo solo saldrán miguitas de pan y tal vez algún clip de mis bolsillos.

10 comentarios:

  1. Para los que quieran profundizar en el tema del debate de la cocina (muy interesante por lo demas)

    http://fee.org/freeman/detail/how-ice-cream-won-the-cold-war

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  2. hahahaha la cague no habia visto que el link estaba en el articulo.

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  3. Claro, justo leyendo ese artículo se me ocurrió lo de esta entrada

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  4. Sí que es cierto, progresamos más y nos llenamos más de lujos, pero nos quejamos mucho más que antes. Es como si fuera una moda reclamar e indignarse, no importa si es razonable o si se trata de algo importante o no, la cosa es quejarse.

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  5. Por eso es buena la canción esa de los Rolling Stones

    I can't get no satisfaction
    I can't get no satisfaction
    'Cause I try and I try and I try and I try
    I can't get no, I can't get no

    When I'm drivin' in my car
    And that man comes on the radio
    He's tellin' me more and more
    About some useless information
    Supposed to fire my imagination
    I can't get no, oh no, no, no
    Hey hey hey, that's what I say

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  6. Esa canción es espectacular :D.

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  7. Internet lo conocí el 94, cuando entré a la U, claro que era casi un tema científico, solo los profes y los apitutados tenían acceso. Un compañero de plan común se consiguió una cuenta no se como, y nos metiamos a una sala de terminales de pantalla negra con letras naranjas a buscar información altamente relevante para nosotros: letras de canciones de Queen y de Iron Maiden. También chateabamos en una cosa que se llamaba IRC. Después mi amigo entró a informática y ahora usa Internet para trabajar. Yo entré a mecánica y uso Internet básicamente para buscar información técnica, leer blogs como éste y mayoritariamente para mirar páginas cochinas.

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  8. Totalmente de acuerdo. Y maravillosa su experiencia de ensayo con el jesuita.
    Aún cuando los valores de la sociedad fueran totalmente anti-consumo ¿y el oro de las Iglesias? ¿y las fortunas gastadas y proezas arquitectónicas de las grandes catedrales y mezquitas? El ser humano siempre quiere más y necesidades artificiosas pueden ser todas las que superen las de una ameba.

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  9. Pablo, lo de las páginas cochinas es uno de los más preciosos bienes que la tecnología modern nos ha regalado, ¡Que vivan mil años!

    Ulschmidt, el cura estaba feliz esa vez ¡primera vez que estabamos de cuerdo en algo! los jesuitas son un peste, lo peor.

    Clarísimo es que las ncesidades son tods "aartificiales" ¡que viva el lujo! claro que cada uno escoge el lujo que prefiera, para los brutos Ferraris y yates, para los vivos empeñosas señoritas, infatigables.

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"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
Yours sincerely, wasting away
Give me your answer, fill in a form
Mine for evermore
Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"