Que vengan los rusos

La invasión de Arica
Mientras estaba dedicabo a tomar sol en el patio, como los viejitos, miraba hacia el Cerro Chuño que queda a un par de kilómetros pero está justo enfrente de mi casa, pude ver con cierto espanto algo que no había notado antes, la villa miseria que se ha instalado en toda la ladera del cerro, casi hasta la cumbre. Es un espectáculo impresionante, una de las peores caras de la inmigración descontrolada que hemos estado recibiendo desde Venezuela y Colombia en los últimos cinco años, aproximadamente.

Para los que somos de la ciudad y la queremos, nos alarma porque se agrega a otras malas señales que se vienen acumulando desde hace tiempo. Todos esos terrenos son de propiedad de bienes nacionales y han sido invadidos por inmigrantes pero también por algunos chilenos vivarachos, que han visto la oportunidad de apropiarse de un gran terreno a precio de nada, o muy bajo dentro de la misma ciudad.

No es algo enteramente nuevo, se trata de una vuelta a las "tomas" de los setentas, que formaron poblaciones como la 11 de Septiembre, Cabo Aroca, Cerro La Cruz y que luego quedaron integradas al trazado urbano de la ciudad. En la vecina ciudad de Tacna, Perú, esto ha sido peor porque las invasiones han sido el medio normal de creación de nuevos barrios, en Arica al menos esto es algo excepcional y hasta ahora limitado.

Muchas cosas malas ocurren cuando estas invasiones se normalizan. Crean bolsones de miseria, que obligan al gobierno a gastar grandes recursos -de los impuestos, claro- en urbanizar terrenos no aptos, regularizar ocupaciones insalubres en lugares altamente contaminadas, tal como las casas que se construyeron durante el gobierno de Frei Ruiz Tagle en esos mismos terrenos, cuyas familias fueron desplazadas a un costo enorme y ahora están de nuevo ocupadas por inmigrantes, la creación de "comités" -mafias- traficantes de terrenos, focos de delincuencia y zonas liberadas, donde después de un tiempo ya no entra ni siquiera la policía, en fin, la lista es interminable.

Las necesidades sociales no pueden usarse para justificar estas invasiones, estos solo son actos oportunistas y abusivos que nos cuestan a todos y son permitidos por la cobardía de las autoridades políticas y el activismo de organizaciones militantes bien siniestras, con su ejemplo más claro en el Servicio Jesuita a los Inmigrantes. Si hay problemas sociales deben ser resueltos de manera legítima y ordenada, no con violencia, donde al final se terminan beneficiando los delincuentes y los verdaderos pobres terminan mucho peor de lo que estaban antes.  

Yo mismo crecí en una población de emergencia -Población Santiago en Estación Central- y muchos años después nos asignaron una casa en la 5ª Etapa de la Población 11 de Septiembre, pero esas no fueron tomas ilegales sino programas de gobierno con todas las de la ley, como debe ser. Si se abre la puerta para que cualquiera se apropie de un terreno o una casa alegando "que es pobre" entonces empieza la ley de la selva y la delincuencia. Pobres pero honrados, como el diario de Pelotillehue.

La inmigración indeseable
Estaba pensando en todo esto mientras tostaba mi guata al sol, pensando que el verdadero problema no es la cantidad sino la calidad de los inmigrantes. En Chile necesitamos inmigración y ojalá llegara un millón o más de inmigrantes adicionales, porque nuestra densidad de población es muy baja. Las regiones de Aysen y Magallanes están prácticamente despobladas y para que hablar de Arica y Parinacota, donde somos unos 200.000 apenas, mientras en la vecina Tacna que es de similar tamaño tienen casi el doble.

Pero no necesitamos para nada a los pobres haitianos, que cambiaron la vida miserable en su país de origen por una ratonera en las poblaciones periféricas de Santiago. Tampoco necesitamos gente sin recursos ni educación que llegron desde Colombia sin medios ni capacidades. Si en sus países de origen les costaba ganarse la vida, en Chile será mucho peor, son una carga enorme para la beneficencia del gobierno aportando poco y nada. Pero lo peor es que la única actividad rentable que pueden hacer en Chile es el crimen y el robo, porque gracias a la fallida Reforma Procesal Penal esto se puede ejercer con mayor impunidad que en cualquier otro país medianamente civilizado.

Si el proceso de inmigración hubiese sido bien organizado, hoy tendríamos la mejor gente, tanto de Haiti, Colombia Venezuela, etc. Los más educados y trabajadores, que en poco tiempo hubiesen sido capaces de sustentarse por si mismos. Pero como fue un proceso descontrolado y en nuestro país el crimen goza de una protección extraordinaria, nos llenamos de vagos, mendigos y criminales, que son una carga que nos perjudica a todos, y más que a nadie a los propios inmigrantes valiosos que tienen que cargar con el estigma de sus compatriotas malportados. 

Chile es país de inmigrantes
Chile ha crecido enormemente gracias a las olas migratorias bien pensadas y planificadas. Don Manuel Montt Torres, tal vez el mejor presidente que hemos tenido, tuvo la genial idea de instalar una agencia para captar colonos desde Alemania, en una época en que ese país era espantosamente pobre en su parte rural. El resultado lo vemos hoy en Valdivia, Osorno, Puerto Varas, Puerto Montt, que fueron colonizadas por alemanes y convirtieron la selva impenetrable en algunos de los lugares más bonitos y prósperos de Chile.

Chile es país de inmigrantes, tenemos más inmigrantes palestinos que en cualquier otro lugar del mundo y el que conoce el Club Palestino de Santiago se puede dar cuenta de la prosperidad que han creado en el país. Los españoles llegados después de la Guerra Civil, los italianos que llegaron a poblar toda América Latina entre guerras, los croatas que llegaron al salitre en el norte y al oro en Magallanes, los peruanos, que fueron la última gran ola migratoria beneficiosa que recibimos.

¡Que vengan los rusos!
Con los problemas que enfrenta Rusia hoy, después de la llamada a movilización parcial han salido del país cientos de miles de rusos que, en general, son la crema de la crema del país. Gente joven o al menos en edad productiva, con altos niveles de educación en promedio. Los palurdos, gangsters y gente de ese tipo prefieren quedarse en Rusia donde se sienten cómodos, sin embargo los mejores, los más educados y más ambiciosos son los que están mandándose a cambiar.

¿Cuantos ingenieros, arquitectos, médicos, enfermeras, programadores, albañiles calificados, artesanos y gente bien preparada habrá entre los que están emigrando? Yo creo que deben ser la mayoría. En Rusia la educación es pagada por el estado y ahora están perdiendo a buena parte de su capital humano más valioso.

¿Por qué no atraerlos a Chile? Si yo fuera el Rey del Mundo mandaría agentes de colonización a Georgia y a todos los países cercanos donde los locales ya empiezan a sentirse molestos con los visitantes rusos. Les ofrecería convalidación automática de sus títulos y credenciales, siempre que muestren que son auténticas, claro.

Bueno, menos a los que se graduaron en economía antes del 2000.

P.D. El que ríe último, a veces, ríe mejor
¿Se acuerdan cuando Putin humilló pubicamente a Sergei Narishkin, director del SVR, presionándolo a que diera su voto a favor de invadir Ucrania? Bueno, supongo que don Sergei ahora debe estar calladito, sobándose las manos. En una estructura de poder como Rusia el servicio de inteligencia que es sucesor de la KGB debe tener un brazo nada despreciable. Varios asesinatos por envenenamiento salieron -sin duda- con la aprobación de don Sergei, así es que don Vladimir debe andar con mucho cuidado con lo que come, si alguien lo invita a tomar una taza de té o si se le acerca alguien con un paraguas.