Francia falsificó su historia y Chile quiere imitarlos

Bueno, todos los países del mundo manipulan la historia oficial para ocultar lo vergonozo e inventar gestas heroicas que inflan sus victorias. O puñaladas por la espalda para justificar las derrotas. No hay país donde estas cosas no se hayan hecho. Pero a los franceses se les ha pasado la mano.

Libertad, igualdad, fraternidad... o muerte
El mito de la Revolución Francesa es una de las peores falsificaciones de la historia que conozco, está al nivel de las fábulas soviéticas, de la China de Mao o de Corea del Norte. Pero a diferencia de esos países en Francia se jactan de ser los campeones de la libertad y los derechos humanos.

El mito se hizo fuerte durante la Tercera República, los otros dos experimentos republicanos habían sido un fracaso y desde la abolición de la monarquía absoluta, los franceses no encontraban la manera de tener un gobierno estable. Entonces tenían que crear un mito glorificando la orgía de sangre, crueldad  y traiciones que fue la Revolución de 1789.

Así se construyó la historia oficial, que hasta el día de hoy es la única que cuentan, cualquier intelectual o historiador francés que la contradiga tiene asegurado el ostracismo: no será publicado ni encontrará trabajo en ninguna universidad francesa.

El verdadero lema
Por ejemplo nadie cuenta que el lema original de la Primera República fue "Liberté, égalité, fraternité ou la mort!", es decir el que no estaba de acuerdo iba directo a la guillotina. 

Los líderes de la Revolución Francesa eran intelectuales radicales, parisinos, convencidos que el pueblo eran una masa de brutos a los que había que enseñar -por la fuerza- a "ser libres".

Y lo que entendían ellos por libertad era adherir incondicionalmente a todos los dictámenes del ideario revolucionario, creado por estos mismos intelectuales del iluminismo. Es decir "debes ser libre" equivalía a decir "debes obedecer a todo lo que te dictamos" y el que no lo hacía se podía ir despidiendo de su cabeza.

Curioso concepto de la libertad, pero esa era la realidad durante la Revolución Francesa. Esto mismo lo repitieron los comunistas años después, cuando a los que no estaban de acuerdo con los dictados del politiburó los mandaban a podrir sus huesos a los gulag de Siberia. El comunismo es hijo directo de la Revolución Francesa, tanto en ideología como en métodos.

El mito creado a partir de la Tercera República decía que la revolución fue una rebelión popular, donde el pueblo se alzó contra el rey cansado de los abusos, la verdad fue bien diferente y se ha empezado a saber no hace muchos años.

La Revolución Francesa fue una revuelta creada por intelectuales radicalizados de la Ilustración Francesa, ellos pusieron la ideología de odio y resentimiento y detrás llegaron los oportunistas, sádicos, ambiciosos que -desde la política- pusieron en práctica esas ideas.

La reacción
Lo que no cuenta la verdad oficial es que, además de la orgía de sangre en París, se produjo una guerra civil cuando los campesinos se levantaron en contra de los revolucionarios, indignados contra su crueldad y sus abusos.

La crueldad se concentró contra la Iglesia, que en Francia tenía muchos devotos fieles entre los campesinos. Arrasaron y quemaron las iglesias, derribaron las cruces y calvarios de devoción popular reemplazándolos por "árboles de la libertad", encarcelaron y mataron a curas y obispos que no aceptaron renegar de su fe. 

Algo parecido pasó muchos años depués en Mexico durante sus prropias y miserables revoluciones.

El peor abuso era la leva forzosa. La República necesitaba soldados para someter a la población y obligarlos a la fuerza a que aceptaran "ser libres", el reclutamiento a la fuerza indignó tanto a los campesinos que se produjeron grandes levantamientos populares.

La más importante de estas rebeliones fue la Guerra de La Vandee que duró tres años y el gobierno republicano, incapaz de rendirlos tuvo que emprender una política de exterminio.

Como las tropas republicanas armadas (los azules) estaban sufriendo derrotas frente a turbas de campesinos (los blancos) armados apenas con armas blancas y garrotes, los dirigentes republicanos se decidieron por una "solución final" que consistía en quemar pueblos enteros. 

Se estiman unos 120.000 muertos entre los campesinos y más de 300.000 en total. es decir una cifra parecida -y tal vez mayor- que las que lleva la invasión rusa a Ucrania. Si eso no es un genocidio no se como podría llamarse.

Dos escuelas
Sin embargo hay dos bandos entre los historiadores frente a esta guerra, por un lado los que hablan de un genocidio del Gobierno Republicano contra sus campesinos y por la otra los que lo niegan. 

Los que niegan el genocidio son principalmente estudiosos del establishment oficial, que vivieron o viven de platas del estado. 

Los que afirman el genocidio fueron silenciados por casi dos siglos y con esas ideas no tienen muchas posibilidades de encontrar trabajo o financiamiento para sus investigaciones del Estado Frances.

Pero ahí están los muertos, los campesinos y gente religiosa que se sublevaron sin tener otras armas que palos, hachas y cuchillos ni otro uniforme que un escudo con el corazón de Jeús y la leyenda "Dieu et le Roi". Dios y el rey, con ese lema pelearon feroces, contra el bando de los que se llamaban a si mismos "el gobierno del pueblo" y les dieron batalla durante tres años.

En Chile la historia no se repite, pero rima
Hoy estamos a punto de completar los 50 años del golpe militar de 1973 en Chile y tenemos al gobierno y su gente desesperados por colocar a la fuerza sus verdades oficiales llenas de cuentos y falsificaciones históricas. 

Menos mal que muchos que vivimos esa época todavía estamos vivos y recordamos perfectamente como fueron las cosas, también tenemos Internet y el poder del establishment intelectual en Chile hoy está desprestigiado y débil.

Por eso no les está saliendo tan fácil sostener las mentiras, como lo hicieron los franceses con el bulo de su maldita revolución. Los merluzos, comunistas y "socialistas democráticos" se pueden quedar roncos gritando su resentimiento, no les servirá de nada porque ya nadie les cree.