Refrito del sábado: bares y seudobares

Bares y seudobares (publicado originalmente el 21 de octubre de 2005)
El nombre "Bar" viene del inglés y significa barra: ese mesón largo donde se sientan a un lado los clientes y por el otro el barman prepara los tragos y los sirve. La barra marca el origen y el verdadero espíritu del lugar: desde el comienzo fueron lugares chicos donde había que acomodar a la mayor cantidad de gente, apretados uno al lado del otro y para eso la barra sirve admirablemente.

En un verdadero bar los tragos son siempre baratos, eso es parte de su naturaleza, hay lugares que imitan a los bares, diseñados especialmente para snobbies, estúpidos y mujeres arribistas, que tienen una decoración "simpática" o "típica", donde un trago cuesta un ojo de la cara, hay que reservar mesa y conocer a los mozos ¿les suena el "Liguria"? bueno, esos son los seudo-bares.

También hay bares que, siendo auténticos de origen, involucionan cuando son tomados por los payasos que giran en torno a "la cultura" y se convierten en zoológicos de lo peor de la raza humana: los pedantes. Hay tristes ejemplos como El Hoyo o La Piojera.

Pero no nos olvidemos de los bares de verdad, lugares dedicados al cultivo del vicio de la manera más costo-eficiente posible. Hay grupos que son el alma de estos lugares: los estudiantes, que vivan los estudiantes, los corbateros, esos oficinistas subalternos que se juntan a pasar las penas después del trabajo, los vividores, los viejos metódicos que no pueden vivir sin pegarse su cañonazo cada tarde y, claro, los profesionales, esos viciosos que ya tienen cirrosis o están en vías de adquirirla.

En toda ciudad se encuentra al menos un buen bar. Cuando viví en Ancud, existía "La Golosina", regentado por doña Gina, una italiana increíble que contaba como entretuvo a los soldados en la segunda guerra, allí se encontraba todo el pueblo en la noche y no había fin de semana que no terminara con una pelea descomunal, al estilo del sure. En ese lugar mi higado empezó a sufrir los primeros embates.

De Santiago me gusta el Bar de René, una de las cosas más insólitas que me han pasado fue cuando no me dejaron entrar porque unas amigas que me acompañaban eran "muy escandalosas" según el portero, ni me imagino que deben haber hecho para que no nos hayan dejado entrar en ese lugar, la cosa es que nos pusimos a tomar cerveza en la vereda, ahi en Santa Isabel con Condell. Lástima que ese digno antro ya está involucionando, de a poco se lo están tomando los pisiuticos. Una vez fuí al "Ile Habana" y no estaba nada de mal, pese a estar ubicado en un barrio plagado de seudo-bares y no ser muy barato que digamos.

En Iquique existen dos bares alucinantes: el Bar Genovés con su frente de botillería y su enorme trastienda donde se amanecen los borrachos tomando (mis saludos para el gordo Cánepa, dueño del ilustre antro) y El Dándalo, que es todavía más turbio, ahí si que van puros profesionales.

En Arica el gran bar abierto es la Isla del Alacrán, es el lugar ideal porque uno lleva el trago y se lo toma ahí mismo, pero también hay bares como el "Barrabás", que partió muy snob y terminó como antro de perdición, algo más decente el "The End" que vende combinados por litro y medio como la antigua "Cali". Otros seudobares como el Capitán Drake y similares completan la oferta. En todos se puede encontrar gente que vende droga, lo que agrega un plus a los que son viciosos completos.

Un bar ideal es chico, oscuro, está siempre repleto de gente, las personas van a tomar y a conversar, en ese orden, no a mostrarse ni a ver a los demás. Hay trucos para confundir a los tontos y hacerles creer que un bar "tiene ambiente", uno de estos trucos es poner musica fuerte y una gran pantalla, o decoración supuestamente "simpatica". Bullshit, en un buen bar uno siempre puede conversar y la única decoración válida es lo que se va juntando espontáneamente con los años, como en el Bar Roland ("su casa") de Valparaíso.

Bueno, ya me estoy alargando demasiado, y eso que ni alcancé a tocar las fuentes de soda, de las que fuí asiduo en mis años de estudiante pobre: La Sirenita, El Camello, El Crucero del Amor, ufff, tiempos aquellos...