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27 junio 2025

Refrito: me interesa casi todo, menos trabajar

(Publicado originalmente el 2 de febrero de 2020) 
Es una frase
que me sacan en Twitter para descalificarme "y lo dice este tipo que no le interesa trabajar", como si fuese un estigma o marca infamante. 

Pero es verdad, nunca he tenido el más mínimo interés por trabajar, como le comentaba a un amigo hoy en la tarde.

Creo que el trabajo asalariado es una actividad propia de esclavos, alienante, solo a un loco le puede gustar el trabajo. Esa es una de las pocas cosas en que concuerdo con Karl Marx.

¿Como llegué a odiar el trabajo? Muchos dicen orgullosos haber aprendido de su padre el valor del trabajo duro, bueno, yo aprendí de mi padre que sacrificarse trabajando es lo más estúpido que puede existir.

Y no lo aprendí porque me lo hubiese enseñado, sino por una forma mucho más potente, viendo el ejemplo de su propia vida.

En sus últimos años, completamente arruinado y en situación de indigencia, se quejaba con aparente jovialidad diciendo que había sido muy tonto en su vida: heredó una fortuna, nació millonario y murió en la miseria.

Lo peor es que en lugar de haber malgastado su plata en lujos, licores, juego o cualquier otro vicio, perdió toda su plata, hasta el último centavo; trabajando como un burro.

Curioseando en Internet, gracias al datazo de Francisco Matus encontré en el Archivo Nacional 57 documentos originales de los negocios de mi abuelo y de mi padre, contratos, escrituras públicas y cosas así.

Hay varios más pero solo escogí los que me parecieron más relevantes, que me han permitido reconstruir un poco la historia de los negocios del abuelo que murió rico y el padre que murió indigente.

Leo por ejemplo que en 1898, el abuelo Tomo modificó  la sociedad Bradanovich y Cia, una comandita por acciones con el inglés David Richardson, que fue uno de los empresarios más importantes del salitre en esa época. 

En 1891 había terminado la guerra civil, donde Tomo hizo el grueso de su fortuna asociado con Richardson, este inglés también fue con mi abuelo uno de los pioneros de la masonería en Tarapacá,

En esos tiempos los masones no eran radicales pero si bomberos, como fueron Tomo y también Richardson, ambos voluntarios de la Bomba Germania.

En esos años la empresa ya era muy grande y amplió su giro de compra venta de mercaderías de todo tipo a la compra y arriendo de inmuebles urbanos, agrícolas, construcción y de barcos, entre otros. Leo también que en 1902 se diseuelve la sociedad entre Richardson y Bradanovich, Tomo le compra su parte a Richardson y parten cada uno por su lado.

A partir de esa fecha se produce un gran movimiento de mutuos hipotecarios, ventas y cesiones de derechos que muestran como Tomo comenzó a retirarse del negocio del salitre, vendiendo y cediendo derechos de salitreras que tenía. 

Con muy buen ojo, justo cuando todos querían comprar el vendió muy bien, justo después todo lo del salitre entró en una fiebre especulativa y se fue a pique.

En 1896, en una subasta pública, Tomo había arrendado por 8 años la enorme Hacienda El Peral, una de las más importantes y productivas de la época y comenzó a mover su plata desde las salitreras hacia el campo en el sur de Chile, cerca de la ciudad de Los Ángeles.

En 1904 abandona definitivamente el norte y se establece en Valparaíso, construyendo un gran edificio en la Avenida Brasil del Puerto. 

En 1906 el edificio queda totalmente destruído con el gran terremoto pero Tomo construye otro aún más grande y lujoso.

Tomo Muere en 1917 en Viña del Mar, sus principales herederos fueron mi padre Tomás Enrique y un sobrino a quien Tomo quería mucho, que igual se llamaba Tomas Bradanovich Bradanovich, huérfano de Mateo hermano de mi padre y su prima María Bradanovich.

Su hija Delia había heredado en vida con la dote que recibió al casarse, pero también recibió parte de la fortuna. 

Mi padre quedó de albacea de la parte de su sobrino Tomy, que entonces era un niño, según leo en la posesión efectiva del año 1917. también la viuda del segundo matrimonio de Tomo, doña Celia Salgado recibió parte de la fortuna.

Y tenemos entonces al joven Tomás Bradanovich Diaz, mi padre, estupendamente equipado para enfrentar la  vida, millonario y cuidando la fortuna de su sobrino Tomás.

Me contaba muchos años después Angélica -su hija- que Tomasito era artista, adoraba la música, el lujo y la buena vida. 

Derrochó cada peso de la herencia para desesperación de su albacea, aunque terminó viviendo modesta y dignamente sin perder el humor y la alegría de vivir.

Mi padre, como les contaba, tenía de todo para seguir haciendo crecer la fortuna, y en 1918 compra una acción en la Bolsa de Valparaíso. 

Fue corredor de bolsa hasta 1924 cuando, después de haber perdido mucha plata decidió dedicarse a otra cosa menos riesgosa, en 1930 vende su acción a Santiago Tanner y Cia. que es, hasta el día de hoy una de las firmas más importantes de nuestro mercado financiero. 

Esa fue su primera perdida importante. Recuerdo que decía que en la bolsa había aprendido que hay que vivir con miedo, pero jamás asustarse.

Por esos mismos años se le ocurrió la mala idea de meterse a la política, fue elegido regidor por Villa Alemana, lo que le costó perder más plata. Yo recuerdo -muy borrosamente- que en los años 50 vivimos en la quinta de Villa Alemana.

En el año 1924 entró en una aventura minera, comprando a su ex socio Francisco Dubravic una acción de la mina de plata en Oruro, Bolivia "La Fortuna de Llallagua" por la no despreciable suma de 100 libras esterlinas, la mina luego se inundó según leía en un informe y las libras esterlinas también se evaporaron, otro mal negocio.
Pero la plata todavía era mucha, así fue como después de varias sociedades, donde muchas veces salía trasquilado, en 1940 entro en sociedad con don Federico Shultze en una cadena de barracas de madera que llegó a tener 9 barracas, en pleno apogeo le compra su parte al Sr. Shultze con lo que queda dueño del negocio. El balance de 1943 muestra como el negocio iba viento en popa.


Entonces vino el gran desastre, el 1 de enero de 1953 la barraca principal, donde estaba prácticamente todo el capital y las instalaciones ardió en un incendio y luego explosó en una de las tragedias más grandes en la historia de Valparaiso, que barrió con cinco manzanas a la redonda. 

Una buena parte del patrimonio quedó convertido en ceniza de la noche a la mañana. Esto fue dos años antes que yo naciera. La tragedia fue tan grande que hasta aparece en Wikipedia

Pero todavía quedaba plata en la caja. Luego de la tragedia mi padre se fue al sur y -según mi mamá- ese fue el motivo que se separaran en 1958. Mi padre todavía tenía el monopolio sobre la madera de ciprés de las Islas Guaitecas. Ese fue el siguiente negocio


Trabajando como burro para levantarse de la adversidad, la Sociedad Explotadora de Ciprés de Guaitecas empezó a tomar vuelo, en el año 1960 tenía el embarque más importante de su vida, varios miles de pulgadas de mañío, madera muy cara a punto de embarcarse en el muelle de Quellón. 

Cuando vino la segunda gran catástrofe el gran terremoto de Valdivia y Chiloe de 1960, seguido de un tsunami que se llevó al mar hasta el último maldito palo.

De allí en adelante, todo fue cuesta abajo en la rodada, durante el gobierno de Allende perdió su último campo y con la toma de los dos aserraderos que le quedaban por parte de sus propios trabajadores, huiliches de la comunidad de Chadmo, terminó quedándose sin nada

Así es que ni me pregunten por qué odio el trabajo, es cuestión de mirar la historia y sacar conclusiones. Además cuando yo tuve negocio mi historia fue bien parecida, igual que mi padre del trabajo duro solo saqué desgracias, ruina y desengaños. 

En cambio mi tío Tomy murió pobre pero felíz de la vida, después de dilapidar una cuantiosa fortuna sin trabajar un día a nadie. Ese si que fue inteligente.

P.D. viendo el balance de 1943 veo que la cuenta "caja" tiene un saldo debitos de $ 8.619.145.208 y crédito $ 601.721, que con el tipo de cambio promedio de 1943 ($ 33.61 por dólar) darían como 250 millones de dólares en la cuenta débitos y 17.903 dólares en la cuenta créditos, no se si habrá un error pero de ser sí la empresa era enorme, especialmente considerando el poder comprador de un dólar de entonces.

4 comentarios:

  1. Tenemos a algunos que dicen que no importa cuanto te esfuerces, si no naciste en cuna de oro estás condenado a ser un obrero más de los "burgueses", por el otro lado hay quienes pregonan que basta con que "trabajes duro" y así lograrás todo lo que te propongas. Lo que ambos bandos ignoran es que el factor más importante para "triunfar" es la suerte. Es algo de lo que poco se dice, principalmemte porque es algo que no podemos controlar. Cuando nos beneficiamos de ella, ni siquiera nos damos cuenta. El solo hecho de despertar cada día en una cama y bajo un techo es algo por lo que deberíamos estar agradecidos. Por otro lado, cuando nos pasan desgracias tendemos a creer que nadie sufre como nosotros y que el mundo es injusto. Lo cierto es que no estamos libres de ninguna de las dos cosas. Mi abuela durante sus primeros años de vida tuvo una vida relativamente cómoda. No era rica, pero su padre tenía un buen empleo que le permitía mantener a una numerosa familia. Años después el viejo enfermó y todo se vino abajo. Algo que siempre me contaba fue una Navidad que la pasó en la calle, pues ese día echaron a su familia de la casa. Quizás eso influyó en que luego buscó trabajar como mula para poder comprar una casa en la capital. Algo que también le terminaría pasando factura. En fin, que la vida es como una montaña rusa. Hasta el ser más desgraciado tiene momentos de gozo y el más dichoso tiene momentos de sufrimiento. Hay que seguir y como decía una canción: "Lleva con valor tu cruz y no se la des a nadie, pues todos ya llevamos una cruz".
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    1. La suerte determina gran parte de lo que nos pasa, y como bien dices, cuando tenemos golpes de suerte ni nos damos cuenta o -más frecuentemente- atribuímos esas cosas buenas que nos pasan a nuestra inteligencia, buen criterio, etc..

      ¡Las cosas mañas si que las identificamos enseguida con la mala suerte jaja! Si, nuestras decisiones pueden cambiar algo pero al final es la suerte siempre la que decide, al menos yo estoy convencido de eso.

      Por lo mismo el "éxito" económico nunca me ha interesado, he tenido mucha más plata y cosas con las que he soñado, la mayoría ni siquiera soñaba que tendría alguna vez, pero no soy más feliz ahora que cuando no las tenía.

      Lo únco que importa, a mi modo de ver, es adaptarse lo mejor posible a las circunstancias, a lo bueno y a lo malo, creo que el verdadero éxito es vivir bien adaptado y contento con lo que nos pasa y lo que tenemos.

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  2. Es perfectamente posible una trayectoria con tan "mala suerte", casi una secuela de la ley de entropía.
    Por el lado de mi madre, tengo unos bisabuelos que vinieron de Europa y tenían dinero como para comprar mucho campo cuando en este país era muy barata la tierra.
    Mi abuelo ya fue el administrador de una sociedad que juntaba todas esas tierras, inclusive compraban más. Pero en esa misma época sus hermanos menores empezaron a pedir su parte, a formar sociedades menores entre pares que se entendían mejor o ponerse por su cuenta. La opinión de las esposas, de los esposas - eran ocho hermanos y hermanas - influía mucho.
    Mi madre ya le tocó una fracción del campo que a su vez era parte de lo que sólo le tocaba a mi abuelo. Como para una modesta explotación o un arriendo aún más modesto. En general esta familia se reprodujo más rápido de lo que conseguían capitalizarse. Ya en su generación hubo primos fundidos, partes de la familia que fue a la ruina - en la siguiente, aún más.
    La familia de mi padre tenía un sólo ascendiente con dinero, que no llegó a su generación. Todos eran gente que tenía que trabajar o empezar negocio o carrera desde abajo. Mi bisabuelo fue un comisario de policía - creativo para las torturas - mi abuelo un gerente de banco, mi padre quiso ser oficial naval pero terminó en el trabajo contable.
    Yo hice al fin el mismo trabajo y he visto casos de fortunas que se evaporan, no todos los días, pero algunos notables.
    En general la "escuela" moderna recomiento no aporta "la propia" para hacer una inversión productiva.
    Usar el crédito que siempre consigue la persona rica, o propietaria, porque saben que pueden cobrarte. Crear sociedades anónimas y pedirle plata a los bancos. Si se tiene un inmueble valioso, como un campo, alquilarselo a la misma sociedad, pero no ponerlo dentro de ella.
    Invertir el dinero personal en cosas conservadoras, como inmuebles, acciones de otros, quizás una parte fuera del país o fuera del tipo de economía a la que uno ya pertenece.
    Que el emprendimiento si falla pueda ir a quiebra y responder sólo con la parte de capital involucrado pero no avance sobre la fortuna "personal"
    Dicho todo lo cual, es más fácil decirlo que hacerlo. Uls

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    1. A ese bisabuelo comisario hubiese querido conocer yo. ¡que personaje! Es verdad que las cadenas de mala suerte son más comunes que las de buena suerte, pero estas también ocurren, hay gente que nace con una estrella en la frente y le pasan cosas buenas durante toda su vida.

      Claro que la mala suerte es más natural o frecuente creo yo, porque hay muchas más combinaciones que determinan el fracaso y pocas combinaciones que determina el éxito, el ejemplo de la entropía es muy adecuado en esto.

      Especialmente cuando identificamos el éxito con la cantidad de plata que alguien acumula. Los negocios son como una ruleta donde es mucgo más probable perder que ganar, hay más combinaciones perdedoras.

      Los ricos pueden hacer mil cosas para tratar de proteger su patrimonio, incluso los que no somos ricos pero tenemo algún pequeño ahorro tenemos muchas formas para tratar de evitar perderlo.

      Pero todas las ruletas están cargadas, no importa las faramallas que uno invente viene una enfermedad, un incendio, un terremoto una crisis fiscal o lo que sea y chao. Todo lo que estuvimos tratando de proteger a chuchillo se nos puede evaporar de un momento a otro

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