29 noviembre 2011

La muerte del hombre rico


Conversábamos esta tarde con Tom Wilke un asunto en el que no había pensado antes: cuan duro debe ser para una persona que ha ganado plata y éxito social en la vida, el momento cuando se aproxima la muerte. Imagínense, pensar que todo se va a terminar justo cuando la diversión estaba empezando, el sentimiento de pérdida por todas las cosas buenas debe ser enorme: los autos, las mujeres el yate ¡nada se pueden llevar!.

Howard Huges por ejemplo, un tipo excepcional, genio de las finanzas, aviador extraordinario, productor de cine exitoso, con buena apariencia, ingeniero autodidacta, mujeriego que tuvo las mejores minas de su época y como si fuera poco también fue el hombre más rico del mundo en los setentas. Huges estaba acostumbrado al éxito, todo lo hacía bien y para el tener éxito era algo tan natural como respirar. Sus frases célebres fueron "puedo comprar a todos los hombres del mundo" y "todo hombre tiene su precio".

Leo en Wikipedia sobre el extraordinario Huges "Aunque vivió en su propio hogar en California durante muchos años, en un momento dado se dio cuenta de que podía vivir en hoteles, para no tener que declarar al fisco por su residencia. Poco después, la ley cambió, por lo que cualquier persona que estuviera al menos 180 días residiendo en un estado cualquiera, debía pagar impuestos por ello. Entonces, Hughes decidió ir cambiando de hotel y de estado. Cuando tras su muerte, los estados de California y Texas trataron de cobrar los impuestos relativos a su herencia, no pudieron probar que hubiera sido residente legal en ninguno de los dos territorios.

Además, los directivos de sus empresas no percibían grandes sueldos mientras estuvieran en el cargo. Demasiados impuestos. Su plan consistía en que una vez dejaran la compañía, Hughes hacía declaraciones públicas críticas y ofensivas hacia ellos. Y entonces debían demandarle judicialmente por difamación. Por supuesto, el magnate perdía los juicios y les pagaba de ese modo los millones que les debía, ahorrándose otros tantos".

Sin embargo, a medida que fue envejeciendo iba creciendo su transtorno obsesivo-compulsivo, así como la microfobia (terror a los microbios). Me imagino que terrible debe haber sido el momento de la última batalla, en que se dio cuenta que se iba a morir y no podía evitarlo, y que todos sus grandes triunfos no iban a valer nada después de estirar la pata.

Los pobres en cambio ven la muerte como un alivio a los problemas, bueno no todos, porque cuando se murió mi tía favorita yo estuve observando todo el proceso y creo que no le hizo la menor gracia, más bien me pareció que estaba aterrorizada, pero es que ella era una persona muy nerviosa. En todo caso lo racional para un pobre es morirse con alegría ¡no más cuentas por pagar, no más problemas!. Ya lo ven, no es tan malo ser pobre.

Otro problema de los ricos es que el momento de la muerte se lo estiran como un chicle, pueden pasar años en tratamientos dolorosos o molestos. Mi amigo el Pepe que un año antes de morirse estuvo muy cerca con un infarto, me decía que lo peor del hospital no era ni el dolor ni las inyecciones sino la incomodidad: pasar horas y horas en una mala postura sin poder moverse, sin nada que hacer excepto pensar estupideces o lo peor de todo, con un tubo en la garganta, me decía que eso si que era una tortura no por el dolor sino por la incomodidad.

El rico va al doctor y se examina regularmente para que le detecten temprano cualquier problema, claro que eso no ayuda mucho porque pasan atiborrados de medicamentos, tratamientos y dietas, curando enfermedades que tal vez se les revertirían solas sin llegar a saber que las tuvieron. Al pobre cuando le detectan una enfermedad ya es demasiado tarde y si tiene suerte se muere en un par de días como pasó con mi amigo Sixfinger, si Dios premia a los buenos -cosa que dudo- creo que ese sería uno de los mejores premios que existen.

En fin, para que aferrarse tanto a la vida o a la fidelidad, si la Ley de Hierro de Bradanovic es clarísima: "de los cuernos y de la muerte no se salva NADIE", lo mejor es no tener nada aparte de problemas porque como dice el dicho "todo problema tiene solución en esta vida menos la muerte, que es la solución para todos los problemas". Ah, que fúnebre ando hoy, no se extrañen si estiro la pata inesperadamente, sería una gran suerte porque los buenos le tenemos miedo a las enfermedades, no a la muerte.

5 comentarios:

  1. ah, la impositiva es el virus que más temen los acaudalados ! Lo sienten como una verdadera violación...
    Las companías de seguro venden coberturas de "ahorro y vida", una prima que se paga con propósito doble: un jugoso pago si hay un siniestro, si, pero eventualmente hay una devolución del ahorro a reclamo del beneficiario. Las companías compran esos seguros para sus ejecutivos, supuestamente para tenerlos cubiertos, luego estos al retirarse cancelan y retiran el acumulado y no pagaron impuesto a la renta. En suma, este tipo de engañifas son una verdadera industria, Howard era más melodramático al implementarlas.

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  2. Ah, me acordé que los gringos tienen el dicho "de la muerrte y los impuestos no se salva nadie", claro que eso corre muy poco en América Latina, donde el único impuesto que a veces pagamos es el IVA, a veces ni eso.

    Yo creo que evadir impuestos es el crimen más moral que existe, y eludirlos es la obligación de toda persona decente. No me imagino que se pueda ser sumiso ante el recaudador fiscal. ;D

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  3. Saulo, camino a Damasco, vio una luza brillante, cayó al suelo y escuchó una voz del Cielo que le decía: "Saulo. Saulo, porqué me persigues?"
    Y Saulo era recaudador de impuestos.

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  4. ¡El malvado Pablo le cobraba impuestos al Dios Padre! con razón la profesión de cobrador de impuestos tenía tan mala reputación en Judea ;D

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  5. JAJAJA...Pucha tomas parece que te entro el resentimiento contra los ricos...me extraña de ti...pues bien yo creo que un rico ha tenido mas experiencias de vida que un pobre y ademas puede dejar a todos sus parientes bien puestos cosa que el pobre no....creo que ese es el mayor logro de un hombre rico: dejar a sus hijos y descendientes bien puestos cosa que el pobre no puede hacer y con la cual no muere tan tranquilo como tu piensas..eso.

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"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
Yours sincerely, wasting away
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Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"