Loperamida

Por fin una noticia que me alegró el día, me enteré por un comentario en este Templo del Ocio que el ministro Sergio Muñoz acaba de ser expulsado de la Corte Suprema por efecto de la acusación constitucional por notable abandono de deberes. 

Además de perder su silla y el poder que ejerció desde los años de Lagos en la Tercera Sala -constitucional- de la Corte Suprema, quedó inhabilitado por 5 años para cualquier trabajo en el servicio público.

Mirando hacia atrás, la mayoría de estos jueces "activistas" terminan expulsados y con suerte amparados por las ONGs progresistas: Baltazar Garzón, Juan Guzman y ahora Sergio Muñoz, que es el segundo supremo en ser expulsado desde 1990, el otro fue Hernán Cereceda en 1993 por su actuación en una causa de derechos humanos.

Muñoz tuvo como abogado a dos pesos pesados de nuestro foro: Jorge Correa Sutil, uno de los impulsores de la Reforma procesal Penal y Ramiro Mendoza, ex contralor general de la República. No pudieron hacer mucho porque las pruebas de corrupción hablaban por si solas.

Le adelantó el resultado de un fallo a su hija para que se retirara de una compra inmobiliaria, tampoco se inhabilitó e incluso votó a favor en una causa que beneficiaba patrimonialmente también a su hija. 

Además resulta que esta señorita -jueza de garantía- "en los años 2020, 2021 y 2022 - realizó audiencias telemáticas supuestamente desde su domicilio en Las Condes, pese a que en realidad parte de ese período estuvo viviendo en Roma" ¿que tal? Muñoz no solo no hizo nada sino que ayudó a cubrir sus mentiras.

Pero todo esto es cosa sabida y son pequeñas raterías que desde siempre han abundado en el Poder Judicial. El problema real fue la personalidad del juez Muñoz y el síndrome de Hubris que lo atacó desde que fue nombrado supremo por Ricardo Lagos en premio por su actuación en el montaje conocido como "Caso Spiniak" y las cuentas del Banco Riggs al general Pinochet.

Amablemente decían que Muñoz era un juez "frontal que dice lo que piensa", la verdad es que se convirtió en un sujeto abusivo, que manejaba a los relatores como sus lacayos, hinchado de egolatría y mesianismo. No le importaba nada romper la letra de la ley, en sus propias palabras dijo:

“Hoy estamos en un modelo crítico de interpretación de la legislación, racional, ponderado (...) Interpretar el derecho es un arte, no una ciencia (...) uno utiliza todas las fuentes del derecho. No usa única y exclusivamente el texto absoluto de la ley, sino con sus principios, con su historia, con lo que han dicho la doctrina y la jurisprudencia (...)  yo he jurado respetar la Constitución y la ley viva, no el texto escueto de sus disposiciones, sino lo que la inspiró. Sus garantías, sus principios, en todos los aspectos. Entonces, si hay algunas personas a las que no les parece, es lamentable."

Lo lamentable es que un sujeto así haya sido un poderoso juez de la Corte Suprema por tantos años. Jamás Lagos debió nombrarlo, incluso el mismo Lagos se quejaría amargamente más tarde -haciendo referencia obvia a Muñoz- cuando dijo “Terminan siendo los tribunales los que administran el país, y ellos están para hacer justicia”.

Muñoz fue un terrorista de la justicia, un abusador nato que una vez dijo “El Poder Judicial siempre va a responder si es agredido”, hay que tener cuidado con lo que uno dice, por ejemplo este discurso ante los nuevos abogados cuado era presidente de la Suprema, donde dijo:

“(...) las personas tienen plena claridad de lo que constituye un actuar correcto, en especial por el interés que guía su conducta, debido a lo cual se ha dicho, incluso, que no es necesario establecer reglamentos rígidos que contemplen tales principios. Todos sabemos lo que debemos hacer. La atención con que hoy se mira y razona sobre estos aspectos, como el genuino interés de la ciudadanía en torno al tema, dan cuenta de la importancia que reviste para la sociedad y en particular para el ámbito judicial”.

Toda la razón, cualquiera puede distiguir una actuación correcta de una ratería, en este caso actuó mal y le cayó la teja justo cuando se sentía intocable. Nadie es intocable, hasta a Nicolino Locche le llegó un par de combos en su carrera,

En realidad no quiero caer en el fariseismo de criticar las movidas que hizo con su hija. Grandes jueces hicieron cosas parecidas y tal vez peores, por algo los tribunales de Chile apellidos como Retamal, Mera y otros aparecen hasta debajo de la mesa, todos hacen pequeñas movidas y raterías.

Pero eso de creerse intocable, ser abusador y agresivo, intimidar a sus inferiores y para colmo prevaricar, aplicando torcidamente la ley de acuerdo a sus propios intereses y preferencias, es algo que no tiene perdón de Dios. Bien expulsado, aunque por razones menores, Muñoz era un peligro para el país, como dijo una vez José Miguel Aldunate, un antiguo crítico suyo:

"El ministro Muñoz haría mejor en centrar su defensa de la acusación constitucional en los hechos que se le imputan y nada más. Respecto de las sentencias con efectos generales en materia de isapres, la comunidad jurídica nacional ya parece haber concluido de manera prácticamente unánime que se trató de auténticas aberraciones jurídicas, al borde de la prevaricación.

(...) Es habitual que Sergio Muñoz llame los fines de semana a los relatores a su casa para revisar en detalle las causas que se verán esa semana. Es muy estudioso de los temas que se ven en su Sala y es sabido que conduce sin contrapeso la discusión".

Muy bien expulsado de la Corte y esto es una potentísima señal para los otros que quedan con el sindrome de Hubris -ojo piojo señores- tanto va el cántaro al agua que al final se rompe. 

Como comenté hace poco, los fiscales en el Ministerio Público también deben estar tomando Loperamida y aguita de cáscara de granada para la diarrea. 

Por fin las cosas están volviendo a su cauce correcto en Chile, tal como lo esperaba desde hace rato.