Erik Bethel, nunca había escuchado su nombre hasta que vi una serie de entrevistas en el canal Shawn Ryan Clips, sin saber de quien diablos se trataba me impresionó mucho y me di cuenta que -como dijo una vez Fujimori- ne es ningún caído del palto.
Es un pez gordo -gordísimo- de las finanzas globales, me dio la curiosidad y gracias a Santa Wikipedia me encontré con este personaje extraordinario, que me impresionó tanto viendo sus entrevistas.
Bethel es hijo de un diplomático del Departamento de Estado -a todo esto es la cobertura típica de los tipos de la CIA en el exterior- y de madre cubana. Nació en Miami y se graduó como oficial en la United States Naval Academy, sacando luego un MBA en Warthon.
Ha tenido una carrera meteórica, fue nominado por Trump en 2017 como representante de Estados Unidos en el Banco Mundial, con la aprobación unánime del senado. En 2020 fue nominado embajador de los Estados Unidos en Panamá pero esa vez parece que el senado no le dio la pasada, después del bochorno del Capitolio y todo eso.
No es el típico burócrata internacional, empezó su carrera trabajando para Morgan-Stanley, sirviendo en Brasil. Colombia y Mexico. El 2006 se estableció en Shangai donde co fundó su propio fondo llamado Sino-Latin Capital.
De las entrevistas hay dos que más me interesaron mucho, la más impresionante es la que recuerda su experiencia en China.
Dice que en los primeros años estuvo cegado por el espectacular crecimiento Chino y llegó a convencerse que serían un segundo Corea del Sur o un segundo Japón, pero diez o más veces más grande.
Pero con el tiempo empezó a abrir los ojos y cuenta algunas anécdotas que parecen difíciles de creer por lo disparatadas.
Cuenta por ejemplo que llegó a un pueblo a firmar un importante contrato de inversión. En el frente del Hotel había un enorme cartel lumin´so que decía "ha llegado a nuestra ciudad el gran inversionista americano" y cosas así. Lo recibieron por todo lo alto.
Al otro día tocaba firmar, con cientos de personas filmando la ceremonia, el alcalde de la ciudad, cursos completos de emprendimiento, una parnafernalia impresionante. Sentados en la mesa, le pasan los papeles para la firma y lee que la cantidad que aparecía era mucho mayor a lo que habían acordado.
"¿Pero qué es esto?" preguntó y su contraparte china se deshiso en disculpas, explicando que habían tenido que hacer unos cambios de último minuto y que por favor aceptara las nuevas condiciones. El marino dijo "por supuesto que no" y el chino le rogaba, diciendo que no podían echar para atrás el asunto frente a las autoridades y toda la gente.
La cosa es que se paró de la mesa y salió, causando una situación muy desagradable para todos. Iba camino de vuelta a su hotel, cuando lo alcanzó el chino, corriendo y resoplando "no se preocupe"·le dijo "corregiremos la cifra enseguida" volvieron y el contrato se firmó por el monto acordado. Era por si pasaba.
Dice Bethel que "en China vi las cosas más locas que te puedas imaginar" y relata como robaban tecnologías, diseños, planes de negocio, todo frente a sus narices. Fue testigo, como presidente de la Cámara de Comercio Chino-Americana, de incontables jugarretas, todos los días una nueva.
Como por ejemplo un joint venture entre General Motors y una empresa China para desarrollar un citycar, partiendo del diseño de la tecnología del Chevrolet Chevy.
Se robaron todo, después de eso los chinos se retiraron del proyecto, fabricando una copia exacta por su cuenta, hasta el último remache. No solo eso, hasta copiaron el nombre y le pusieron "Cherry" en lugar de "Chevy"
Bethel tiene una visión muy interesante sobre China y también piensa que no tiene escapatoria del desastre, es verdad que el país creció exponencialmente algunas décadas pero igual de rápiso es como va a caer.
Su visión del asunto es muy interesante. Dice que la "Revolución Cultural" de Mao "erradicó cualquier vestigio de moralidad" de la Sociedad China. Lo que lo siguió fue el reemplazo del "Libro Rojo" de Mao por un culto al éxito exonómico, la ambición y el poder.
Y alguien que tiene ambición y no tiene moral ni escrúpulos, va a intentar cualquier cosa para alcanzar sus objetivos. La sociedad entera es arribista y amoral, no tienen límites porque los dirigentes tampoco los tienen, es una sociedad basada en la ambición y el exitismo, sin ningún límite ni culpa.
Esa falta de frenos morales como explicación fundamental del comportamiento en China es algo que yo conocí en los años ochenta, cuando teníamos nuestro embarcador en Hongkong y había que negociar con los productores en Mainland.
Xi Jinping cambió el paradigma de China, que era una sociedad volcada hacia sus propios asuntos, enfocada en trabajar y enriquecerse según el modelo de Deng Xiao Ping, pasó a tener otra clase de objetivos, relacionados con las ambiciones imperialistas.
China es hoy como el cholo quer manda, del que escribía Nicomedes Santa Cruz: "Esa fingida humildad con que el serrano obedece. al toque desaparece si le dan autoridad", ese es el Gobierno Chino hoy, está igual de condenado como estuvo la Unión Soviética y por similares razones.
Muy interesante personaje Erik Bethe, especialmente para nosotros los chilenos. Por suerte ningún gobierno chileno le ha abierto la puerta del estado a los chinos, como lo han hecho Cuba, Venezuela y otros. Cuando China invierte en gobiernos siempre busca los más coimeros.
Por eso Piñera, Lagos y Frei coquetearon descaradamente con los chinos, seguramente estuvieron tentados pero al final tuvieron la decencia de no entregarles el país. Empresas chinas compran empresas chilenas e invieten en sectores importantes, eso no es peligroso.
Ningún problema, siempre y cuando mantengan las manos fuera de nuestro gobierno. El día que pongan un pié adentro estamos fritos, espero que eso no ocurra nunca.
Y es muy probable que con Marcos Rubio en el Departamento de Estado y con Erik Bethel en cualquier puesto importante, a Chile se le abren grandes oportunidades. Chile se debería convertir en el dique impenetrable para los chinos, junto con Argentina.
Ojalá que Rubio y Bethel aguanten a Trump el tiempo suficiente como para que podamos hacer la Gran Muralla del Cono Sur, igual que la que manó a contruir Qin Shi Huangdi para defenderse de los mongoles.
Que nos compren cobre, frutas, soja y todo lo que quieran, pero ni la puntita con sus "megaproyectos" amarrados a créditos tramposos, que les permiten meter un pié y las dos manos en nuestros gobiernos. Ya sabemos lo que pasa cuando entra la puntita.