La acreditación usa de manera abundante los conceptos del control de calidad, sin embargo al hacer una comparación crítica entre el significado técnico de estos conceptos -de acuerdo a la teoría- y el significado que se les da en los procesos de calidad educativa hay grandes discrepancias, de lo que al parecer, poco o nada se ha escrito hasta el momento.
Breve historia de la calidad
La historia de las teorías de calidad nace en los años 30 del siglo pasado, como una manera de minimizar las fallas (mermas) en los procesos industriales. El primer gran impulso que tomaron estas teorías fue durante la Segunda Guerra Mundial, en sectores donde las fallas de calidad podían tener efectos desastrosos.
Por ejemplo en la industria de los paracaídas, como en todos los demás productos, salía un cierto porcentaje de paracaídas fallados que no se abrían. Al masificarse las operaciones aerotransportadas, se empezó a ver con alarma, que una parte importante de las tropas se estaba muriendo en el salto sin llegar a combatir. Esto llevó al diseño de los primeros sistemas de control de calidad del tipo ZF "cero fallas" que hasta hoy se aplica a muchos procesos críticos como por ejemplo la exploración espacial.
En sus comienzos las teorías de calidad se preocupaban principalmente de detectar las "fallas" de fabricación, para lo cual desarrollaron los "estándares". Al fabricar productos perfectamente homogéneos, mejoraba la reputación de calidad -o sea la demanda- y al mismo tiempo bajaban los costos. La mejora de calidad ayudaba a la productividad por ambos extremos de manera simultánea: mayor demanda y menor costo.
Este concepto fue clave en el enorme éxito de la industria japonesa en los años setenta. Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, muchos profesores que habían desarrollado las teorías de cero fallas en USA fueron enviados a enseñar a Japón, que tenía enormes problemas por la mala calidad de sus manufacturas. Estos profesores no solo enseñaron sino que también desarrollaron nuevas teorías que se materializaron en los círculos de calidad, donde los propios obreros eran responsables de la calidad de los productos que fabricaban, recibiendo sueldos variables con incentivos o castigos según sus resultados.
Pero Michael Porter -entre otros- notó que mejorar la calidad, aunque aumentaba la productividad de los procesos no daba una ventaja competitiva real, porque es algo bastante fácil de copiar. Eso explicaba el declive económico de la industria japonesa, que tuvo mucho éxito aumentando su productividad pero sus procesos fueron copiados por otros a menor costo. Si algo genial tuvo Porter fue la intuición de que el valor no está en estandarizarse sino en tomar una posición única, es decir, diferenciarse.
Entonces el concepto de calidad sufrió un vuelco copernicano. Ya no se trataba solo de mejorar la productividad eliminando las fallas y sacando un producto perfectamente homogeneo. Calidad dejo de ser sinónimo de "sin fallas" para convertirse en un "satisfactor", algo que cumple o excede las expectativas de un cliente. Esto cambió el foco, desde las características del producto a la necesidad de conocer en profundidad los deseos y expectativas de los clientes.
Por eso ya no se piensa que un Mercedes es de "mejor calidad" que un Mazda, depende para que lo quiera el cliente: puede que no importe tanto la frecuencia de las fallas como la sencillez de reparación y el bajo precio de los repuestos, por dar un ejemplo. O sea, los productos deben ser diferenciados, porque los clientes tienen distintas necesidades y deseos. Eso es lo que está detrás de la teoría de Calidad Total: centrarse más en las expectativas del cliente que en las características del producto.
Que pasa con la educación
Resulta que cuando hablamos de "calidad de la educación" todos la entendemos en la práctica como el rendimiento de los alumnos ante una batería de pruebas estandarizadas, como son las pruebas PISA, SIMCE o la Prueba de Selección Universitaria. Mientras más alto el promedio de puntajes obtenidos, mayor es la calidad de la educación recibida. El sistema de acreditación de instituciones y carreras no es muy distinto: se fijan ciertos estándares de metros cuadrados, instalaciones, grados de los profesores, publicaciones, etc. viendo en que medida estos se cumplen.
La justificación de esta idea de calidad es exactamente la misma que en los años 30: desechar los productos fallados que no cumplen con el estándar. Puede ser valioso que un ingeniero chileno sea profesionalmente indistinguible de otro ingles o norteamericano en la misma especialidad, porque la ingeniería es una profesión estandarizante en cuanto al corpus de conocimientos requeridos, pero que un egresado de la educación media tenga una formación estandar no tiene ningún sentido ni utilidad práctica, al contrario, puede ser un gran defecto.
Incluso en profesiones que parecen muy homogéneas como la ingeniería, no está claro que una formación estandarizante sea la mejor y ciertamente no es la única posible o útil.
Y aquí aparece la gran discrepancia entre la idea de calidad de la educación y las teorías de calidad: la calidad en la educación no está centrada en las expectativas ni en las necesidades del cliente, en lo más mínimo. Bajo esa óptica, una educación de calidad es simplemente la que desecha los productos defectuosos que no cumplen con la norma, tal como era la teoría de calidad en los años treinta, y se usan métodos estadísticos así como criterios normativos muy similares. El resultado obvio es la insatisfacción creciente de los clientes, es decir la peor calidad según la definición moderna del concepto.
Las ideas de calidad en la educación están capturadas por uno de los grupos de interés en juego: los profesores. Ellos son quienes estudian y definen los parámetros así como los procedimientos para establecer la calidad y por eso los diseños corresponden a sus propios intereses. La producción estandarizada es lo más sencillo para los profesores, porque se reduce a cumplir con una serie de requisitos formales, además ellos mismos controlan los instrumentos de medición por lo que resulta casi trivial manipular las conclusiones.
Aunque las autoridades acreditadoras y pedagógicas usan en abundancia el lenguaje de la teoría de calidad total, con conceptos como mejora continua y similares, los procesos de acreditación en la práctica, así como los indicadores y rankings, se construyen con total ignorancia de las ideas teóricas que subyacen detrás de la moderna idea de calidad.
Estandarizar la educación equivale a considerarla como un commodity, o sea un bien que no tiene ningún tipo de diferenciación. Las acreditaciones y ranking de instituciones parten de la base de "commotidizar" la educación y eso explica en gran medida la mala calidad subyacente en muchas instituciones y carreras, porque si hay algo que necesita de valor diferenciador es precisamente la educación.
Paradojalmente la única manera de mejorar la calidad de la educación es eliminando toda clase de regulaciones y procesos acreditadores ¿que florecerán las escuelas y universidades garage con mímimas exigencias? bienvenidas sean, que sean los propios clientes -apoderados en educación básica y media, alumnos en educación superior- quienes decidan que clase de certificado quieren tener y los empleadores que clase de gente van a contratar.
Las mismas aprensiones aparecieron al abrirse las puertas para crear universidades privadas y colegios particulares subvencionados a principios de los ochenta y hoy vemos como se están comiendo crudos a los fiscales. Competencia, diversidad y diferenciación, es la única manera en que la calidad de la educación puede mejorar en términos reales. Hasta mañana.
Por supuesto que la educacion no es un comodity, porque el conocimiento no es un bien escaso. De hecho es lo unico que se puede reproducir a costo infimo. El conocimiento se mantiene artificialmente escaso por intereses economicos.
ResponderBorrarMV
Interesante los de la escasez, ni lo había pensado. Lo de commodity me refería por la falta de diferenciación: los commodities son mercaderías estandar que no tienen ninguna diferenciación por ejemplo una onza de oro es exactamente igual independiente si la produjeron en Perú o en Rusia, lo mismo una tonelada de soya, etc. No son productos diferenciados.
ResponderBorrarLo de la escasez del conocimiento es un punto interesante. Pero educación no es lo mismo que conocimientos, el conocimiento en general puede ser muy abundante pero el proceso de adquirirlo y poder usarlo no es automático, toma tiempo adquirir el manejo del álgebra a una persona, por ejemplo, pese a que es un conocimiento abundante tal como dices.
¿Que pasaría si el proceso se pudiese hacer más o menos automático, por ejemplo colocando un chip o algo así? Probablemente el conocimiento perdería gran parte de su valor económico, hay un costo de transferencia importante en esto.
Supe que Cecilia Bolocco estaría participando en el diseño interior de un BMW; ¿cual será la calidad involucrada en esta gestión?...
ResponderBorrarEste tema sí que me dejó para adentro...
Aventuro una razón; es un referente para las nuevas clases altas emergentes latinoamericanas, con una generación ya adinerada y entrando en la siguiente, pero que aún no dejan de lado el toque "Mayami Stail".
O es una nueva Pininfarina; este sería la posibilidad B.
¿Alguna idea al respecto que aportar?; ¿alguan posibilidad C?
Atte: Juan y 8/9
Ah, la Sra. Bolloco es referente de calidad en Chile pues, ganó Miss Universo en 1987 -calcula, 24 años atrás- y su imagen todavía le da importantes beneficios económicos: es rostro de grandes negocios y todo eso. No conozco el caso de ninguna otra Miss Universo que haya durado tanto en la atención pública, bueno, a decir verdad es la única que ubico.
ResponderBorrarNo es raro que la contraten para diseñar el interior de un auto, en una de esas sale que también es sucesora de Pininfarina o de Coco Chanel, vaya uno a saber, es la gente que compra y paga.
Le presento mi protesta diplomática sobre los cortes vacunos que nos muestra. Los cortes deben ser:
ResponderBorrarhttp://www.arrebeef.com/cortes.php
Señor Ulschmidt: su protesta podría ser perfectamente interpretada como acto hostil y dar lugar a un "causus belli".
ResponderBorrarLa forma de cortar a un vacuno es una característica que afecta de manera directa al honor nacional.
En todo caso me gustaron los cortes argentinos y especialmente ese que se llama "mata hambre", de puro leerlo me abrió apetito!
Mientras acá se presentan argumentos, en otro lugar del país preparan a una niñita presidente de una federación de estudiantes que apenas obtuvo el 2.4% de los votos para salir a rechazar inmediatamente la propuesta que hará el gobierno hoy por la tarde. Hay que defender a los malos profesores como sea. La calidad e la educación no le importa a nadie.
ResponderBorraroh, el matambre es una delicia. Creo que en algunas partes se llama "manta". Es como un manto de carne con grasa, puede prepararse extendido o arrollado y con adobes, o macerado en leche o en vino y especias, o simplemente a la parrilla. bocato di cardinale.
ResponderBorrarAnónimo, lo que a mi me impresiona es la ingenuidad del gobierno que no se da cuenta que el paro ya no tiene nada que ver con la calidad, con la educación y ni siquiera con los intereses de los profeores (que ya están haciendo pilatos para que la huelga se termine) Se lo tomaron los que quieren hacer aparecer a Chile como ingobernable, e particular el partido comunista, que les da lo mismo que se pierda el año escolar porque SUS propios intereses son más importantes. Es la minoría colocando su agenda a través del chantaje social. Y en gobierno cayendo en el juego.
ResponderBorrarUlschmidt en Chile ese corte se divide en varios otros pero creo que lo que más se parece es lo que acña llamamos "malaya", es especial para hacer arrollados, deliciosa si se cuece a fuego muy lento por varias horas