Poco a poco he ido cumpliendo con todos los trámites desagradables que venía postergando. El viernes viajaré a Tacna para discutir con mi socio de los últimos detalles del proyecto binacional y la próxima semana lo mandamos, ya ni me importará si lo aprueban o no, lo importante es que tengo un problema pendiente menos.
Cuando tengo esas piedras en el zapato que me preocupan las somatizo de diferentes maneras. A veces me aparece una alergia y me ando rascando todo el día con lo que me salen unas manchas rojas por todos lados. El año 2008 cuando trabajé en Tacna me salió una especie de granos o espinillas en la cabeza que picaban como el diablo, me duraron tres años, después de probar con todo finalmente desaparecieron agregando un poco de bicarbonato al shampoo.
En estos días he tenido un maldito dolor de estómago que me viene apenas me acuesto y me da problemas para dormir. Es el stress que tiene que salir por algún lado, incluso un completo vago como yo tiene stress, como será los que trabajan.
Hace muchos años leí la extraordinaria historia de Félix Kersten, el masajista personal de Heinrich Himmler que era el único que lo podía aliviar de los terribles dolores de estómago que le causaba la tensión nerviosa al Reichfhurer. Es increíble como se ponen duros los músculos del abdomen sin que nos demos cuenta cuando estamos bajo presión, a otros les pasa con las mandíbulas o los músculos del pecho, esos provocan el falso ataque cardiaco.
Contrario a lo que se piensa la somatización del stress no le ocurre a las personas nerviosas, sino a los tranquilos, que andan siempre de buen genio y casi nunca pierden la calma, los nerviosos explotan en el momento y son muy alaracos en cambio los que hacemos del autocontrol una disiplina no tenemos esa salida natural que son los gritos y estallidos de pánico o mal genio, entonces somatizamos. Es el malestar de los Ned Flanders.
En fin, espero que se me pase luego aunque no siempre las causas son tener cosas pendientes o problemas de plata, a veces son mucho menos evidentes pero ya estoy acostumbrado. Desde chico siempre he tenido esas cosas así es que ni vale la pena preocuparse... al menos de manera consciente.
Es raro lo del miedo, siendo uno de nuestros instintos más básicos y poderosos se expresa de manera diferente en cada persona. He conocido algunas personas que han estado en guerra o en trabajos muy peligrosos y recuerdo que todos eran muy nerviosos y cobardes, preocupados excesivamente por todo, pensando siempre que algo malo les podía pasar. Me imagino que esa debe ser una reacción natural porque si fuesen impasibles como los "duros" de las películas se volverían locos, probablemente liberan el stress demostrando el miedo.
En cuanto al valor, he notado que los estereotipos del cine o de los libros son todo lo contrario de la realidad. Las personas más peligrosas son casi siempre los más cobardes, normalmente es más seguro pasear por el lado de un león que frente a una rata acorralada, los asesinos son frecuentemente muy cobardes y nerviosos, actúan por desesperación, igual que las ratas acorraladas. Por eso los tipos chicos y flacos son normalmente más peligrosos que los grandes y fornidos.
Hoy si que estoy aburrido y sin tema, he pasado todo el día terminando el maldito proyecto y ya no me queda una sola idea en la cabeza, estoy tan escaso de ideas como de pelos en mi cabecita. Ah, me acabo de acordar que me estoy quedando cada día más pelado, otra razón para preocuparme, dolor de estómago e insomnio seguro para hoy, que diablos. Hasta mañana.
Mas personas mueren corneadas por vacas que por toros,
ResponderBorrarMV
Claro, y mira este otro "más peligroso que un travesti enojado".
ResponderBorrarMe tocó comprobarlo personalmente en los años 90 después de quebrar yo arrendaba una pieza en una casa con puros traficantes y travestis, bueno, un día llegó un tipo recién salido de la cárcel, típico choro que se cree malo y todos le teníamos un poco de susto. Un día tuvo la mala idea de empezar a molestar a un travesti, este lo aguantó como 4 o 5 días hasta que finalmente se enojó y le dio una paliza que casi lo mata, se lo tuvieron que sacar a la fuerza el tipo estaba completamente descontrolado.
Pero la cosa no termina ahí, muchos años después yo venía de Tacna tomando un taxi para Arica y en el asiento de adelante se instalan los dos muy emparejados, los tórtolos muy respetuosos hicieron como que no me reconocían y yo igual me hice el leso. Allí se cumplió ese otro dicho "quien te quiere te aporrea"
un cierto pariente lejano mío sufría de algo en la piel y somatizaba por ahí. Le apodábamos "el Mamchado". Cuando le salía una nube roja a un costado del cuello era particularmente irascible. En general todos le seguían la corriente estudiando sus señales de colores - pudo ser un interesante principio evolutivo a hombre-camaleón, pero feneció sin dejar descendencia.
ResponderBorrarjajaja que buena la historia de Ulchmidt. Me imagino a esa persona, sería como tener un cartel: "no me weveen, ando enojado". Si no me creen vean mi cuello...
ResponderBorrarUslchmidt, mmarq33, había un comic muy bueno en la antigua revista "La Bicicleta" de dos esposas conversando, una le decía a la otra respecto de su marido que cada año o le venía una alergia o le daba una paliza y hacía el recuento "en 1987 una picazón del diablo, igual que en 1988, pero el 2000 me dejó tres costillas rotas y el 2003 fui a parar al hospital más de un mes".
ResponderBorrarEn eso se quedan calladas y aparece el marido, un tremendo elefante al que se quedan mirando expectantes. En la próxima viñeta el marido se empieza a rascar: scratch, scratch y las mujeres...¡fiuuuuu!