Prospectiva: cursos de acción para el gobierno

El diagnóstico: pasado y presente

El gobierno está en un tremendo lío. Hasta el cuello por una seguidilla de acciones equivocadas que la presidenta Bachelet y su gente vienen cometiendo desde antes de asumir. La primera ocurrió hace varios años, cuando dijo "la izquierda sale a la calle, la derecha tiembla" esta declaración ya nadie la recuerda, pero es probable que se haga realidad en poco tiempo, cuando le pase lo mismo que a Gonzalez Videla y no será "la derecha" precisamente la que se pondrá a temblar. Otra es la famosa "retroexcavadora" de un diputado, que iba a "destruir los cimientos aniquilosados del modelo neoliberal de la dictadura" un ejemplo más de delirante torpeza retórica. Tienen pésima memoria y no recuerdan la bravuconada de Altamirano que decidió el golpe militar de 1973. Hay muchos ejemplos donde las retóricas, sin querer, se convierten en dinámicas.

Caval
Cuando candidata, la presidenta tuvo la imprudencia de ayudar a su hijo en el negocio de Caval. Como muchos otros chilenos yo tengo pocas dudas que conoció el asunto y le echó una manito. Los políticos hacen eso todo el tiempo por sus parientes, sin sospechar que iba a desatar esa furia resentida tan característica de los chilenos, que pueden ver los delitos más espantosos sin inmutarse pero no soportan que alguien gane mucha plata de manera fácil. Con la envidia nacional no se juega. A todo esto yo no considera que el negocio de Caval sea tan espantoso, los políticos hacen cosas peores todos los días, frente a las narices de todos y nadie se inmuta. Mas que algo corrupto fue un acto bien estúpido. Mucho más si planearon una estafa inventando la oferta de los "inversionistas mexicanos", pero eso se verá en el juicio, en el que dudo mucho que Silva persista.

Reformas, Penta, Soquimich
Llegada al gobierno se rodeó de una corte de incapaces, charlatanes y secundones, la llevaron presentar reformas que- a menos de un mes de aprobadas- se mostraron como fiascos impopulares. Nunca había visto que una reforma fuera impopular recién aprobada como pasó con la tributaria y la educacional.  Lo de Penta y Soquimich creo que fue el error más grosero y se lo atribuyo al mismo personaje que ideó la reforma tributaria, el director de Impuestos Internos Sr. Jorrat, un eterno postergado del servicio, que cuando por fin se vió con algo de poder se demoró minutos en dejar la grande. Resulta que inventaron un delito -que aparece muy bien explicado en este artículo- el que tiene metido al gobierno en un zapato chino, aparentemente sin solución.

El futuro: cursos de acción

1. Permanecer inmovil
Esto es lo que ha hecho el gobierno hasta ahora, está paralizado, la presidenta como pasmada aparenta que nada está ocurriendo y los ministros repiten que todo está bajo control y hay que "dejar que las instituciones funcionen". Eso es lo que ocurre hasta ahora y lo que se podría esperar a partir de la personalidad de la presidenta, porque en su manera de ser está el esconderse y evitar los problemas hasta que desaparezcan. Lo malo es que esta vez queda mucho por escalar, no pararon a tiempo al fiscal Gajardo (personaje extraño como pocos) y será muy difícil evitar que el SII y la fiscalía inicien cientos -tal vez miles- de querellas por el delito que recién inventaron. Aunque al final todas queden en nada porque en algún momento tendrán que hablar los tribunales, el daño al sistema político es enorme. Creo que Gajardo es el único que podría estar contento con ese panorama. Ante una bola de nieve que se aproxima, quedarse inmovil es una pésima idea.

2. Arrancar hacia adelante
Es el "caiga quien caiga" que desea la turba ignorante, y que alientan unos cuantos demagogos irresponsables. Significa ni más ni menos que continuar la persecusión de estos seudo-delitos para satisfacer a la chusma. Siguiendo la idea de la bola de nieve equivale a correr al encuentro de esta. Si permanecer inmovil era mala idea, arrancar hacia adelante por hacerse el simpático es la peor idea de todas, porque traerá una popularidad de apenas unos meses, con suerte, hasta que todo se derrumbe y probablemente llegue un populista al poder. Es la apuesta de los demagogos y dudo que el gobierno la siga porque necesita de arrojo y locura, tal vez algo de locura haya en la presidenta pero de arrojo, nada.

3. Enfrentar la situación y arreglar los problemas
Lo malo de esta alternativa es que tiene costos, económicos y de impopularidad. Como sabemos los políticos aborecen pagar el costo de sus errores y le tienen terror pánico a ser impopulares. Pero a mi modo de ver es la única salida y en algún momento es lo que se tendrá que implementar. Son dos los problemas que deben enfrentarse y para no alargarme eternamente colocaré en pocas palabras como -según yo lo veo- deben ser solucionados

3.1. Caso Caval y nepotismo
El nepotismo es un problema enorme y que hasta ahora los políticos se las han arreglado para ocultarlo, ignorarlo  o justificarlo. Pero ya no más, la gente simplemente no acepta más esta suerte de privilegios hereditarios, gracias a una sucia cuchufleta de mediados de los 2000, introducida por Eduardo Frei Ruiz-Tagle a la Ley de Probidad. El caso Caval indignó tanto por la facilidad para enriquecerse siendo "hijo de", ese es el quid del asunto y no tiene otra lectura posible.

La solución es muy sencilla aunque dolorosa: se deben ir despedidos todos los parientes de autoridades de la administración pública, todos, no debe quedar ni uno y para eso basta reponer y ampliar la inhabilidad que siempre existió al respecto. Además se debe ampliar la figura de "negociación incompatible" para que cualquier conducta asociada al nepotismo pueda ser penalmente perseguida a la primera. Eso solo haría más contra la corrupción que cientos de leyes , es fácil y sencillo e implementar, aunque será muy doloroso para los hijos, nietos, nueras, primos y demás sanguijuelas que viven directa o indirectamente de plata del fisco. Esta medida es la primera porque sería extremadamente popular y es muy fácil de implementar.

3.2. Caso Penta, Soquimich y otros por venir
Lo más urgente es destituir al director del Servicio de Impuestos Internos, que ha hecho dos daños incalculables al gobierno y a todo el país: uno con la fallida reforma tributaria y otro con la invención de la "falsedad ideológica" un tipo así no debería tener ninguna posibilidad de estar en un cargo público, es una amenaza no tanto por perverso como por falto de luces.

Sin Jorrat, el SII debe salir a explicar en que y como se equivocó al iniciar estos juicios, explicarlo con manzanitas, de manera clara para que lo entienda hasta el más tonto. También debe reconciliarse con la gente, poner en claro que su función es recaudadora y no de policía tributaria, dejando sin piso a los megalomanos de la fiscalía. "Mejor ponerse una vez colorado que diez veces amarillo".

Esos juicios deben desistirse cuanto antes porque llegará el momento en que no se podrá acreditar nada y a los jueces no les va a hacer maldita gracia cargar con el muerto, que es lo que ocurrirá finalmente. Me extraña que la Suprema no haya sacado la voz, todavía mas cuando muchos pensamos que el presidente está estrechamente aliado con los partidos afines al gobierno. Los van a usar y luego los dejarán freirse solos. Hay dos refranes que vienen al caso "sacar las castañas con la mano del gato" y para el presidente de la Suprema "mal paga el diablo a quien le sirve". Aprovecho de aclarar que esta es una opinión meramente política, sin ningún ánimo de injuriar (por si las moscas).

Una vez hecho esto sería conveniente -aunque no indispensable- reemplazar la actual ley de financiamiento a los partidos políticos, que se olviden de regular los aportes porque eso es imposible y se concentre fuertemente en la transparencia de los aportes y del gasto. Al final eso es lo único que interesa.

Si por esas cosas de la vida son tan imbéciles como para pretender aprovecharse de la crisis para que el estado les de todavía más plata, eso sería el acto estúpido en su dimensión máxima, perfectamente podrían pagarlo con sangre, si no ahora en un plazo no muy largo. Con la furia de la chusma no se juega.

Como nunca antes he usado las negritas para enfatizar ciertas frases. Ese es un pecado nefando de la redacción que no he cometido nunca y prometo no volver a hacerlo. A menos que la gravedad de la situación lo amerite, claro.