Lituma en los Andes

Acabo de terminar de re-leer Lituma en los Andes, debe ser la tercera o cuarta vez que leo ese libro lúgubre, desagradable, pero tan potente. Aunque no me da ningún gusto leerlo como me alegran sus demás libros debo reconocer que puede ser la mejor y más profunda de sus novelas. Es una ficción llena de verdad, la verdad no siempre es muy agradable.

Esta novela se basó en una experiencia real y muy traumática de Vargas Llosa, cuando a principios de los años ochenta fue nombrado presidente de una comisión investigadora por la matanza de ocho periodistas en Ayacucho. al parecer los periodistas fueron confundidos con terroristas de Sendero Luminoso, o "sinchis" del Ejército, nadie lo sabe y fueron asesinados por los habitantes del pueblito de Uchuraccay perdido en la puna peruana de Ayacucho.

Ese asesinato masivo jamás se aclaró completamente, le trajo innumerables dolores de cabeza a Vargas Llosa y hasta una acusación por encubrimiento, lo dejó en un estado de choque depresivo por mucho tiempo y seguramente esta novela, que escribió después de esa experiencia, seguramente para exorcizar sus demonios. Una de las víctimas del asesinato de Ayacucho, el gráfico Willy Retto alcanzó a fotografiar el salvajismo de lo que pasó, la cámara se encontró botada tiempo después.

Las fotos son escalofriantes y la historia quedó en misterio para siempre, no hubo sobrevivientes y a los probables asesinos nadie les pudo sacar una sola palabra, hasta el día de hoy. La novela es especial para los seguidores de Vargas Llosa porque se entrecruza con historias de otras novelas del mismo autor, de hecho el cabo Lituma es el personaje literario favorito de Vargas, un cabo de la Guardia Civil del barrio de Castilla en Piura, aparece y vuelve a aparecer en casi todas sus novelas.

Son muchas cosas las que se juntan en esta desagradable novela que la hacen tan significativa para mí. Durante Mi aventura en la selva conocí por primera vez la puna, pasando por lugares impresionantes: Azangaro, San Anton, Macusani, Tantamaco.

Si mal no recuerdo ese es el último pueblo -si puede llamarse así al campamento y las pocas casas de la comunidad agrícola- en el punto más alto, en la punta del cerro, justo antes del muro que corta a cuchillo en vertical, unos 3.000 metros para bajar por un camino escalofriante a la selva. Todo es extremo allí, el clima, el paisaje y el peligro, la vida humana vale poco o nada, nadie se preocupa mucho por la propia y menos por la de los demás. Cuando llegamos allí yo pensé que estaba en el pueblo de Naccos, el mismo de la novela Lituma en los Andes. Nunca antes me había visto dentro de una novela como esa vez.

Sin embargo cuando volví de ese viaje no quise releer el libro, me había deprimido lo suficiente como para que no me quedaran ganas de releerlo. Pasó el tiempo y empecé a conocer el altiplano chileno en mis aventuras por el Volcán Tacora, también leí más acerca de las superticiones o tradiciones sobre los apus, pishtacos y todo eso, entonces me animé a releerlo un par de veces.

Ahora lo volví a leer y cada vez se me hace más fácil pasar las partes lúgubres, debe ser como los doctores que con el tiempo se insensibilizan frente al dolor ajeno. En fin, para alguien que no haya leído mucho los libros de Vargas Llosa, no le recomiendo este libro, es más bien para seguidores como yo, y mucho mejor si han tenido alguna experiencia o acercamiento con ese mundo alucinante que es la puna peruana, con sus campesinos y con los años de Sendero Luminoso, solo así se puede entender bien este libro.

Vargas Llosa tiene muchos libros más fáciles y agradables, este es solo para los verdaderos aficionados, "no para cualquiera, solo para locos" como decía el libro de Hesse.