Irlanda y Chile

Productividad y eficiencia
La productividad en principio es un concepto muy sencillo: hacer más con menos, por ejemplo la productividad del trabajador consiste en que los resultados de su trabajo generen más valor económico empleando menos horas de trabajo. Podemos asimilar más o menos productividad con un caso especial de la eficiencia.

Cuando un chileno quiere lucirse en un discurso
En Chile, cuando un líder empresarial, un economista o una autoridad política dan un discurso sebre el asunto y quieren impresionar al populacho que escucha, dicen cosas como esta: “Chile produce 25,9 dólares por hora, en cambio el promedio de los países OCDE es de 52 dólares por hora”

Y los ignorantes sacan de inmediato la conclusión que los trabajadores en Chile son peores que los de la OCDE. Otros aún más tontos afirman que la productividad es baja ¡porque en Chile se trabaja demasiado! así es que la genial solución que proponen es acortar las jornadas de trabajo y con eso la productividad se irá a las nubes.

Estos cálculos de la productividad del trabajo se hacen  dividiendo el producto interno bruto (o sea el total monetario de toda la producción) por el total de horas asalariadas trabajadas en el país. Entonces estos genios concluyen algo así como  "si las horas tienden a cero la productividad tenderá a infinito". Brillantes.

Lo peor es que aberraciones como la semana de 40 horas terminan convertidas en leyes, porque los que hacen las leyes son en su mayoría unos vagos que en su mayoría no han trabajado un día en su vida y se forran de plata, entonces piensan que esa es la forma para que el país sea más productivo. Con eso no hacen otra cosa que hundirnos más en el pantano en que estamos metidos.

Cuidado con las comparaciones
La cifra de productividad del trabajo hay que tomarla con pinzas, no es que no sirva sino que hay que ser capaces de entenderla. Por ejemplo el año 2019 el país más productivo del mundo era Irlanda, donde una hora de trabajo se traducía en  109.5 dólares de Producto Interno Bruto. Mientras que en Chile, esa misma hora de trabajo generaba solo 30.2 dólares.

Bueno, pero ¿que diablos significa eso? Varias cosas, la primera y más obvia es que Irlanda se está enriqueciendo a un ritmo mucho más rápido que Chile.

La segunda ya no es tan evidente, y es que la productividad depende mucho del tipo de industria que predomina en el país. Cualquiera que sea la calidad de los trabajadores, si un país produce diamantes su economía será muchísimo más productiva que si produce papas, porque la relación costo/precio de venta del primero podría ser mucho más alto.

Y para que decir si ese país produce un intangible tecnológico, como los servicios de computación, que tienen un costo insignificante en comparación con los gigantescos ingresos que producen por venta. Este es el caso de Irlanda precisamente.

La estrategia de Irlanda
Me contaba Tom McDonnell que cuando Irlanda ingresó a la Unión Europea, recibió un aporte de varios miles de millones de euros para ponerse al día con los demás socios. Y ocurrió entonces el milagro que los políticos a cargo del país en lugar de robarse la plata -como ocurrió en España, Grecia y prácticamente todos los demás socios pobres de la Unión- la usaron bien.

Porque tenían una estrategia, que consistía en un plan masivo de formación de programadores. No ingenieros de sistemas, ni informáticos ni nada de eso, mayormente programadores, capaces de escribir código en C++ o en Java, Scipt, Visual Basic, Pyton o cualquiera de los programas que usan la industria y los negocios con frecuencia.

Yo recuerdo muchos años atrás me hice amigo en la web de un irlandés que solo programaba en Visual Basic, un lenguaje que casi no enseñaban acá en Chile, tenía una consultora y le iba estupendo. Había estudiado con esa plata del gobierno.

Esa era solo la mitad del plan
Bueno, esa era la mitad de la estrategia, la segunda mitad fue convertir a Irlanda en un paraíso impositivo para las grandes corporaciones. El Gobierno Irlandes ofreció ventajas fiscales enormes para que las grandes compañías se fueran a instalar allá.

Tal vez recuerden que años atrás compañias como Intel, Microsoft, Apple, Google y otras por el estilo anduvieron buscando lugares fuera de Estados Unidos donde establecerse. Resulta que el crecimiento explosivo de las ganancias de esas empresas le había abierto el apetirto a los recaudadores de impuestos del Tío Sam y empezaron a buscar donde moverse.

En estas cosas lo fundamental es la codicia fiscal que perciben las empresas, Irlanda fue el país que les abrió las puertas incondicionalmente y además les dijo que llevaba años proparando programadores para los lenguajes que ellos usaban. Así fue como dieron el gran golpe y por eso un trabajador irlandes produce 3.6 veces más que uno chileno.

Inclusive en Irlanda la productividad del trabajo es 1.03 veces más productivo que uno de Estados Unidos, porque ese país tiene mayores impuestos y sueldos más altos así es que -pese al enorme tamaño de su economía- es superado por un país enano como es Irlanda.

¿Podemos hacer nosotros lo que hizo Irlanda?
Tal vez pudimos haberlo hecho en los ochentas, pero actualmente es imposible. Ni en sueños, ya que tenemos diferencias culturales abismantes. Porque el chileno típico no entiende la naturaleza de los problemas.

Por ejemplo un chileno tratando de imitar a Irlanda llenaría las universidades con carreras de informática, sin darse cuenta que los ingenieros informáticos no sirven para nada. Lo que se necesita son programadores, escritores de código limpio, no ingenieros.

Los programadores no son ingenieros
La gente que no conoce el negocio se imagina que los programadores son tipos extraordinariamente inteligentes y creativos, nada más lejos de la realidad. La programación es un trabajo muy mecánico y lo que menos necesita es creatividad, se necesitan tipos extremadamente meticulosos, ordenados y enfocados, nada más que eso.

Un programador competente se puede preparar desde cero en menos de un año, no necesita hacer ninguno de los cursos de ciencias básicas ni menos de matemáticas, tampoco de ciencias de la ingeniería aparte de lo más básico y superficial, todo eso es inútil porque la programación es un trabajo de obreros, no de intelectuales. Mientras menos piensen, mejor.

¿Ingenieros de sistemas? Claro, pero un puñado muy reducido, formados en las propias empresas. Esa es una profesión de muy poca demanda porque lo que aprenden en la universidad no les sirve de nada: solo pueden aprender trabajando.

Y lo más importante, por cada ingeniero se necesita un ejército -miles- de hormigas escribiendo código, limpio y eficiente, que es un trabajo que cualquiera puede hacer con un año o menos de adiestramiento. Eso en Chile nadie lo haría porque ni siquiera les cabe en la cabeza algo así. Y esa es la realidad.